Justo cuando agoniza la “luna de miel” de Enrique Peña Nieto con una buena porción de ciudadanos, se cumple apenas el primer semestre de la gestión del mexiquense. Por eso resulta inevitable una primera valuación.
¿Cómo califican los ciudada-nos la gestión de Peña Nieto, a seis meses de iniciada? Se podrían plantear cinco escenario posibles; muy buena, buena, regular, mala y muy mala. ¿Cuál prefiere usted?
Ya sabemos que todo ejercicio estadístico debe eliminar los extremos, ya que los adictos a Peña Nieto dirán que el primera semestre es muy bueno, en tanto que desde el primer minuto de iniciado el gobierno los malquerientes expresan que la gestión de Peña ha sido muy mala, además que terminan con los consabidos insultos. También es cierto que en seis meses es imposible evaluar un gobierno que será de seis años.
Pero más allá de los malos humores, odios y resentimientos de los antipeñistas, lo cierto es que la naciente gestión de Peña Nieto ha tenido lo mismo buenos resultados, que otros regulares y, de plano, muchos muy malos. ¿Cuáles son los buenos resultados?
LO BUENO
Les guste o no a los malquerientes y a quienes alucinan a Peña Nieto, lo cierto es que el llamado Pacto por México es uno de los mayores aciertos del gobierno del mexiquense. Más aún, el Pacto y sus primeros resultados –reformas como la educativa, de telecomunicaciones y la financiera–, ya colocan a México como mo-delo de eficacia. Sin embargo y, en apego al rigor de los hechos, se debe reconocer que El Pacto por México fue una idea original del PRD, a la que se sumó el PAN y, al final, el gobierno de Peña.
Y el acierto del Pacto y de sus primeros y escasos resultados fue tal que, por esa misma razón –por lo exitoso–, se ha convertido en objeto del deseo y la tentación golpista de sectores del PAN y del PRD. Todos saben que los llamados “Calderonistas” del PAN le hacen “asquitos” al Pacto y qui-sieran ser ellos los promotores y conductores. Y como eso es imposible, prefieren su demolición. Pero en la cancha de las izquierdas los “Morenos” de AMLO han hecho, hacen y harán todo por reventar el Pacto.
Por lo pronto, nadie conoce la fecha de caducidad del Pacto y, es muy probable, que en 40 días veamos que nuevamente se tambalea, una vez que se den a conocer los resultados de la elección del 7 de julio, en 14 estados, pero de manera especial en la de Baja California, en donde todo indica que el resultado se pactó.
Pero además, entre lo bueno del gobierno de Peña, destaca la rápida respuesta en la detención de la profesora Gordillo; la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción, de la Comisión de Búsqueda de Desaparecidos; del Consejo Nacional de Protección Civil, el blindaje electoral, y los aciertos en la destitución de Humberto Benítez Treviño como procurador del Consumidor y la destitución de delegados de Sedesol.
Además, ha resultado un éxito –por lo menos momentáneo–, el cambio de estrategia en la lucha contra el crimen organizado que diseñó la Secretaría de Gobernación –que redujo las cifras reales del número de personas muertas en todo el país–, y el intento por contener la ingobernabilidad en regiones depredadas por las mafias criminales y educativas, como Michoacán; todo ello sin olvidar el éxito de la PGR en la liberación de los perseguidos políticos del gobierno de Calderón y la exitosa proyección de México en el exterior. Por todo lo anterior Peña Nieto debe llevarse un aplauso.
LO MALO
Sin embargo, la otra cara de la moneda no se puede ocultar ya que –nos guste o no–, está a la vista de todos. Y es que no hay duda que la cara sucia del gobierno de Peña Nieto se llama impunidad. ¿Impunidad? Sí, la incapacidad de los tres órdenes de gobierno y de los tres Poderes de la Unión para no castigar a los infractores de la ley y a los responsables de delitos graves o muy graves.
Y es que cuando se produjo la impensable detención y encarcelamiento de la profesora Gordillo, muchos ciudadanos imaginaron que –ahora sí–, los mexicanos tendrían gobierno. Es decir, que el manotazo de Peña Nieto contra la lideresa del SNTE se podría repetir con otras mafias del mismo sector educativo y de otros gremios y espectros políticos. Pero no fue así; hoy siguen en libertad pillos como el líder petrolero, Carlos Romero Deschamps; el del desaparecido SME, Martín Esparza y exgo-bernadores como los de Tabasco y Aguascalientes, entre muchos otros.
Pero la impunidad va más allá. Apenas hace horas, en Morelos, un puñado de habitantes de una comunidad secuestró a seis policías federales, dentro de su patrulla, y amenazó con quemar-los vivos. En un hecho de risa loca, la autoridad federal estable-ció una impensable negociación de la ley, el derecho y la aplicación de la justicia. Los policías fueron liberados a cambio de que la autoridad federal liberara a cuatro detenidos que habían cometido delitos considerados como graves.
Hace una semana, en una comunidad de Michoacán, habitantes del lugar secuestraron a un piquete de militares armados, en respuesta a que los militares detuvieron a cuatro pobladores que portaban armas de uso exclusivo del Ejército. De nuevo la autoridad federal negoció la justicia y la aplicación de la ley. En el colmo –y ya en el extremo de la risa loca–, un grupo de normalistas de Michoacán secuestró durante más de una semana 70 camiones y vehículos de todo tipo, en demanda de privilegios. ¿Y qué creen? Sí, la autoridad cedió, dio lo que pedían los normalistas y nadie pagó por los delitos.
Meses antes, todos vimos en televisión, en vivo y en directo, la forma en que integrantes de la mafia de la CNTE y la CETEG de Guerrero causaron graves daños y protagonizaron delitos mayores que afectaron a miles de personas y… otra vez se negoció la aplicación de la justicia. Desde hace una semana los pillos del SME tienen bloqueada una de las principales avenidas del DF, frente a Gobernación, y nadie hace nada, Ni Peña Nieto, ni Miguel Osorio y tampoco Miguel Mancera. Bueno, en una perla de la impunidad reinante, el pasado viernes, ma-riachis de Garibaldi bloquearon el Eje Central, en demanda de que gobierno dejara en libertad a cuatro de sus compañeros a los que la autoridad llevó a prisión por faltas administrativas.
La crisis de impunidad se produce en todo el país, en donde nadie respeta la ley y menos la autoridad. Sólo falta que los criminales organizados realicen un plantón para conseguir el perdón. ¿A qué le temen Peña Nieto y sus colaboradores?
LO FEO
Y lo feo del gobierno de Peña Nieto es el regreso del autoritarismo al más puro estilo del viejo PRI. Ejemplos; el dedazo para nombrar a César Camacho como presidente del PRI y el manoseo del caso Florance Cassez.
twitter-@Ricardo Aleman Mx |www.ricardoaleman.com.mx
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