Fiel a su estilo, López Obrador prepara su regreso a la política nacional con una gran movilización en la Ciudad de México. Será el ocho de septiembre en el contexto de las reformas energética y hacendaria. Esa será su plataforma para quedarse con el liderazgo de la izquierda y convertirse en el principal opositor al gobierno de Peña.
Hasta ahora, el tabasqueño había mantenido un bajo perfil. Viajaba por el país formando su nuevo partido, MORENA. En cuanto el IFE lo registre, AMLO ya no dependerá ni del PRD, que está dominado por dos grupos (el de los llamados Chuchos y el que comanda René Bejarano), ni del PT, que regentea Alberto Anaya, ni de Movimiento Ciudadano, liderado por Dante Delgado, ni de otros grupos izquierdistas como el de Marcelo Ebrard, Amalia García, Graco Ramírez o Ricardo Monreal. López Obrador será amo y señor de MORENA.
Podrá hacer lo que se le pegue la gana sin tener que negociar con otros actores de la izquierda. Y su apuesta es, a partir de septiembre, quitarle fuerza a las otras organizaciones y liderazgos de izquierda para llegar al 2018 como el único e indiscutible candidato presidencial de esa opción política.
AMLO tratará de aglutinar a la izquierda oponiéndose a dos reformas que se contemplan debatir este segundo semestre del año. Por un lado, la energética donde, de acuerdo a filtraciones que se han hecho a la prensa, el gobierno pretende autorizar la participación del capital privado en la exploración y explotación de pozos de aguas profundas y de aceite y gas de esquisto bituminoso (shale oil y shale gas). Para tener contratos que permitan esto, se deberá reformar la Constitución. Una coalición del PRI con el Verde y el PAN podrían hacerlo. No se necesita a la izquierda para sacar adelante esta reforma.
Por tanto, más que oponerse en el Congreso, López Obrador lo hará donde mejor opera, es decir, en las calles, en la protesta pública. Su postura es y será muy clara: el petróleo no debe privatizarse, la Constitución no debe modificarse ni una coma en esta materia y la única manera de resolver el problema petrolero es acabando con la corrupción en Pemex. Son tres posiciones muy simplistas que tienen la cualidad de ser fácilmente comprendidas. En cambio, cualquier intento de reforma será difícil de explicar. El valor de López Obrador es que sabe movilizar a la gente con consignas sencillas y pegajosas.
Lo mismo en el caso de la reforma hacendaria. Ahí todavía no hay detalles de lo que pretende el gobierno. No obstante, AMLO ya anunció que viene la generalización del IVA, lo cual implica la aplicación de ese impuesto a alimentos y medicinas, más un aumento de la tasa del 16 al 19 por ciento. Quién sabe de dónde sacó el tabasqueño esta información pero, cualquier intento de incremento de los impuestos, que ciertamente resulta algo impopular, sobre todo cuando la economía no está pasando por buen momento, será motivo de oposición por parte de López Obrador con su misma receta: movilizando en las calles con consignas simples y populares.
El regreso de López Obrador, con esta estrategia, pondrá en un brete a todos los grupos de izquierda que tendrán que decidir si se suman o no al ex candidato presidencial.
Los Chuchos, quienes hasta ahora han cooperado con el gobierno dentro del Pacto por México, tendrán que resolver si siguen así para diferenciarse de López Obrador o si se retiran del Pacto. En caso de que Peña proponga una reforma constitucional en materia energética o la generalización del IVA, será insostenible la permanencia de este grupo en el Pacto: corren el riesgo de que el PRD se vacíe por una salida masiva de militantes hacia MORENA.
El grupo de Bejarano, como es su tradición, medirá quién tiene más fuerza y con quién les conviene irse para maximizar sus posiciones políticas en el Distrito Federal. Si ven que AMLO es el bueno, ahí estarán ellos, junto a él, en primerísima fila.
Por lo que toca a Ebrard, estos días ha tratado de diferenciarse tanto de los Chuchos como de AMLO sin éxito. Su propuesta de reforma petrolera, que delineó en un artículo periodístico, es bastante anodina: no tiene mucha "carnita". Atrapado en el error de no haberse lanzado a la Presidencia cuando era Jefe de Gobierno del DF, Marcelo comienza a parecerse a Cuauhtémoc Cárdenas afirmando que los problemas se resuelven por una cuestión de voluntad política.
En fin, que ahí viene López Obrador de regreso y los que más están temblando son los grupos y líderes de la izquierda porque saben que va, una vez más, por todas las canicas.
Twitter: @leozuckermann
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