O P I N I Ó N
F E D E R I C O R E Y E S H E R O L E S
Libertad y honra
"...la libertad es individual y requiere de un mínimo de prosperidad para ser real". ¿Quién será? Liberal sin duda. Al centro el individuo, porque lo social como tal, quimera o ciencia, sólo lo podemos vivir los individuos. Los porcentajes representan, son fríos. Pobreza patrimonial, de capacidades, extrema, quieren decir mi casa se cae a pedazos, no sé leer o sumar, tengo hambre, ayer tuve hambre, mañana tendré hambre. ¿Será acaso Isaiah Berlin, uno de los grandes liberales del Siglo 20? Podría ser.
Pero el autor es muy realista: sin un mínimo de prosperidad no hay libertad. Qué libertad es esa donde se tienen que pedir dádivas, donde alguien calla por miedo a perder el alimento. El mínimo de prosperidad es, en el fondo, dignidad, dignidad para todos. El que tiene lo mínimo garantizado no baja la cabeza y dice lo que piensa, puede hacerlo, debe hacerlo. El que tiene un mínimo no pide, no espera dádivas o favores. La riqueza no es el objetivo, son los mínimos para todos. Un trabajo digno, un ingreso regular, educación, vivienda, salud, pensión. Mínimos para la libertad y la dignidad. Claro, podría ser John Rawls el gran filósofo y autor de la Teoría de la Justicia. Debe ser él. Mejor regresemos al texto, quizá haya más pistas.
"La libertad... es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos". ¿Los cielos? Ni Berlin, ni Rawls utilizarían esa expresión. Pero es un autor de avanzada, la libertad no es una concesión de un hombre a otro hombre, no hay súbditos a la espera de la gracia del monarca. La libertad está concedida de entrada, por los cielos, en su interpretación. Es ius natualista, la libertad ya está en el ser humano al nacer, pero hay que cultivarla para que florezca y ese jardín es el de los mínimos. No habla de Dios, porque si así fuera podría ser Santo Tomas, el aristotélico, el gran escolástico no hubiera dejado ir la expresión Dios. Pero el desconocido habla de los cielos. El ius naturalismo, la idea de derechos naturales, fue una auténtica revolución. Los derechos humanos, hoy tan comunes, tuvieron ahí una piedra de toque. ¿Quién será?
"¡Venturoso aquel a quien le dieron un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que el mismo cielo!". Eso es libertad. El pan no es un fruto, no existe por sí mismo, es una creación, pero si existen las riquezas naturales. Venturosas las naciones a las que los cielos les dieron con qué hacer el pan. Tierras para cultivar, mares para pescar, bosques, selvas, energía para calentar el hogar, para cocer los alimentos, para mover a un país. No hay dotación perfecta, no hay país que la tenga y además los recursos naturales por sí mismos no garantizan nada. David Landes, el gran historiador económico, lo mostró con solidez en La Riqueza y la Pobreza de las Naciones. Los ríos pueden ser una maldición que divide e inunda, pero también un cauce para transportar. Los mares pueden ser amenazantes y aislarnos, pero también se les puede navegar y comerciar a través de ellos. Para llegar al pan de nuestro autor de marras, hay que trabajar, transformar.
"...por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida...". La libertad y la honra son un deber, debemos trabajar para obtenerlas. No es idealismo, es un fiat ético. Debemos aventurar la vida y hacer lo que sea necesario, pues sin libertad y sin honra la vida no vale nada. Esa es la esencia: llevar los mínimos a quien no los tiene, garantizar el pan, el techo, la educación, la salud, el empleo, la remuneración adecuada, la pensión al final de la vida. Mínimos para todos.
¿Y nuestro México? No es el cuerno de la abundancia, no tiene ríos navegables, no tenemos demasiada tierra cultivable y además la calidad es muy irregular. Pero nuestro territorio es vasto, tenemos miles de kilómetros de costas y mares muy amplios que no explotamos a cabalidad, somos muy biodiversos, uno de los campeones en el mundo, pero tampoco lo aprovechamos. La frontera con Estados Unidos era una pesadilla hasta que decidimos comerciar en serio con nuestro vecino del norte. Los desiertos no los podemos cultivar, pero nuestro México tiene mucho sol y tampoco lo aprovechamos. Al viento lo estamos descubriendo cuando en otros países ya es fuente de prosperidad. Destruimos nuestros bosques y selvas. Algo está mal en nuestra actitud hacia la dotación de los cielos. +
En las próximas semanas, sabiendo que el desempleo no cede, que la pobreza no disminuye, que la seguridad social no abraza a todos, que los techos no alcanzan, que la educación necesita más, que la desigualdad crece, etc., habremos de discutir cómo aprovechar mejor el sol, el viento, el gas, el petróleo que los cielos nos dieron. Se discutirán asuntos áridos y complicados: concesiones o contratos. Pero ojalá y no se nos olvide que en el fondo estamos hablando de lograr los mínimos para todos los mexicanos lo antes posible, que el verdadero nacionalismo radica en que los integrantes de la nación vivan con dignidad, que debemos aventurar la vida, que estamos hablando de libertad y de honra que hoy muchos mexicanos no tienen.
¿Quién será el autor que le habla a un tal Sancho?
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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