Una vez al año los asuntos públicos pueden esperar. Siguiendo la consigna de Robert L. Stevenson: “No hay deber que descuidemos tanto como el de ser felices”. Leonardo Curzio agrega cada mañana, al cerrar su noticiario, un adverbio: “Sea usted rabiosamente feliz”. Intentémoslo, con rabia. Nuestro mundo, con todas sus amenazas y horrores, también nos ofrece como nunca antes la posibilidad de acceder a muy diferentes gozos. Hoy, que para muchos es día de hogar, de cariño, de generosidad, entrego al lector una lista de sugerencias, de gozos asequibles. Quizá sea tarde para esta Navidad, pero para gozar hay más tiempo que vida.
Por cierto, la felicidad es un tema que ya lleva años de estar cobrando fuerza. Cada vez hay más investigaciones serias sobre ese estado del alma, si se me permite el término. Acaso se puede ser feliz en la pobreza, qué tanto dinero se necesita para serlo, hay o no una relación. Pero la felicidad también se inventa, por eso es un misterio. Los índices de satisfacción con la vida fueron —hace casi un siglo— la puerta de entrada a la discusión. Hoy una nación como Bután planea sus estrategias de gobierno a partir de un índice de felicidad. El tema da para mucho, le recomiendo Una historia de la felicidad, de Darrin M. McMahon. No es un libro nuevo (Taurus, 2006), pero sigue siendo útil para ordenar las ideas y comprender la evolución del término.
Ya recomendé El ruido eterno, de Alex Ross, ese apasionante viaje por la historia del siglo XX a través de su música orquestal. Ahora el crítico musical del New Yorkernos regala otra apasionante provocación, Escucha esto, también en Seix Barral. Allí encontrará usted los perfiles de los grandes clásicos como Mozart o Schubert, pero ahora en función de la música contemporánea. La meta: “Cruzar la frontera de la clásica al pop”, es un trayecto hacia los orígenes. De pronto se encontrará usted leyendo sobre John Cage o Bob Dylan y las influencias escondidas detrás de ellos.
En los terrenos de la música, una obra poco conocida, pero muy bella, es la Misa de los niños, del británico John Rutter. Si usted tiene cierta resistencia a la música sacra, si El Mesías, de Händel, le parece un plomo o ya no puede recibir otra dosis más como ocurre con El Cascanueces, dese la oportunidad de una misa fresca, marcada por la alegría de la voz de los niños. Desde hace décadas la música sacra se reinventa con fuerza. Henryk Górecki ya nos estremeció con su Tercera Sinfonía. Rutter es el otro extremo: canta a la vida. Por cierto, ¡qué falta hace Ernesto de la Peña! Por fortuna el IMER ha tomado la sabia decisión de conservar al aire sus materiales en el 94.5 de FM, cápsulas y programas del gran erudito que se fue hace un año. Entre sus programas destaca Música para Dios, que se sigue transmitiendo todos los domingos a las 10 de la mañana.
Pero los cantos al Creador no desvanecen la rudeza de la vida de millones. El documental de Malik Bendjelloul —Searching for Sugar Man— pertenece a ese lado. El personaje y su historia son increíbles. La banda sonora con la música de Sixto Díaz Rodríguez es nuevo territorio. Otra sugerencia, una serie llamada a ser un clásico es The Men Who Built America (History Channel). Tres discos, ocho episodios que explican la historia de cinco gigantes de la empresa en EU: Vanderbilt, Rockefeller, J. P. Morgan, Carnegie y Ford. De las barcazas y los vapores, los trenes como sistema circulatorio de Estados Unidos, del sorpresivo “oro negro” y el queroseno para iluminar las casas, al gran acierto de apostar por la Corriente Alterna para dar vida nocturna a las ciudades. El automóvil como la gran revolución y también las crisis financieras del Tesoro y su necesidad de pedir dinero prestado a los grandes potentados. Ahí está el origen de la regulación para controlar los monopolios y favorecer la competencia. Rápida, aleccionadora, muy informativa.
Arquitecto, escultor, pintor, un creador en toda la expresión de la palabra. La obra de Fernando González Gortázar, la edificada y la que se quedó en proyecto, reunida en Resumen del fuego, edición de la Universidad de Guadalajara. Próximamente una muestra de ella estará en el Museo de Arte Moderno. No se le puede ir. Basada en la extraña novela de Mark Haddon la obra El curioso incidente del perro a medianoche, de gran éxito en Londres y Nueva York, llegó a México con una excelente puesta en escena, dirección y actuaciones de primera. En México hay muy buen teatro aunque nos cueste admitirlo. Teatro de los Insurgentes, saldrá reconfortado.
Si mi biblioteca ardiera esta noche, de A. Huxley, Ensayos sobre arte, música, literatura y otras drogas, el subtítulo lo dice todo, sin desperdicio (Edhasa). Desgarrador y a la vez edificante. La invencible, de Vicente Quirarte (Joaquín Mortiz). La excelente pluma del poeta, ensayista, investigador, abocada ahora al tema de la relación con su padre. No hay retorno, el tatuaje es permanente. Una joya. Sean felices con rabia, para seguir la receta de Leonardo.
*Escritor
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