domingo, 26 de enero de 2014

Diego Petersen Farah - Peña, las facturas de Michoacán

Sobre las autodefensas hay dos hipótesis: la primera es que el gobierno, en una mala decisión, las alentó y las dejó crecer. La segunda es que crecieron a pesar del gobierno, esto esto es, que el Gobierno federal y los estatales de Michoacán y Guerrero, fueron incapaces durante un año de frenar su desarrollo. Según el presidente Peña Nieto es falso que su gobierno haya alentado el desarrollo de estas guardias blancas, lo cual no es, en apariencia una buena noticia. La mala es que entre una decisión errónea o la incapacidad del Estado para ofrecer seguridad, hubiéramos preferido lo primero, porque si seguimos el discurso del Presidente el desarrollo de los grupos armados en los municipios es simple y llana incapacidad.





Aceptada la explicación de Peña Nieto la pregunta siguiente es por qué tardaron tanto en intervenir, cuál fue la lógica del Gobierno Federal para dejar el que agua les llegara al cuello a los habitantes de Tierra Caliente antes de tomar la decisión de desarmar a las autodefensas, al narco y tomar control del territorio. Desde el punto de vista que se quiera ver hay claramente una omisión frente a un tema que no se gestó en un día, las autodefensas llevan más de un año, y el problema de Tierra Caliente más de diez. Lo que es insostenible es que el gobierno haga como que todo va por su curso natural.
La estrategia de no hablar de la violencia y sacarla de las primeras páginas de los periódicos nacionales e internacionales fu sin duda muy buena, pero era evidente que eso funcionaría por un tiempo y que ese "período de gracia" debía ser utilizado para reducir los índices la violencia, sobre todo la violencia de alto impacto. El gobierno no quiso, no pudo, no supo, "haiga sido como haiga sido", bajar la violencia y hoy nuevamente estamos en la primeras planas de todo el mundo con el tema de Michoacán y es fecha que no se define claramente cuál es la estrategia de combate al crimen organizado y cuál la de reducción de la violencia.
Recuperar Michoacán va a ser un proceso largo y muy costoso para el gobierno de Peña. Son muchos años de impunidad y políticas fallidas e inconclusas. Fox la dejó correr y permitió que creciera la violencia; Calderón fue inconsistente, bajó la guardia por motivos políticos y lo único que logró fue el fuego se reavivara con más fuerza. Peña no tiene opción, tendrá que que ir a fondo, con un alto costo económico, en vidas, en derechos humanos, en imagen nacional e internacional. No hay manera de enfrentar a un crimen organizado arraigado territorialmente como el de los Templarios sin pagar, una a una, todas las facturas, pero no hacerlo tiene un costo mucho mayor.


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