"Todo Estado está fundado en la violencia".
Trotski
Se antoja paradójico que militantes de la izquierda defiendan acciones de grupos paramilitares, especialmente cuando están integrados por pequeños empresarios o agricultores que buscan proteger sus propiedades o combatir el crimen... causas usualmente asociadas a la derecha.
Los gobiernos que más admiran los militantes de la izquierda de nuestro país, como Cuba y Corea del norte, nunca aceptarían que un grupo pretendiera armarse para mantener la seguridad o para hacer justicia por propia mano.
Quizá la primera explicación es que, para la izquierda mexicana, el antipriismo es más fuerte que la misma coherencia ideológica. Fausto Vallejo es un gobernador priista y el gobierno federal de Enrique Peña Nieto es también, por supuesto, priista.
Protestar por el desarme de las fuerzas de autodefensa es una manera de expresar un rechazo no a uno sino a dos gobiernos priistas. Es una oportunidad extraordinaria de matar dos pájaros de un tiro. Claro que no vimos las mismas protestas cuando Lázaro Cárdenas Batel del PRD era gobernador de Michoacán y obtuvo apoyo del gobierno federal del panista Felipe Calderón para combatir la violencia en el estado.
Tal vez hay una razón más de fondo para el apoyo a los grupos de autodefensa. Al contrario de la izquierda europea, como la del Partido Socialista Obrero Español o el Partido Laborista británico, la mexicana sigue siendo profundamente marxista.
Apuesta, como los viejos partidos comunistas, a un desplome de los regímenes burgueses que tarde o temprano llevará a un estallido revolucionario y al establecimiento de un Estado socialista o comunista.
Un gobierno que pierde el monopolio del uso legítimo de la fuerza está condenado a desaparecer. Esto lo han manifestado pensadores tan distintos como Maquiavelo, Max Weber, Lenin o Trotski. Lo que ha venido ocurriendo en la Tierra Caliente michoacana es la pérdida de ese monopolio.
La ausencia de un Estado eficaz ha hecho que se multipliquen los grupos con acceso a armas que buscan defender por la fuerza sus intereses o sus derechos. Es una situación que presagia el colapso del gobierno.
Si la izquierda estuviera en el poder, nunca permitiría la proliferación de grupos armados. Gobiernos de izquierda tan distintos como el de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela o el de los hermanos Castro en Cuba se han dedicado de manera sistemática a acabar con la oposición, pero sobre todo aquella que debilite el monopolio del Estado sobre el uso de la fuerza.
Cuestionar primero en Michoacán a los gobiernos estatal y federal por no enfrentar la violencia para después criticarlos por desarmar a los grupos paramilitares es promover el fracaso del Estado para preparar el terreno para un colapso del sistema.
Supongo que como táctica política tiene lógica. Pero yo prefiero desear la mejor de las suertes a los gobiernos de Vallejo y Peña Nieto en su empeño pacificador. Así, si la izquierda regresa al poder en Michoacán, cosa que no me sorprendería después del desastre en la entidad de los últimos años, podría construir un mejor futuro sobre una base más sólida que las cenizas de un estado destruido.
El poeta
Juan Gelman, fallecido este 14 de enero, fue un valiente luchador social dotado de un talento extraordinario de expresión. Perdió más que la vida ante la represión: a su hijo y a su nuera embarazada. En México encontró la patria que alguna vez dejó en Argentina.
"Y había un país entre la vida y la muerte / donde todo era consolación y hermosura".
www.sergiosarmiento.com
Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=214808
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