miércoles, 12 de marzo de 2014

Eduardo Ruiz Healy - La Línea 12, otro caso del mal uso de nuestros impuestos

El Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) de la Ciudad de México anunció ayer que durante los próximos seis meses estarán cerradas 12 de las 20 estaciones de la Línea 12 del Metro, lo que significa que no habrá servicio en todo el tramo que va de Atlalico a Tláhuac, que incluye la zona elevada de la línea. La decisión afectará la vida de unos 435,000 usuarios. El cierre, explicó el STC, es “por problemas de construcción” y durará el tiempo que sea necesario para que se “realicen los estudios, correcciones y mantenimiento necesarios para resguardar la seguridad de los usuarios”. En pocas palabras a sólo 17 meses de haber sido inaugurado con bombo y platillo por el entonces Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard Casaubón, y el entonces presidente Calderón, no sirve gran parte de la obra que nos costó 26,000 millones de pesos a todos los mexicanos.

La Línea 12, que estaba proyectada para permitir que los trenes del Metro viajarán a una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora, están tan mal construida que no permite que vayan a más de 35. Desde su inauguración han tenido que ser cambiados 4,800 durmientes y 11,000 grapas que sirven para sujetar los rieles a los durmientes. El desgaste de los rieles ha provocado graves daños en las ruedas de los trenes y por ello seis de los 30 convoyes están ya fuera de servicio.








A lo anterior hay que añadir un sinfín de defectos en diversas estaciones que van contra la comodidad y seguridad de los usuarios. Esto no debe extrañarnos, ya que de acuerdo a la Auditoría Superior de la Federación la mal llamada “Línea Dorada” fue entregada con faltantes que hasta hoy aparentemente no se han cubierto.
Durante los 498 días que han transcurrido desde que fue inaugurada la Línea 12 por los cada día más desprestigiados Ebrard y Calderón se han derogado decenas de millones de pesos por concepto de su mantenimiento, dinero que a fin de cuentas fue tirado a la basura.
Algo huele muy mal en la Línea 12. Ayer mismo, Alonso Quintana, el director general de ICA, una de las empresas que la construyó, dijo que “La obra se hizo bien, fue certificada, aceptada por el gobierno del DF y hay un tema que tiene que ver con los trenes, que no son compatibles con la vía, pero la vía se hizo como se tenía que hacer. Nuestro alcance [del consorcio Carso, Alstom e ICA] era tener los 25 kilómetros de obra, más las vías, más la catenaria, más la electrificación, los trenes no eran parte de nuestro contrato, los trenes se los arrienda (el Metro) a CAF” (la operadora del Tren Suburbano)..
¿Y que dijo ayer sobre este asunto el responsable de este desastre? En Culiacán, ciudad en donde estaba buscando el voto de los perredistas para convertirse en el próximo presidente nacional del PRD, Ebrard dijo, con el desparpajo de los cínicos consumados: “Yo estoy muy tranquilo y orgulloso de esa línea y respaldo que la autoridad considere que debe hacerse una suspensión; ellos tienen la responsabilidad operativa, les reiteró yo estoy tranquilo y limpio de cualquier proceso”.
Él estará muy tranquilo, quienes no podemos darnos el lujo de estarlo somos millones de mexicanos al que fueron despilfarrados o mal gastados 26,000 millones de nuestros pesos, más los que se han gastado en obras de “mantenimiento” más los que se acumulen hasta que los desperfectos sean corregidos.

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