Nos enteramos de su dimisión, como de otras cosas importantes ocurridas durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, por medio de un mensaje enviado por Twitter, esta vez por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien hasta hace dos días fue el superior inmediato de Mondragón.
A las 5:14 de la tarde (Hora del Centro) del pasado domingo pasado escribió en su cuenta @osoriochong: “Acepté la solicitud de @mondragonykalb de retirarse del campo operativo e incorporarse a tareas de diseño estratégico en materia de seguridad”. Inmediatamente después, por medio de un segundo tuit dijo que “El próximo martes haré el anuncio oficial. Nuestra gratitud al Dr @MondragonyKalb por su eficiente y patriótico trabajo”.
Para variar y fiel a la costumbre del sistema político que por igual respetan priístas, panistas y perredistas, Osorio no explicó las verdaderas causas del retiro del médico cirujano y contralmirante, porque eso de dejar el “campo operativo” para dedicarse “a tareas de diseño estratégico” no es una explicación satisfactoria ni convincente porque Mondragón ya dedicaba parte de su tiempo a esas “tareas”, porque una de las funciones de la Comisión Nacional de Seguridad, según señala el Artículo 36 del Reglamento Interior de la Secretaría de Gobernación, es la de “someter a consideración del Secretario las propuestas de políticas, acciones y, en su caso, instrumentos de planeación, así como estrategias en materia de seguridad pública, que se deban presentar al Consejo Nacional de Seguridad, así como la política criminal que deba proponerse al Presidente de la República”.
¿Qué puede haber ocurrido para que Mondragón renunciara?
Algunos dicen que la diferencia de edades entre él y Osorio Chong impidió que pudieran lograr una comunicación óptima. El primero tiene 77 años y el segundo 49. Una distancia de 28 años los separa. Pertenecen a dos generaciones distintas y es lógico suponer que no siempre estuvieron de acuerdo en asuntos importantes. Se rumora que sus diferencias fueron intensificándose durante los últimos meses hasta llegar a provocar una ruptura entre ambos.
A lo anterior debe añadirse el hecho de que muchos priístas aceptaron a regañadientes su designación por considerarlo un traidor a su partido. No olvidan que fue en gobiernos priístas en donde hizo gran parte de su amplia carrera política, la cual incluye dos subsecretarías: la del Deporte, dentro de la Secretaría de Educación Pública, y la Forestal y de la Fauna, dentro de la Secretaría de Agricultura. Tampoco olvidan que por invitación del hoy desprestigiado Marcelo Ebrard se fue a trabajar en 2002 en el gobierno defeño del entonces perredista Andrés Manuel López Obrador y de 2006 a 2012 en el del propio Ebrard. El rumor dice que algunos de esos priístas ocupan puestos importantes dentro del gobierno de Peña Nieto e hicieron todo lo posible para que Mondragón no pudiera realizar su labor con eficiencia. Como ejemplo de uno de sus fracasos citan a la nunca activada Gendarmería Nacional, la policía de élite que durante su campaña electoral prometió crear Peña Nieto para encargarse de la seguridad en zonas estratégicas y municipios de alto riesgo.
Los rumores más recientes aseguran que la fuga de cinco reos del Centro Federal de Readaptación Social No. 9 de Ciudad Juárez, el pasado 14 de marzo, selló el destino de Mondragón y Kalb. Después de todo, la administración de las cárceles federales es una de las funciones de la Comisión Nacional de Seguridad y el gobierno federal no quiere que las fugas de sus cárceles se vuelvan costumbre, como ocurrió en el sexenio de Felipe Calderón.
Un rumor adicional afirma que el sábado, un día antes de su anunciada renuncia, Mondragón tuvo una “fuerte discusión” con su ahora exjefe.
Rumores, a fin de cuentas. Lo único seguro es que en el corto plazo no conoceremos las razones de la renuncia de quien hasta el domingo pasado fue el Comisionado Nacional de Seguridad.
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