En esa gran capacidad de humor involuntario que tiene el Estado mexicano, las autoridades de facto en Michoacán escogieron el 10 de mayo, el mero día de la madre, como fecha para el desarme de las autodefensas. Bueno, eso dijeron las autoridades, porque más tardaron en anunciar y festejar el gol que el abanderado de las autodefensas en levantar la bandera para anularlo: no es desarme, pues no entregarán las armas, tan solo las guardarán y no es desmovilización, pues se reservan el derecho a actuar en el momento que lo crean conveniente.
Vamos a suponer, y solo a suponer, que las autodefensas no tienen una agenda política y de control territorial propia y que efectivamente muertos los capos mayores de los Templarios se les acabó la rabia. Más allá de eso hay preguntas básicas a las que aún el Estado no ha dado respuesta:
Las organizaciones criminales han dado muestras, una y otra vez, de su gran capacidad de recomposición y reorganización ante la caída de sus líderes, ¿qué nos hace pensar que en Michoacán no se está dando un proceso de sustitución de liderazgos? Son muchos años, casi una generación completa, que este grupo ha vivido del comercio de sustancias ilegales, la extorsión y el cobro de piso. No sólo no saben hacer otra cosa, no quieren hacer otra cosa que seguir explotando esa organización criminal. Ya el sexenio pasado cantamos este triunfo con la supuesta desaparición de La familia que luego reapareció como Caballeros Templarios (el argumento de que Calderón era muy torpe y estos sí saben cómo hacerlo, es demasiado simplista).
La caída del secretario de gobierno de Michoacán, Jesús Reyna, como presunto protector y vínculo del gobierno con la organización criminal es sin duda una buena noticia, pero también una gran puerta a la duda: ¿cuál es el papel del gobernador Fausto Vallejo en toda esta trama; cuántos funcionarios más hay en la nómina de Los templarios; quiénes son los verdaderos líderes de la organización? De estas respuestas depende en gran medida la capacidad de reorganización del grupo.
Pero el elemento más delicado, y que más alimenta el pesimismo de una desmovilización de las autodefensas, es la cercanía del proceso electoral. Lo que se juega en Michoacán en 2015 es mucho más que una gubernatura y 113 presidencias municipales, son los presupuestos que estas dependencias tenían ya asignados a los Caballeros Templarios. La batalla electoral será por la sobrevivencia y la prevalencia de los grupo criminales y la posibilidad de que las armas salga de debajo de los colchones es altísima.
El diálogo entre autoridades y grupos movilizados en sin duda una muy buena noticia, pero de ahí a que podamos cantar victoria y decir que a las autodefensas se las llevara la madre en su día, hay un gran trecho.
Leído en http://www.sinembargo.mx/opinion/18-04-2014/23248
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.