S A R A S E F C H O V I C H
¿Con qué calidad moral?
Todos los días se descubre algún negocio que funciona en la ilegalidad. Y no me refiero a los que tradicionalmente son así pues por la materia misma de su quehacer, la moralina y la hipocresía sociales, no se les permite otra cosa, como los que tienen que ver con prostitución o con trasiego de droga, sino que me refiero a los que no tendrían por qué serlo.
Por ejemplo: la compra-venta de propiedades. Un lector me mostró las escrituras, con todos los sellos y firmas originales, de un terreno que le dieron en garantía por un préstamo y cuando no le pagaron y fue a buscarlo para cobrarse, simplemente no existía.
O el otorgamiento de servicios. Parece increíble que a cualquier automovilista lo detengan porque ese día no circula pero que existan taxis "pirata" hasta en el aeropuerto.
O la cantidad de centros de casinos y antros, oficinas y fábricas, comercios y clínicas médicas, empresas financieras, basureros y pistas de aterrizaje sin papeles ni permisos que funcionan como si tal cosa o que venden productos prohibidos y hasta se anuncian.
Que esto suceda se debe en parte a nuestra cultura de no respetar la ley, algo que parece ser voluntario. Hace poco una señora, lideresa en su barrio, fue acusada de invadir casas pero un Diputado la justificó: "¿Eso era legal? —le pregunta—, No —responde— pero sí era legítimo para sus agremiados".
Otra parte se debe a que las leyes, normas y regulaciones no son claras y hasta son contradictorias, ya que los trámites para echar a andar cualquier negocio son engorrosos, largos y caros, a que los burócratas de las ventanillas y funcionarios no hacen su trabajo y a que existe la enorme corrupción sobre la que se sustenta todo el funcionamiento del País.
Además de la ilegalidad está el fraude. Todos los días se descubre alguno. Los más recientes: los de las empresas Oceanografía y Representaciones y Distribuciones Evya, ambas prestadoras de servicios a Pemex, una acusada de un desfalco de 400 millones de dólares, otra de 30 millones a Banamex-Citigroup.
Y además del fraude y la ilegalidad está la evasión. Todos los días se descubre algún negocio enorme, nacional o transnacional, que no paga impuestos. La minera Grupo México debe más de 11 mil millones de pesos, la Cervecera Modelo ocho mil, Coca Cola dos mil y así montones de empresas de construcción, panificadoras, embotelladoras, televisoras, grandes tiendas y un largo etcétera, según datos que dio el Servicio de Administración Tributaria. ¿Por qué a ellos no los amenazan o les quitan sus propiedades como a los ciudadanos? Aún recuerdo cuando Banamex se vendió a Citibank y no pagó impuestos por ese meganegocio o cuando Wal Mart le echó la culpa al contador y se arregló con el fisco para cubrir su adeudo pero le condonaron los intereses. Usted como ciudadano ¿ha conseguido algo así?
La pregunta es: ¿Con qué calidad moral nos exige la Secretaría de Hacienda presentar nuestras declaraciones de impuestos, justificar cada peso que recibimos o que gastamos, mostrar veinte identificaciones para cualquier cosa, dar explicación tras explicación a los burócratas sobre nuestros negocios o actividades y montones de garantías para un préstamo mientras en el País florecen la ilegalidad, el fraude, la falta de pago de impuestos y la corrupción? ¿Para quién valen las leyes y los controles, porque desde las grandes corporaciones y los políticos poderosos hasta cualquier médico o economista medio abusado pueden saltárselos y tener sus negocios en la ilegalidad o interpretar la ley a conveniencia o no pagar impuestos o hacer fraude?
La semana pasada un amable lector me felicitó por lo que llama "mi empeño en recordarnos nuestras lacras de convivencia nacional". Pero ¿cómo no hacerlo si cada día hay más desvergüenza en el manejo de los asuntos públicos?
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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