Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo”.
José de San Martín
El 77 por ciento de los mexicanos piensa que la selección nacional vencerá al equipo de los Países Bajos, mejor conocido como Holanda, en el juego de octavos de final que se llevará a cabo este próximo domingo en el estadio Castelao de Fortaleza.
Pero no será fácil. El equipo neerlandés no sólo es el actual subcampeón del mundo sino una escuadra que ha mostrado un desempeño excepcional en esta Copa del Mundo. Ha calificado a la segunda ronda con foja perfecta de tres victorias, sin empate ni derrota, a pesar de haber estado en un grupo muy difícil que incluía a España y Chile.
México está invicto también, pero con un empate ante Brasil. El equipo nacional se ha visto sólido, pero no tenemos jugadores que puedan ofrecer los desplantes de genio de los neerlandeses Robin Van Persie, Arjen Robben y Wesley Sneijder. En los centros internacionales de apuestas, donde la emoción o el nacionalismo tienen poco peso, los Países Bajos son el claro favorito, aunque no deja de llamar la atención que en la clasificación mundial FIFA/Coca-Cola, basada en resultados previos al Mundial, Holanda se encuentra en el lugar número 15, no muy lejos del vigésimo de México.
Se vale soñar, por supuesto. México ha llegado a la Copa del Mundo con un equipo que, en el papel, se antoja como uno de los mejores de la historia deportiva de nuestro país. Es una escuadra forjada en cierta medida sobre la base de la que ganó el Mundial sub 17 en 2005. Varios de sus jugadores han destacado en las duras ligas europeas. Es cierto que la selección se vio desdibujada en el torneo de calificación de la Concacaf, pero en los tres primeros partidos de Brasil 2014 se ha visto hábil y bien plantada, incluso ante un Brasil que sigue siendo el gran favorito para ganar la Copa del Mundo. El equipo nacional se antojaría incluso más poderoso a ojos de los apostadores en Las Vegas o Londres si el arbitraje, que le quitó dos goles en el juego contra Camerún y dos penales en el de Croacia, no le hubiera sido tan adverso.
Quizá Miguel Herrera, el Piojo, no sea el mejor técnico del mundo, pero sabe inyectar entusiasmo a los jugadores. Muchas veces parece uno más de los muchachos del equipo... el más emocional, el más irresponsable de todos. Este entusiasmo se nota en el campo de juego. Herrera, por otra parte, ha mandado al equipo a jugar siempre hacia adelante, incluso ante un Brasil que podría intimidar a México o a cualquiera.
Hay un cambio anímico en esta selección. Otros equipos nacionales han sido técnicamente buenos, pero parecían tener siempre miedo a ganar. Una característica del equipo nacional desde hace años ha sido el número de goles cantados que ha dejado de anotar. Estos equipos que se cansaban de fallar ante la portería rival han sido reemplazados por una escuadra más eficaz, que hace quizá menos tiros y remates, pero que aloja más balones en las redes al final.
Hay que ser realistas, por supuesto. Lo más probable es que el once holandés termine por imponerse al mexicano. El que el 77 por ciento de nuestros connacionales diga que piensa que México ganará este domingo es más expresión de un fuerte y natural deseo de victoria que una conclusión basada en un análisis serio de las fortalezas y debilidades de cada equipo.
Pero hoy, por lo menos, hay un poco de más sustento para el optimismo. El equipo llega en buen momento, en una curva ascendente después de haber mostrado sus mayores penurias en el torneo de calificación. Quizá lo más importante es que la escuadra nacional que este domingo se enfrenta a Países Bajos parece haber perdido el miedo a ganar.
Intervención en Iraq
Hoy Estados Unidos está considerando intervenir militarmente en Iraq otra vez. Quizá no se da cuenta de que fue el vacío de poder que generó su anterior invasión lo que ha dejado un Iraq inestable, con un gobierno débil, que puede ser tomado por fundamentalistas. Una nueva intervención no cambiará las cosas.
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