viernes, 19 de septiembre de 2014

Jorge G Castañeda - Sin policia ¿qué?

O P I N I Ó N
 J O R G E  C A S T A Ñ E D A
 Sin policía ¿qué?

La eminente guerra de Irak no sólo es objeto de ma­sacres, decapitaciones, y nuevas tensiones en Me­dio Oriente y Europa, sino tam­bién es un asunto de política in­terna en los Estados Unidos. Para los países o gobiernos, como el de México, Corea del Sur, o Japón, y para causas de envergadura como el cambio climático y las pande­mias, esta es una mala noticia. En un mundo en desorden, a pesar de todo el debilitamiento que se quie­ra, y de todos los excesos y abusos cometidos en el pasado, el único país que puede "poner orden", si­gue siendo Estados Unidos.

Barack Obama ha tratado de confeccionar una estrategia para contener y algún día destruir al Estado Islámico de Irak y el Le­vantamiento que cumpla simul­táneamente con dos objetivos. El primero es que a cambio del involucramiento militar de Esta­dos Unidos a través de su fuerza aérea, su aparato de inteligencia, y sus fuerzas especiales, algunos países de la región pongan las tropas necesarias para derrotar a EIIL. Se trata principalmente de Irak, de los llamados rebeldes sirios moderados, de los Emiratos Árabes Unidos, de Arabia Saudi­ta, y en su caso de Egipto y Tur­quía. En segundo lugar esto per­mitiría a Obama alcanzar la meta quizás y acotar a EIIL sin enviar tropas americanas a combatirlo en el terreno. Si esto se pudiera lograr, efectivamente Obama se acercaría a sus dos objetivos: ga­nar la batalla, sin perder vidas norteamericanas.








El problema de política interna en Estados Unidos es que para la derecha conservadora, compro­meterse de antemano a no enviar tropas, equivale a mandar una señal equivocada y una estrategia inviable. No hay ninguna razón para pensar, como dice la ultra derecha en el Congreso, que los combatientes moderados sirios que no han podido ser armados y entrenados durante tres años, de repente en tres meses pue­dan derrotar a los a los fanáticos sunitas de EIIL. Y a su vez, la iz­quierda progresista y demócrata norteamericana, considera que Obama está yendo demasiado le­jos, y que al final del día no existe una gran amenaza para EU pro­cedente de EIIL, salvo algunos degollamientos adicionales de norteamericanos. Aunque haya ganado la votación el día de ayer en el Congreso y se aprobaran los 500 millones de dólares nece­sarios para financiar esta estra­tegia, Obama va a ser continua­mente blanco de ataques desde su derecha e izquierda, que difí­cilmente le van a permitir llevar esta aventura a buen puerto.

Esta es solo una parte del di­lema. Únicamente EU puede en el corto plazo organizar la lucha y derrotar a EIIL. Sólo EU puede negociar con Irán el fin de su pro­grama de enriquecimiento nuclear. Sólo EU puede presionar a Israel para que convierta el incipiente conflicto en Gaza en una verdadera negociación con Hamás. Sólo EU puede aplicar sanciones dolorosas a Rusia y convencer a Putin que el costo de anexar Ucrania oriental es mayor que el beneficio. Sólo EU puede organizar a las institucio­nes internacionales de salud, a las potencias europeas, y a los países de África Occidental para conte­ner y luego eliminar la epidemia de Ébola en esa región del mundo. Y sólo en EU se puede conquistar el interés por acontecimientos importantes como la reformas en México, las elecciones en Brasil, el cuasi default en Argentina, las nue­vas tensiones entre Corea del Sur y del Norte, y entre China y Japón.

Simplemente no le alcanzan las horas del día a Obama, al Se­cretario de Estado Kerry, al Pro­curador Holder, que debe lidear junto con el Secretario de Seguri­dad Interior Johnson, con la crisis de los menores indocumentados en la frontera de EU con México, y al equipo de la Casa Blanca en su conjunto. ¿Cuál es la consecuen­cia de todo esto?

Como lo verán numerosos Je­fes de Estado que acudirán a la Asamblea General de la ONU la semana entrante en Nueva York, no aparecen en el radar, porque el radar ya está saturado, saturado como nunca en la proliferación de crisis, ninguna de escala mundial pero todas significativas. Y para las cuales, por desgracia, solo hay un actor decisivo, necesario, y que ya no es suficiente: Estados Unidos.


Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104


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