jueves, 18 de septiembre de 2014

Sergio Sarmiento - Asistencialismo

“En nuestra capital la atención para todos los grupos sociales es prioritaria”.

Miguel Ángel Mancera

La calle de Donceles para ingresar a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal estaba ayer flanqueada por miles de trabajadores del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal a los que seguramente no les descontaron el día por no ir a trabajar. Su propósito ostensible era aplaudir al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero también impedir que el espacio fuera ocupado por grupos de oposición. El sindicato tiene razones para estar agradecido: Miguel Ángel Mancera le ha dado un aumento salarial del 32 por ciento cortesía de los contribuyentes.

Las viejas formas de operar del PRI siguen vivas, pero no sólo en el nuevo PRI sino también en el viejo PRD. Mucho hubo ayer en el mensaje de Mancera del triunfalismo que la izquierda ha cuestionado en mandatarios del PRI y del PAN. No debe sorprendernos que un gobernante sea triunfalista en su informe: nadie va a tomar esta ocasión para un acto de autocrítica. Pero tampoco podemos no señalarlo.








Mancera reconoció que su popularidad ha caído al señalar que ha estado dispuesto a tomar “decisiones políticamente costosas”. Mencionó como ejemplos la suspensión de operación de la Línea 12 del Metro y el endurecimiento del Hoy no Circula.


Más que un informe de gobierno, el de ayer pareció el reporte de una organización de beneficencia. Seis de cada 10 capitalinos reciben ahora algún tipo de apoyo del gobierno, 1.2 millones más que el año pasado. El 70 por ciento del presupuesto se gasta en “inversión social”. Los programas sociales van desde uniformes y útiles escolares hasta entradas de cine para adultos mayores. Hay también 300 nuevos gimnasios al aire libre. Mancera, sin embargo, nunca dijo cuánto dinero está ingresando al gobierno y cuánto se está gastando o en qué.

El énfasis en el asistencialismo tiene siempre un costo en el abandono de las tareas de responsabilidad sustancial. A pesar de que Mancera afirmó que su gobierno ha gastado niveles sin precedentes en pavimentación y bacheo, 300 millones de pesos, la red vial de la ciudad parece estar en rápido deterioro. Me pareció extraño que Mancera sólo le dedicó una breve mención a su programa Agua para el Futuro, que requiere una inversión de 10 mil millones de pesos. Me imagino que las tuberías y los drenajes no ganan votos.

El doctor Mancera afirmó que en la Ciudad de México se han creado 90 mil empleos formales, un avance de 3.8 por ciento, y que además el seguro (subsidio) al desempleo benefició a 27 mil personas. El Distrito Federal crece más que el promedio del país, afirmó.

El gran anuncio bajo la manga fue que ya no habrá trabajadores eventuales o por honorarios en el gobierno. Todos los empleados del GDF gozarán de seguridad social a partir de 2015. Tiene sentido, pero con los altos costos de indemnización en nuestro país se le está endosando un enorme pasivo laboral a los contribuyentes.

Mancera defendió la reforma política que le daría al DF facultades y derechos iguales a los de cualquier entidad. Yo estoy de acuerdo, aunque creo que la reforma beneficia más a los políticos, que tendrán más poder, que a los ciudadanos. Promovió también su propuesta de elevar el sueldo mínimo, que a mi juicio tendría consecuencias negativas en el empleo.

Me gusta de Mancera su apertura al diálogo. Lo señaló en su discurso, pero lo ha demostrado. Me da la impresión, por otra parte, que su alicaída popularidad empezará a subir. Yo en lo personal no estoy de acuerdo con el asistencialismo, pero entiendo que es la forma más eficaz de comprar votos legalmente.

Fondo y forma
Es absurdo que el Presidente no lea su informe en el Palacio Legislativo el 1o. de septiembre, pero es obsoleto que el jefe de Gobierno del DF no escuche las posiciones de los partidos y no responda a las preguntas de los legisladores. El discurso de respuesta de la diputada Ariadna Montiel del PRD, por otra parte, pareció tomado de los peores manuales del viejo PRI.




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