jueves, 18 de septiembre de 2014

Lorenzo Meyer - La ola ya pasó, ¿dónde nos dejó?

 EL HECHO

La tercera ola democrática ya pasó pero el PRI de Atlacomulco se quedó.


· ANIVERSARIO

Marc Plattner nos recuerda que entre los aniversarios a observar, además del inicio de la Primera Guerra Mundial, está otro más cercano: el inicio de la "tercera ola democrática", ésa que se inauguró hace cuarenta años con la "revolución de los claveles" que puso fin a la "república corporativista unitaria" portuguesa. La ola tuvo efectos notables pero ya se disipó (Journal of Democracy, "The end of the transition era?", V. 25, No. 3, julio 2014).


· ¿RETROCESO?








De acuerdo con el índice de Freedom House (FH), los años 2005-2006 fueron el mejor momento de las "democracias electorales", que llegaron a ser 123 (freedomhouse.org/nosotros#.U__kavl5OFU). Y si bien nuestro país quedó clasificado como una de ellas, resulta que FH ya nos sacó de entre las 90 "democracias sin adjetivos" y, al igual que otros 57 países, nos colocó en la categoría de las "parcialmente libres". Antes de 2011 y pese a las objeciones de la oposición interna, FH no dudó en calificar al sistema político mexicano como uno de los "libres" pero hoy, a ojos de observadores internos y externos, México ha retrocedido en materia de desarrollo político. La baja en la clasificación se dio a partir del final del gobierno de Felipe Calderón y se explicó por el crecimiento incontrolado del fenómeno de la violencia en general y contra la prensa regional en particular, más la persistencia de un déficit en materia de legalidad y justicia (rule of law). En fin, que según FH, a México la ola democrática lo dejó en terreno poco seguro.

Volvamos a Plattner; en términos mundiales, la ganancia democrática fue enorme pero se logró en el campo de las "democratizaciones fáciles". Los sistemas aún por democratizar son todos casos difíciles. El más obvio e importante es China, pero también están aquellos donde ya hay signos de regresión; el ejemplo de retroceso más notorio es Rusia pero México es otro. Y es que la bajamar democrática se dio sin haber acabado con las raíces antidemocráticas en países donde históricamente éstas son viejas y fuertes.

México es uno de los casos donde el impulso del cambio político democrático apareció relativamente tarde. Y justo porque el viejo autoritarismo mexicano era más fuerte que en muchos otros, los brotes democráticos aún eran endebles cuando la energía antiautoritaria se empezó a disipar en el resto del mundo y favoreció que el retorno del PRI a la Presidencia no fuera visto con alarma en el exterior.

En su breve ensayo sobre la pérdida de ímpetu democratizador en el sistema internacional, Plattner concluye con dos observaciones obvias pero importantes para el caso mexicano. Primero, que la democracia moderna está muy asociada a la riqueza de una nación. México no es un país rico y la riqueza que existe en él está muy mal distribuida, al punto que la parte pobre y la más fácil de manipular electoralmente es la mayoría. Segundo, que el sistema democrático es una forma de gobierno "difícil de establecer, de sostener y de hacerla funcionar bien". Y si la democracia es difícil en cualquier circunstancia, más lo es en países con las notorias debilidades institucionales que caracterizan al nuestro.


· INDICADORES

En cualquier caso, ¿hasta dónde nuestra democracia con adjetivos está funcionando? Los indicadores de la encuesta de opinión hecha en México y publicada el mes pasado por el Pew Research Center de Estados Unidos, (www.pewresearch.org) ofrecen algunas respuestas. La definición mínima de democracia supone que las políticas decididas por el gobierno y aprobadas por el Legislativo reflejen más o menos las preferencias de la mayoría. Sin embargo, ése no es nuestro caso. La política central de este sexenio, la de privatizar la riqueza pública -el petróleo-, sólo es aceptable para el 34% y es rechazada por el 57%. En contraste, los problemas que más preocupan a los ciudadanos -la criminalidad rampante (79%) y la corrupción política también rampante (72%)- son dos campos donde el actual gobierno simplemente no ha logrado un avance significativo -las cifras contradictorias sobre asesinatos y secuestros así lo muestran- o ni siquiera ha dado los primeros pasos para enfrentar el problema de la corrupción, como es el caso de la prometida y aún inexistente comisión para combatir ese mal endémico y causa principal de la mala calidad de la vida pública mexicana.


· EN SUMA

La encuesta del Pew (y otras) nos confirma que no somos una "democracia representativa", pues apenas el 33% de los ciudadanos considera que nuestros legisladores cumplen el papel de representarlos. Y hay más indicadores que apuntan a la misma conclusión: que en México nos encontramos tironeados entre la democracia que deberíamos ser y el viejo autoritarismo que quiere reverdecer. La "tercera ola democrática" nos ayudó pero resulta que desapareció antes de que pudiéramos acabar con el viejo sistema y ahora nos encontramos en una situación política ambigua y peligrosa: con muchas interrogantes y ninguna certeza.



agenda_ciudadana@hotmail.com






Leído en http://periodicocorreo.com.mx/agenda-ciudadana-18-septiembre-2014/



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