México se desarrolló históricamente en el contexto de una sociedad
cerrada, una sociedad hermética, carente de democracia y de los más
elementales derechos universales del hombre. A lo largo del imperio
azteca sólo se escuchaba la voz de los Tlatoanis aconsejados por un
consejo de notables. Durante los 300 años de la colonia, de la
imposición intolerante de los virreyes y reyes españoles, tampoco
tuvimos acceso a la democracia, en la inteligencia que la Nueva España
se administraba a la distancia con aquello del "obedézcase, pero no se
cumpla…", un lema muy parecido a lo que existe en la actualidad en
nuestro país. En el siglo XIX México padeció una catastrófica lucha por
la independencia, invasiones de diversas potencias, feroces guerras
civiles, como la de Reforma, financiada por el clero católico. Años
después del fusilamiento de Maximiliano, durante los años de la
restauración de la República, llega Porfirio Díaz, un golpista, un
tirano al poder y se instala en la presidencia de la República durante
más de 30 años. ¿Cuál democracia en el siglo XIX? ¿En el siglo XX? En el
siglo XX estalla la revolución mexicana, años después arriba al poder
la diarquía Obregón Calles de 1920 a 1936, momento en el que Lázaro
Cárdenas instala la "Dictadura Perfecta" por los siguientes 64 años. De
hecho la democracia en México, de alguna u otra forma, comienza en la
segunda mitad del mandato del presidente Zedillo cuando el PRI perdió el
control del Congreso de la Unión. En realidad llevamos 14 años de
democracia, es decir, de vivir, más o menos, en el sistema de una
sociedad abierta.
En el seno de una sociedad cerrada los poderes de la
Unión dependen, por lo general, de los estados de ánimo del jefe de la
nación. Las leyes no son sino artículos de decoración de una falsa
democracia en donde la impunidad se convierte en un cáncer muy agresivo
que cotidianamente destruye las esperanzas y la paciencia de los
gobernados. Cuando se sobrevive de acuerdo a aquello de "sálvese el que
pueda", tarde o temprano los individuos resuelven sus problemas y sus
diferencias con las manos, lo cual no es sino la antesala del estallido
de una guerra civil, una revolución, que sólo sirve para concentrar aún
más el poder y para impedir la construcción de una sociedad incluyente
que bien puede ser el origen del progreso. ¡Fuera opositores!
En
una sociedad cerrada proliferan todo género de bacterias, bichos y
gérmenes patógenos que atentarán, tarde temprano, en contra del
equilibrio de la nación. Los gérmenes patógenos, a falta de justicia,
ante la ausencia de un Estado de Derecho, se llaman policía venal o
políticos corruptos o jueces podridos o periodistas putrefactos, que se
han desarrollado en un ambiente, en donde proliferan los sobornos y los
cochupos que evidencian el avanzado estado de descomposición de nuestros
país.
¿Pruebas del Estado en descomposición? El caso de la
guardería ABC en Sonora, la quema de los palacios municipales de
Chilpancingo e Iguala, la existencia de 98% de delitos que permanecen
impunes, la riqueza mal habida de los políticos, la creciente influencia
del narco en las instituciones y en las estructuras oficiales, etc...
Todo ello no es más que una consecuencia de la existencia de una
sociedad cerrada en los últimos 700 años que en la actualidad despide
hedores mefíticos…
martimo_asoc@yahoo.com.mx
Leído en http://www.debate.com.mx/eldebate/noticias/editoriales.asp?IdArt=15451813&IdCat=17208
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