Ya se percibe el ambiente navideño; las tiendas departamentales
exponen los adornos de la temporada, se preparan para las promociones y
todos los comercios van por el aguinaldo que pronto estará en los
bolsillos de la mayoría de los trabajadores.
¿Estás listo para la batalla?
En ese marco surgió el “Buen Fin”
que tiene como objetivo impulsar la actividad económica, pero que en un
claro contrasentido afecta al patrimonio familiar si se afronta con
irresponsabilidad, ya que fomentar el consumo necesariamente reduce el
ahorro.
Los mismos comerciantes han expuesto que el “Buen Fin”
está lejos de ser un esquema similar al “Black Friday” estadounidense,
porque en México no se encuentran tan marcadas las temporadas y los
descuentos para saldos son mínimos.
Esto ha generado que muchos incrementen sus precios antes y luego finjan dar promociones.
Es
muy conveniente que si piensas adquirir algo específico durante esos
días lo consultes ya, para saber si en realidad hay una oferta
significativa.
Dado que son incapaces de reducir los precios en
forma importante, la promoción suele ser financiera, al ponerlo a un
determinado número de meses sin intereses.
Es decir, estaríamos ahorrando la tasa de la tarjeta de crédito, que según el Banco de México ronda en promedio en 24 por ciento anual.
Sin
embargo, si se hubiera pagado en efectivo, el costo alternativo está en
menos de 3 por ciento anual, que es lo obtenido en Cetes al depositarlo
en algún fondo de inversión.
En pocas palabras, tengamos cuidado
de no caer en la ilusión monetaria de pagar algo a plazos para que la
sensación de gasto sea menor; al final del día, los compromisos fijos
restan flujo cotidiano y tienden a generar un desequilibrio que luego es
cubierto con las tarjetas de crédito, lo cual resulta igual o peor,
porque se pierde la administración de los recursos.
Ahora bien,
si no se tienen cosas específicas por adquirir y se sucumbe fácilmente
ante la tentación, es preferible quedarse en casa, en lugar de salir a
“cazar ofertas” ese día.
Un principio básico de finanzas personales
es que pagar algo por debajo de su precio regular no es un ahorro; en
todo caso será gastar menos, si la compra se tenía programada.
Dar
un regalo a un ser querido o hacerse de un bien con el esfuerzo del
trabajo diario es más que válido; la recomendación es hacerlo con la
responsabilidad de cuidar el patrimonio futuro.
Leído en http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/como-pasar-el-buen-fin-y-no-mal-gastar-en-el-intento.html
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