Pues con la obvia novedad de que los panistas otra vez fueron
engañados por los choznos de don Plutarco. O sea, cometen siempre los
mismos errores y al final terminan por lo regular brindando otra vez con
extraños. En los tiempos de foximiliano y martota,
les hicieron creer que iban a pasar las reformas estructurales, se los
llevaron a lo oscurito y los llenaron de promesas para que a la hora
buena, los dejaran junto con la maestra Gordillo colgados de la brocha. A
Calderón le pasó lo mismo: creyó negociar con los priistas grandes
transformaciones patrióticas, entre ellas la privatización petrolera,
para que luego me lo mandaran al mismo lugar donde Jelipillo había mandado a las víctimas de la Guardería ABC.
Y
en el presente sexenio las cosas tampoco fueron distintas. Los pitufos
volvieron a creer en el Gárgamel tricolor y volvieron a sufrir engaños y
decepciones en el marco del Pacto por México. Los usaron, los vejaron y
se quedaron con el crédito. Y por más que digan los choznos de Gómez
Morín que las reformas eran suyas, el que las lució, las exhibió y se
las apropió fue mi licenciado Peña Nieto.
Al PRD chuchista tampoco le ha ido bien. Todas esas alianzas y pactos no les han servido de mucho. Pensemos en el affaire
guerrerense donde el PRI los ha dejado a su suerte siendo que son la
ocasión de lo mismo que culpáis. Bueno, ni siquiera les consiguieron
unos generosos créditos con el Grupo Higa para que se hicieran de una
casita de interés social como la que el secretario Videgaray tiene en el
club de golf en Malinalco, Estado de México. No se vale.
Eso sin
contar la eterna promesa incluida de darle chance a la Constitución de
la Ciudad de México, cosa por la cual Mancera lo ha sacrificado todo sin
recibir más que migajas a cambio.
Pero ahí no termina la
increíble y triste historia del cándido PAN y los priistas desalmados.
Confiados en que se podían ganar algo de rating encabezando la lucha contra la corrupción (sobre todo luego de escándalos con Montana, troches,
moches y canibalismo pueril), ahora ven con terror cómo el PRI les
birla la propuesta y la convierte en el guión de una loca película de
impunidades y una triste canción de horror. Digo, por lo menos le
hubieran dejado a la Auditoría Superior de la Federación un mendrugo de
dientes para mordisquear a los trácalas.
¡Mil puntos para la corrupción!
Cuenta
Darío Fo en el libro donde defiende a Lucrecia Borgia que los príncipes
del Renacimiento no solo eran corruptos, sino también cultos.
Que los perdone Malala.
jairo.calixto@milenio.com
www.twitter.com/jairocalixto
Leído en http://www.milenio.com/firmas/jairo_calixto_albarran/Malala-perdone_18_426137427.html
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