domingo, 18 de enero de 2015

Beatriz Pagés - La verdad

México, cuya vida institucional está en riesgo, necesita como un enfermo grave —reclamado cada vez con más frecuencia por la muerte— de una alta dosis que lo libere. El país necesita de la Verdad para salvarse. Para preservar lo que le queda de estabilidad, de unidad, de gobernabilidad.

La Verdad, incluso y sobre todo, para que el actual presidente de la república, Enrique Peña Nieto, pueda seguir gobernando.
Más que de una Verdad moral, se trata de una Verdad jurídica y política. Ayotzinapa es la gota que provocó el derramamiento de la cloaca, y los mexicanos no tenemos por qué ser infectados con la pestilencia de sus aguas.

Si el exgobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, junto con altos dirigentes del Partido de la Revolución Democrática, integrantes del Partido Revolucionario Institucional, de alcaldes, policías y militares tienen algún grado de responsabilidad en el caso de los normalistas desparecidos, pero sobre todo, vínculos con el crimen organizado, deben ser castigados.









El tiempo corre a favor de los desestabilizadores —de la CETEG, los abogados de Ayotzinapa, de la delincuencia—, y en contra de las instituciones mientras no se diga la Verdad.
La impunidad, la inexistencia de responsabilidad penal por parte de Aguirre Rivero y de todos aquéllos que recibieron y siguen recibiendo dinero del narcotráfico, que aceptaron y siguen aceptando convertir en candidatos a protegidos por el crimen, han comenzado a pudrir los cimentos éticos, legales y políticos del Estado mexicano.
La Verdad, sí, en todas partes y de parte de todos. Porque tan hablan con medias verdades las autoridades como hablan con verdades a medias quienes dicen defender a los padres de familia de los estudiantes desaparecidos.
La agresión contra el cuartel militar de Iguala, perpetrada por las organizaciones montadas en la tragedia de Ayotzinapa, tuvo un claro objetivo: la búsqueda de más muertos, de más víctimas para mantener vivo un movimiento que ya logró convertirse en una gran industria para la CETEG y otras agrupaciones vinculadas con los cárteles.
Quienes, por ingenuidad, aceptaron abrir los cuarteles a los abogados y voceros de los familiares de los estudiantes acaban de abrir las puertas del infierno.
Y no porque ahí, como aseguraron un par de físicos, vayan a encontrar los hornos crematorios donde pudieron haber sido incinerados los jóvenes, sino porque dicha petición está destinada a escalar.
Cabe destacar que la exigencia de “abrir los cuarteles” coincide con la orden dada por un tribunal colegiado para que los familiares de dos guerrilleros del EPR, desparecidos en 2007 en Oaxaca, busquen los restos de Edmundo Reyes y Alberto Cruz, en los campos militares de la misma Oaxaca, Guerrero y Distrito Federal. Incluyendo, por supuesto, el Campo Militar Número Uno.
Campos militares a donde los abogados del EPR no van a hacer turismo sino arqueología forense. La misma táctica —cosa de ver— que van a seguir los representantes legales del movimiento Ayotzinapa, a la que no podrá negarse ya el gobierno y que, en el contexto de una campaña eminentemente deslegitimadora de las instituciones, habrá todo tipo de hallazgos y versiones.
Como alguien dijo: una vez dentro de los cuarteles, a ver quién los saca.
Señores estrategas del gobierno: 2015 no va a ser para el PAN, el PRI o el PRD . Si no se toman decisiones para encarar la Verdad, para castigar a quien o a quienes se tenga que castigar, los campeones de las elecciones intermedias van a ser los factores de la desestabilización.
Agazapados como están, extrañamente callados como están, operando como saben en la clandestinidad, dando órdenes y asesorando a las agrupaciones radicales que siempre los han acompañado, no hay día ni minuto ni segundo que no recojan los frutos de los errores que se cometen.
Ahí está Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, listo para exigir la liberación de presos políticos. ¿Para qué los quiere? Mientras él y la anarquía tienen proyecto y objetivo —convertir 2015 en catapulta para 2018—, el régimen duda.
La Verdad, México necesita de la Verdad.




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