La actual inmovilidad del gobierno bien podría compararse con la de un
conejo lampareado que permanece estático en medio del camino cuando un
automóvil se dirige hacia él a toda velocidad con las luces altas
prendidas. No trata de saltar a uno otro lado para no perecer arrollado
por el vehículo. Simplemente no reacciona, no responde, se queda quieto,
paralizado con los ojos abiertos como si fuera incapaz de percibir el
peligro que se cierne sobre el.
Permítame el amable lector que pase su vista por estas breves líneas
sugerir una explicación al respecto: No intento, en modo alguno,
defender al gobierno, si bien sólo deseo tratar de comprender su
comportamiento dentro de las coordenadas de la política sin perder de
vista que la sociedad está justificadamente harta de la inmovilidad y
que desea la inmediata aparición salvadora de la autoridad para imponer
el orden echando mano del monopolio de la fuerza que sólo corresponde al
Estado.
Comencemos por intentar desenmadejar el grave problema oaxaqueño y
guerrerense, entre otros más. A título de ejemplo, los supuestos
maestros de la sección 22 de la CNTE se atreven a tomar el aeropuerto de
la ciudad de Oaxaca, garrapatean las pistas de aterrizaje de los
aviones, toman camiones, queman patrullas, destruyen cámaras de
vigilancia urbanas colocadas para efectos de la seguridad de los
ciudadanos y turistas que habitan o visitan la capital de ese Estado.
Además de lo anterior, bloquean carreteras, extorsionan a los
automovilistas que llegan a las casetas de peaje para exigirles ilícita y
coactivamente el pago de cuotas, salvo que deseen que sus autos o sus
tripulantes sufran un severo daño. Obviamente no imparten clases con el
consecuente grave perjuicio para los alumnos que ya llevan más de dos
años sin poder asistir a la escuela en la entidad más pobre y atrasada
de la República. En lugar de dedicarse al ejercicio del magisterio
todavía impiden la celebración de festividades como la de la
Guelaguetza, además de provocar la ruina de las actividades turísticas
que reportan importantes ingresos en divisas o en pesos de los que
dependen innumerables familias. El perjuicio social y económico es
incuantificable.
¿Cuál debería ser el papel del gobierno? Aplicar la ley, imponer el
orden, hacer respetar las instituciones, arrestar a los delincuentes que
bloquean carreteras, extorsionan, incendian bienes ajenos y sólo desean
el caos económico y social de Oaxaca (y del país…) ¿Por qué no cumple
la autoridad federal con su altísima encomienda constitucional? Aquí
viene mi interpretación: El gobierno entiende que se trata de unos miles
de provocadores que desean, a como dé lugar su linchamiento, sueñan con
la dispersión por medio de tanquetas y gas lacrimógeno de las plazas
ocupadas hasta llegar a la utilización de las armas de fuego por parte
del ejercito o de las diversas policías. Desean la represión, la
presencia de heridos y de muertos, si fuera posible, muchos muertos
para, en ese caso, convocar la CETEG, de Guerrero o al sindicato de
electricistas o al de maestros o al de la UNAM o al que sea, MORENA
incluida, para exigir solidaridad, apoyo y comprensión ante un gobierno
asesino y represor, para que de ahí pudiera surgir una alianza, un
movimiento nacional de protesta, un incendio generalizado para derrocar a
Peña Nieto. ¡Qué más quisieran que muertos, una masacre como la de
Chiapas 1994 o Atenco o Aguas Blancas!
El gobierno sabe que se trata de provocadores profesionales y se niega,
claro está, a caer en el garlito, por ello acepta que lo cacheteen, que
lo pateen, que lo escupan y humillen en lo que llegan las elecciones
intermedias de junio. A la sociedad mexicana se le obliga a soportarlo
porque el PRI no desea llegar a los comicios de junio con el país
incendiado, porque sabe que si pierde la mayoría junto con otros
partidos políticos obsecuentes, la segunda mitad del sexenio de Peña
Nieto carecerá de sentido, de fuerza y de eficacia. ¿Resumen? Tienen que
resistir hasta junio todos los ultrajes para evitar alianzas masivas
incontrolables. Después de las elecciones intermedias empezarán a
imponer el orden si es que el país no se harta de los abusos y de la
inutilidad de los políticos y de cualquier manera castigan severamente
al PRI en las urnas. El gobierno no es un conejo encandilado, el
gobierno tiene un plan aunque parezca lo contrario…
¿Y si todo lo que sostuve en las líneas anteriores es falso y en
realidad el gobierno no sabe qué hacer ni como manejar la situación con o
sin elecciones intermedias? ¡Horror…!
Leído en http://www.debate.com.mx/opinion/La-paralisis-del-gobierno-20150116-0064.html
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