sábado, 17 de enero de 2015

Francisco Martín Moreno - La parálisis del gobierno

La actual inmovilidad del gobierno bien podría compararse con la de un conejo lampareado que permanece estático en medio del camino cuando un automóvil se dirige hacia él a toda velocidad con las luces altas prendidas. No trata de saltar a uno otro lado para no perecer arrollado por el vehículo. Simplemente no reacciona, no responde, se queda quieto, paralizado con los ojos abiertos como si fuera incapaz de percibir el peligro que se cierne sobre el.

Permítame el amable lector que pase su vista por estas breves líneas sugerir una explicación al respecto: No intento, en modo alguno, defender al gobierno, si bien sólo deseo tratar de comprender su comportamiento dentro de las coordenadas de la política sin perder de vista que la sociedad está justificadamente harta de la inmovilidad y que desea la inmediata aparición salvadora de la autoridad para imponer el orden echando mano del monopolio de la fuerza que sólo corresponde al Estado.









Comencemos por intentar desenmadejar el grave problema oaxaqueño y guerrerense, entre otros más. A título de ejemplo, los supuestos maestros de la sección 22 de la CNTE se atreven a tomar el aeropuerto de la ciudad de Oaxaca, garrapatean las pistas de aterrizaje de los aviones, toman camiones, queman patrullas, destruyen cámaras de vigilancia urbanas colocadas para efectos de la seguridad de los ciudadanos y turistas que habitan o visitan la capital de ese Estado. Además de lo anterior, bloquean carreteras, extorsionan a los automovilistas que llegan a las casetas de peaje para exigirles ilícita y coactivamente el pago de cuotas, salvo que deseen que sus autos o sus tripulantes sufran un severo daño. Obviamente no imparten clases con el consecuente grave perjuicio para los alumnos que ya llevan más de dos años sin poder asistir a la escuela en la entidad más pobre y atrasada de la República. En lugar de dedicarse al ejercicio del magisterio todavía impiden la celebración de festividades como la de la Guelaguetza, además de provocar la ruina de las actividades turísticas que reportan importantes ingresos en divisas o en pesos de los que dependen innumerables familias. El perjuicio social y económico es incuantificable.

¿Cuál debería ser el papel del gobierno? Aplicar la ley, imponer el orden, hacer respetar las instituciones, arrestar a los delincuentes que bloquean carreteras, extorsionan, incendian bienes ajenos y sólo desean el caos económico y social de Oaxaca (y del país…) ¿Por qué no cumple la autoridad federal con su altísima encomienda constitucional? Aquí viene mi interpretación: El gobierno entiende que se trata de unos miles de provocadores que desean, a como dé lugar su linchamiento, sueñan con la dispersión por medio de tanquetas y gas lacrimógeno de las plazas ocupadas hasta llegar a la utilización de las armas de fuego por parte del ejercito o de las diversas policías. Desean la represión, la presencia de heridos y de muertos, si fuera posible, muchos muertos para, en ese caso, convocar la CETEG, de Guerrero o al sindicato de electricistas o al de maestros o al de la UNAM o al que sea, MORENA incluida, para exigir solidaridad, apoyo y comprensión ante un gobierno asesino y represor, para que de ahí pudiera surgir una alianza, un movimiento nacional de protesta, un incendio generalizado para derrocar a Peña Nieto. ¡Qué más quisieran que muertos, una masacre como la de Chiapas 1994 o Atenco o Aguas Blancas!

El gobierno sabe que se trata de provocadores profesionales y se niega, claro está, a caer en el garlito, por ello acepta que lo cacheteen, que lo pateen, que lo escupan y humillen en lo que llegan las elecciones intermedias de junio. A la sociedad mexicana se le obliga a soportarlo porque el PRI no desea llegar a los comicios de junio con el país incendiado, porque sabe que si pierde la mayoría junto con otros partidos políticos obsecuentes, la segunda mitad del sexenio de Peña Nieto carecerá de sentido, de fuerza y de eficacia. ¿Resumen? Tienen que resistir hasta junio todos los ultrajes para evitar alianzas masivas incontrolables. Después de las elecciones intermedias empezarán a imponer el orden si es que el país no se harta de los abusos y de la inutilidad de los políticos y de cualquier manera castigan severamente al PRI en las urnas. El gobierno no es un conejo encandilado, el gobierno tiene un plan aunque parezca lo contrario…

¿Y si todo lo que sostuve en las líneas anteriores es falso y en realidad el gobierno no sabe qué hacer ni como manejar la situación con o sin elecciones intermedias? ¡Horror…!



Leído en http://www.debate.com.mx/opinion/La-paralisis-del-gobierno-20150116-0064.html

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