lunes, 30 de marzo de 2015

José Enrique - ¿Para qué votar?

¿Para qué votar?

La mayoría de los votos son falsos y corrompen tanto la voluntad y la libertad política, que el fraude electoral de un solo partido, se convirtió, en el fraude electoral de todos los partidos.

Si la campaña, el candidato, el proyecto, o la elección son falsos; el voto será falso y la democracia estará tan corrompida como el partido y la política.

Todas las instituciones de la democracia terminan por coincidir y declarar siempre y en cada ocasión, que las elecciones fueron todo un éxito, pero el trabajo de los gobernantes elegidos, y la realidad política de sus gobiernos, son una y otra vez una burla, que se convierte en el fracaso político de toda la democracia.






El sistema político y sus políticos, prácticamente no han cambiado durante los últimos cuarenta años; incluso son los mismos apellidos, los mismos grupos, los mismos partidos, solamente parecen haberse cambiado de posición y de discurso.

El fantasma de la abstención ha dejado de ser una amenaza, para convertirse en un verdadero e inminente peligro para la legitimidad del sistema, y puede afectar la estabilidad no sólo del régimen, sino muy profundamente a todo el sistema político. Si el modelo, el partido y los candidatos siguen siendo los mismos, ¿cómo impedir que llegue alguien como los que estuvieron, cómo evitar que en Guerrero no regrese Aguirre y Abarca, si el partido que los encumbró sigue siendo el mismo; cómo se puede pedir el voto por los mismos?

Los llamados de civismo electoral, en las hinchadas palabras de aliento democrático, que inflaman los bríos patrios, resultan tan falsos como los resultados de las promesas de las elecciones anteriores y de las anteriores y de las anteriores. Una vez que uno sobre otro, se fueron enterrando los peores actos de traición y corrupción pública, obligados a olvidar el anterior por entender el último escándalo; y cuando el nefasto suceso haya entrado en el rol de los pretéritos olvidados, entonces, sí, preparar las nuevas elecciones, cargadas de nuevos juramentos y promesas. Pero para volver a creer, no solamente la misma promesa incumplida, sino del mismo candidatoy del mismo partido, se necesita a un especialista, en lo que Saramago llama, teratología político social.

Parafraseando a Voltaire, habrá quienes en nombre dela democracia cometerán cualquier crimen, en contra de cualquiera y en nombre de la libertad, de la patria y de la Ley. Aducirán siempre el irrestricto respeto sagrado por la ley y su cumplimiento, pese a cualquiercosa y por encima de todo y de todos, con tal de mantener el orden y en defensa de las mayorías, del país, y en contra de la disolución social; aunque nuncacomo ahora, el crimen y los criminales vengan del estado. La gangrena, la metástasis se ha venido propagando por todo el cuerpo; de tanto no hacer nada o de tanto hacer y hacer, todo terminará por pudrirse más temprano o más tarde.

Si se trata de los mismos de antes, si las reglas y el sistema no parecen haber cambiado en nada; qué puede hacer que no se repita la misma historia. Si el nuevo PRI regresó más viejo que nunca o Aguirre regreso a Guerrero para terminar en Iguala lo que empezó en Aguas Blancas, cuantos votos podrán garantizar que no regresemos al pasado; somos una generación que no ha vivido un solo día sin crisis; si setrata de los mismos, que hacen lo mismo, ¿cómo podemos esperar que deje de pasar lo mismo? (A. Einsten).

Con estas reglas, con estos partidos y en estas elecciones, vamos por el voto en blanco. 


José Enrique.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.