El secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, respondió rápidamente a la publicación de la revista “Proceso” que, en su edición de ayer domingo, aseguró que el funcionario también era propietario de una mansión en Las Lomas de Chapultepec, donde se ubica la tristemente célebre Casa Blanca de Angélica Rivera, y otra residencia en el exclusivo fraccionamiento de Bosques de las Lomas. “Ninguno de estos dos inmuebles son míos, ni de mi esposa, ni de ninguno de mis familiares… Reitero, no son de mi propiedad”, dijo Osorio quien aseguró que vivió y vive “de rentado” en esas dos propiedades.
La rapidez con la que el titular de Gobernación salió a atajar los señalamientos de “Proceso”, con una carta en la que incluso asegura que desde antes de que se publicara el reportaje le dio su versión al semanario de que ninguna de las dos mansiones eran de su propiedad, confirma el grave daño que han hecho al gobierno de Enrique Peña Nieto las cuestionadas residencias de la esposa del presidente y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ambas adquiridas mediante “generosos” créditos de Grupo Higa, lo que marcó para la historia a esta administración bajo sospecha de corrupción.
De ahí la imperiosa necesidad de Osorio Chong de aclarar que no sólo él no es dueño de ambas residencias, sino no son “ni de mi esposa, ni de ninguno de mis familiares”, con lo que claramente el político hidalguense se vacuna contra lo que le pasó a su jefe, el presidente, quien, al negar que la Casa Blanca estuviera a su nombre, “aventó al ruedo” a su esposa Angélica Rivera, en una de las más torpes estrategias políticas, que resultaron totalmente contraproducentes y adversas para la casa presidencial. “Le he pedido que sea ella, personalmente, siendo la propiedad de ella, quien esclarezca o quien aclare cómo fue que se hizo de esa propiedad y cómo fue que la construyó”, dijo Peña Nieto en lo que muchos aún consideran un craso error.
Todo eso está detrás de la pronta y enérgica aclaración que ayer envió el titular de Gobernación al director de “Proceso”, Rafael Rodríguez Castañeda. En ellas, Osorio se queja de publicaciones anteriores del semanario en las que, dice, “se pretendió involucrarme con el crimen organizado sin prueba alguna” y se “calumnió a mi familia, sin prueba alguna”. Sobre las dos casas, cuya propiedad le atribuye la revista, el exgobernador de Hidalgo dice que una la rentó de agosto de 2011 a junio de 2014 (la de Las Lomas) y luego en julio del año pasado se cambió a la de Bosques de Las Lomas, también rentada, para no molestar a sus anteriores vecinos que vivían con él en un condominio horizontal. “Dejo perfectamente claro que no tengo inmueble alguno en el Distrito Federal”, insiste Osorio y afirma que todas sus propiedades están registradas en sus declaraciones patrimoniales.
Tal vez le faltó a Osorio decir, en aras de la transparencia que quiso mostrar, cuánto paga de renta, y explicar por qué no eligió, para vivir “de rentado”, una zona de la ciudad menos ostentosa y prefirió irse a rentar un área exclusiva por la que tienen predilección muchos políticos y particularmente el presidente Peña Nieto y varios de los miembros de su gabinete. Pero lo que queda claro con esta respuesta tan apremiante es que tras la golpiza política y mediática que han recibido el presidente, su esposa y el secretario Videgaray por sus “casitas” compradas con “facilidades” a Grupo Higa, el titular de Gobernación no quiere ninguna asociación con las mansiones sospechosas de corrupción o de conflicto de interés, cuya explicación que dará la Secretaría de la Función Pública, todavía esperan los mexicanos, casi medio año después.
NOTAS INDISCRETAS
No lo hicieron nadando, como los “mojados” indocumentados ni tampoco se ensuciaron los zapatos, pero eso sí el secretario del Medio Ambiente, Juan José Guerra, junto con el embajador de Estados Unidos, Anthony Wayne y la secretaria del Interior de ese país, Sally Jewel, cruzaron el Río Bravo el viernes pasado para demostrar la voluntad de ambos países para proteger y preservar la ecología y el medio ambiente de la región llamada “Big Bend-Río Bravo”, ubicada en la frontera común de ambas naciones. A bordo de una lancha, los funcionarios de Washington y el secretario mexicano recorrieron el mítico río que divide a ambos países y que ha sido históricamente territorio de migración ilegal y símbolo de la difícil convivencia fronteriza. Veremos qué tanto se cumplen los acuerdos para proteger la diversidad ecológica de la región y si en esa protección de paso incluyen el mal trato y los asesinatos de migrantes indocumentados a manos de la Border Patrol… Los dados abren semana con Escalera. Se acabó la mala racha de Pascua.
sgarciasoto@hotmail.com
Leído en http://periodicocorreo.com.mx/serpientes-y-escaleras-13-abril-2015/#
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