lunes, 13 de abril de 2015

Augusto Monterroso - "Vanzetti pro Sacco"


Vanzetti pro Sacco

Con el paso de los años las antologías, de poetas, de cuentistas, se vuelven tristes; el tiempo ha fijado a sus favoritos, y nombres que hace medio siglo parecían inamovibles gracias a su estar diariamente en las páginas de los periódicos y las revistas, suenan hoy a algo lejano, por no decir que a nada. Pero de pronto puede suceder lo contrario: ver el nombre de quien no tenía qué estar haciendo ahí, y está, como éste de Bartolomeo Vanzetti, frente al que durante años pasé sin reparar en él.

En 1946, el poeta, ensayista y crítico norteamericano Selden Rodman repudió su New Anthology of Modern Poetry (The Modern Library, Random House, N. York, 1938,1946) circunscrita a la lengua inglesa y con poemas de 106 poetas que van de Gerad Manley Hopkins, el más antiguo, a Dylan Thomas, entonces quizá el más joven (en este momento no tengo ni tiempo ni deseo averiguarlo).







Un tanto alarmado por la presencia de Lewis Carroll, busco la definición de Rodman de “poesía moderna”; en vano; Rodman rehúye definirla en cuatro líneas para tratar de hacerlo en veinte páginas de la Introducción. Sin embargo, para mis fines de esta tarde, algo hay de definitorio en el último párrafo de aquélla (traduzco):

“Perdura el hecho, no obstante, de que los nuevos poetas, comprometidos ya sea con el Estado, con la guerra, con el sentimiento, o con Dios, parecen guiados por un sentimiento de responsabilidad hacia sus lectores, y dan por supuesta la contigüidad de la poesía con el habla contemporánea, lo que los sitúa aparte de sus predecesores. Se está volviendo posible, diría como ejemplo, escribir poesía ‘moderna’ en formas hace poco descartadas por caducas. Quizá lo que percibimos es que una revolución se consumó en los veinte, y que los nuevos poetas están trabajando ahora con todo derecho en los terrenos que sus antecesores habían roturado pero que, por estar tan recientemente abiertos, ellos mismos no pudieron cultivar.”

En efecto, en ese momento el lenguaje poético estaría tan cerca del habla común que Rodman incluye en su antología (cuya autoridad debe de haber sido alta en su tiempo) un poema de Bartolomeo Vanzetti, que no es otra cosa que parte del último discurso dicho por éste en la corte en su propia defensa y en la de su compañero Nicola Sacco, y que a ninguno de los dos le sirvió para evitar ser electrocutados: en prosa o en verso, el tipo de razones aducidas por Vanzetti han sido siempre inútiles, y éste quizá resulte el precio de su misma belleza y verdad.

Comoquiera que sea, lo traduzco. Selden Rodman no dice quién arregló en esta forma el alegato de Vanzetti. Pudo haber sido él mismo, para demostrar su teoría. En español introduje unas cuantas variantes en la estructura de los versos, pero no estoy muy seguro de que en nuestro idioma la teoría quede tan demostrada. En todo caso, el texto permanece aquí como muestra del espíritu de dos hombres y, según sus resultados, del espíritu de los hombres.

Ultimo discurso ante la corte

He hablado tanto de mí mismo
que casi olvido mencionar a Sacco.
Sacco es también un obrero,
desde su niñez un experto obrero,
amante del trabajo,
con buen empleo y una buena paga,
una cuenta de banco, una esposa buena y amable,
dos lindos hijos y un hogar pequeño y limpio
a la orilla del bosque, cerca de un arroyo.

Sacco es un corazón, una fe, un carácter, un hombre;
un hombre amante de la naturaleza, de la humanidad;
un hombre que lo dio todo, que sacrificó todo
a la causa de la libertad y su amor al hombre:
dinero, descanso, ambición terrena,
su propia esposa, sus hijos, él mismo
y su propia vida.

Sacco no ha soñado nunca robar, asesinar.
Ni él ni yo nos hemos llevado jamás a la boca
un pedazo de pan, desde nuestra niñez al día de hoy,
que no hayamos ganado con el sudor
de nuestra frente. Nunca.

Oh, sí, como alguien lo ha dicho
yo puedo ser más ingenioso que él;
mejor conversador, pero muchas, muchas veces
al escuchar su voz cordial resonando con fe sublime,
al considerar su sacrificio supremo, al recordar su heroísmo
me sentí pequeño ante su grandeza
y me encontré a mí mismo luchando por contener
las lágrimas de mis ojos,
y calmar mi corazón
impidiendo a mi garganta sollozar frente a él:
este hombre llamado ladrón y asesino y sentenciado a muerte.

Pero el nombre de Sacco vivirá
en el corazón de la gente y en su gratitud
cuando los huesos de Katzmann
y los vuestros hayan sido dispersados por el tiempo;
cuando vuestro nombre,
vuestras leyes e instituciones
y vuestro falso dios
sean apenas un borroso recuerdo
de un pasado maldito en que el hombre
era lobo del hombre.

[...]

Si no hubiera sido por esto
yo podría haber gastado mi vida
hablando en las esquinas a gente burlona.
Podría haber muerto inadvertido, ignorando, un fracaso.
Ahora no somos un fracaso.
Ésta es nuestra carrera y nuestro triunfo. Nunca
en toda nuestra vida pudimos esperar hacer tal trabajo
por la tolerancia, por la justicia, por la comprensión
del hombre por el hombre
como ahora lo hacemos por accidente.

Nuestras palabras, nuestras vidas,
nuestros dolores...¡nada!
La toma de nuestras vidas
—vidas de un buen zapatero y un pobre
vendedor ambulante de pescado—
¡todo! Ese último momento nos pertenece:
esa agonía es nuestro triunfo.


23 de marzo

* Augusto Monterroso, pese a haber nacido en Tegucigalpa (1921), es considerado guatemalteco por adopción. A partir de 1944, a causa de su ferviente militancia política, fija residencia en México.Desde su juventud abrazó la literatura y la actividad política. Participó en la fundación de la revista Acento, bastión intelectual de una época signada por la agitación.En 1959, ya en el exilio, comienza a publicar sus Obras completas (y otros cuentos). Continúa con trabajos que, entre otras cosas, se destacan por su brevedad: La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento Perpetuo (1972), y en 1978 llega su novela Lo demás es silencio. Otros textos publicados son La letra e: fragmentos de un diario (1987), Viaje al centro de la fábula (1981) y La palabra mágica (1983), éstos últimos de difícil tipificación literaria pero preñados de belleza y profundidad.Hay quienes consideran a su “El dinosaurio” como el relato más breve de la literatura hispana: “Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Ha sido reconocido con el premio Villaurrutia (1975), Águila Azteca (1988), Juan Rulfo (1996) año en que finalizó su exilio y reunió su obra en Cuentos, fábulas y lo demás es silencio. En el año 2000 fue ganador del premio Príncipe de Asturias de las Letras. Como hombre comprometido con la realidad intervino en las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla de su país. Sus dos grandes pasiones han sido la literatura y las causas sociales entre las que sobresale la fervorosa defensa de los indígenas de Guatemala. Dueño de una prosa higiénicamente simple, de agradable lectura, los rasgos característicos de su estilo son la fábula, la parodia y el humor. Más allá de sus merecimientos literarios, Monterroso ha sido un hombre querido y respetado por su sencillez y culto a la amistad. Murió en 2003




Sacco e Vanzetti

1971

País: Italia

Director: Giuliano Montaldo



Sacco y Vanzetti   

Sinopsis
Basada en hechos reales. En 1920, en Massachusets, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, dos inmigrantes italianos de ideología anarquista, fueron acusados de un atraco a mano armada y del asesinato de dos personas.






Documental que desarrolla de la historia de Sacco y Vanzetti, inmigrantes italianos y anarquistas que fueron ejecutados injustamente en 1927 en Estados Unidos. A partir de este caso, Peter Miller plantea la problemática actual de la libertad civil y de los derechos de los inmigrantes.





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