La Suprema Corte de Justicia hizo historia este miércoles. Con una votación 4-1, la Primera Sala ratificó el amparo por el cual cuatro personas podrán cultivar y consumir mariguana con fines recreacionales, y abrió el camino para que lluevan más amparos y se alcance rápidamente la jurisprudencia mediante la cual la despenalización de la mariguana en México sea un hecho. La Primera Sala fue consistente con el patrón de defensa de las libertades individuales que la ha caracterizado en los últimos años, pero dejó abiertas puertas que tendrá que cerrar el Gobierno federal para evitar que este fallo de repercusión positiva en el mundo, sea el inicio de una pesadilla para los mexicanos.
La decisión es un canto a las libertades y la autodeterminación de la persona, pero no hay que celebrar sin antes construir aceleradamente los diques para que la violencia no sea la primera externalidad qué lamentar. Contrario a lo que argumentaron por meses políticos y académicos mexicanos y extranjeros, la probabilidad de que este fallo genere en el mediano plazo una mayor violencia es elevada, como primera consecuencia la ruptura del equilibrio entre el abasto y la demanda. Esto no será automático, sino como resultado de la solución del dilema que quedó planteado por el ministro Mario Pardo, el voto en contra en el fallo de la Primera Sala, al hablar sobre la semilla de la mariguana. “¿Cómo podría garantizarse el derecho al consumo recreativo sin incluir el primer paso del proceso de autoconsumo?”, cuestionó. “¿De dónde se va a adquirir la semilla para dar paso a lo demás?”.
El problema planteado es concreto. El dictamen de 88 páginas elaborado por el ministro Arturo Zaldívar, “en ningún caso supone la autorización para realizar actos de comercio, suministro o cualquier otro que se refiere a la enajenación y/o distribución de las sustancias aludidas”. Entonces, ¿de dónde va a salir la semilla para que quienes ganaron el amparo puedan sembrar la mariguana que van a consumir? La Corte no resolvió ese abasto, pero tendrá que llegarse a una regularización del mercado. En Estados Unidos hay una ley federal donde frente al delito de poseer, usar, cosechar, comprar y transportar mariguana, el Gobierno permite que los estados pasen leyes que, ante la despenalización del cannabis, se puede comprar en línea.
En los estados de Alaska, Colorado, Oregon y Washington ya funcionan estos mecanismos de mercado, pero su aplicación sigue siendo casuística. Apenas el martes, el referéndum en Ohio para su despenalización fue rechazado 3 a 1 por los ciudadanos en cada uno de los condados, porque según el Tema 3, el punto más controvertido de la propuesta, sólo se habrían permitido 10 licencias comerciales para que se pudiera cosechar la mariguana, y únicamente en mil 100 tiendas se podría haber vendido. No les gustó el control de unos cuantos sobre el negocio de la mariguana, y rechazaron la propuesta.
¿En cuál de estos dos caminos está México? Por ahora, en ninguno. No se ha planteado esta vertiente porque la discusión no se centró en el mercado, la oferta y la demanda, que tiene una externalidad en la violencia, sino en el aspecto de la salud y en forma superficial el de la seguridad. El tema, cierto, es complejo. Según la última Encuesta Nacional de Adicciones realizada en 2011, aunque menos de 2% de los mexicanos consume mariguana, representa la segunda droga de impacto (29.4%) entre los hombres y la tercera (12.4%) entre las mujeres. La mariguana es la droga de mayor nivel de consumo en México (61%), y los usuarios inician antes de cumplir 11 años. Es decir, el mercado en términos de negocio, tiene amplias ventanas de oportunidad si se regulan los cultivos, la distribución, la comercialización y la transportación de la droga en México. En la medida en que el mercado se vaya abriendo, los ingresos de los cárteles de las drogas se irán reduciendo, pero la economía habrá abierto una nueva frontera.
Cada año, según la DEA, se decomisan más de 500 toneladas de mariguana (2013) en la frontera con México. La mariguana, según expertos, les genera los recursos a los cárteles para pagar sus nóminas, y en la medida en que esos ingresos disminuyan, las nóminas de sicarios y halcones se reducirán y entrarán al desempleo. Cuando el gobierno de Felipe Calderón golpeó las rutas de distribución y comercialización de la cocaína, los sicarios se mudaron de delito. En Tijuana se elevó el secuestro exprés en 200%, mientras en Tamaulipas Los Zetas incursionaron en el tráfico humano, la extorsión y la piratería. Un mercado de mariguana regulado legalmente produciría el mismo fenómeno.
La tendencia en el mundo es la despenalización de la mariguana y el próximo año, durante una cumbre en la Organización de las Naciones Unidas, es probable que se dé un pronunciamiento de apoyo en ese sentido y una demanda de cambiar el modelo punitivo de lucha contra las drogas, por una de prevención. El trabajo está en casa. Evitar la pesadilla significa que las instituciones trabajen aceleradamente en esquemas de regulación y seguridad al irse construyendo el mercado legal de mariguana. El Gobierno federal no puede perder el tiempo y debe atrapar un futuro que puede ser promisorio, si actúa en concordancia con el reto que tiene enfrente, por cortesía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Leído en
http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/mariguana-semilla-toxica-1446712276
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