viernes, 22 de enero de 2016

UN POEMA DE:

La risa
"En nada se revela mejor el carácter de las personas, 
como en los motivos de su risa."
Johann Wolfgang von Goethe

Oración del buen humor

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama: YO.

Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás.

Santo Tomás Moro,
mártir, patrón de los políticos.


La sonrisa

Olvidar la decepción
para abrir primaveras,
desvencijar la desolación
y apaciguar la sesera,
reconducir la emoción
que se hace vida entera,
encontrar la pasión
como la vez primera
y dejar a la ilusión
ser sangre que renueva.

Aplaudir la sonrisa
que se abre entre brumas,
encontrar la risa,
la que hace espuma,
la que brinca,
la que despeja las dudas
y que a nada imita,
ésa que de suya
hace grande la vida.

Y sonreír a la desgracia
y reír sin empeño,
permitiendo que la magia
sea realidad y sueño.
Y sonreír con la acacia,
el mármol y el aguileño,
haciendo que cada estancia
consiga borrar el tiempo.

Sonríe, pero no sin que tu sonrisa
sea un pretexto para tu felicidad.



Me compraré una risa

(Je, je, je...
Jo, jo, jo...
Ja, ja, ja...)
Es la risa mecánica del mundo,
la risa del magazine y la pantalla,
la risa del megáfono y del jazz,
la risa sincopada de los negros,
la risa asalariada,
la risa que se alquila y que se compra...
¡Risa de almoneda y carnaval!
Risa de diez centavos o un penique,
de albayalde, de ferias y de pista,
de cabaret, de maquillaje y de boudoir.
Risa de propaganda y de ordenanza
municipal y de pregón.
La que anuncian las rotativas,
las esquinas,
las vallas,
la radio,
el celuloide y el neón
y vende en todo el mundo
la gran firma
"Standard Smile Company",
(Je, je, je...
Ja, ja, ja...
Jo, jo, jo...)
"¡Smile, Smile, Smile!"
Ahí pasa el pregonero.
Es aquel viejo vendedor de sombras
que ahora vende sonrisas.

"¡Risas, risas, risas!
Risas fabricadas a troquel
como pesos y como centavos.

Risas para las viudas y los huérfanos,
risas para el mendigo y el leproso,
risas para los chinos y para los judios
-a la medida y a granel-,
risas para el rey Lear
y para el rey Edipo
y risas para España,
sin cuencas ya y sin lágrimas también."

"¡Smile, Smile, Smile!"
Polvo es el aire,
polvo de carbón apagado...
y el mecader y el gobernante
pregonando sonrisas
para esconder la sombra
y la miseria.

"¡Risas, risas, risas!"

Polvo es el aire,
polvo de carbón apagado...
y el huracán y el viento
vendiendo a gritos
risas por la calle.

(¡Ja, ja , ja!...)
¡Perseguid esa zorra,
perseguid esa zorra a pedradas,
perseguidla y matadla!

(Je, je, je...)

¡Silencio!...¡Silencio!
Aquí no ríe nadie...
¡La risa humana ha muerto!...
¡Y la risa mecánica también!

Oíd, amigos,
los que comprasteis la sonrisa en una feria,
o en un ten cent store:
el que asesina la alegría
con la sonrisa merca luego,
y el creador del llanto
es el que dice: "¡Smile!"

(¡Ja, ja, ja!...)

Debajo de esa risa
que viene entre las sombras,
está el gesto del hambre,
muchos brazos caídos,
el panadero ocioso
y vagones de trigo hacia el fondo del mar.

(¡Ja, ja, ja!...)

Debajo de esa risa de ordenanza
que llega en las tinieblas,
hay un rictus de espanto,
una boca epiléptica,
una baba amarilla
y sangre...sangre y llanto.

(¡Ja, ja, ja!...)

"Risas, risas...
viejas risas de México
para los ataúdes
y para los esqueletos.
Risas, risas,
risas para los vivos
y los muertos..."
¡Je,je! Ahora me río yo...
la risa es contagiosa.
¡Eh, tú, traficante de risas!
¡Pregonero!...
A ver cuál es la mía.
Me reiré también. Después de todo
¿no tengo yo un resorte
aquí en los maseteros
que dispara la risa?
Y en los sobacos
también tengo cosquillas.
Además, ¿no hay sueños de artificio?
¿No se compran los sueños?
Pues compraré la risa.
¿Por qué no he de reírme
y hacer que tú te rías?

¡Je, je!... Ya ves. La risa es contagiosa.
¡Bastante contagiosa!
¡Más que la Dignidad y la Justicia!

León Felipe


Tu risa

Quítame el pan si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.

No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí
todas las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.

Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.

Pablo neruda


Reír llorando

Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el más gracioso de la tierra
y el más feliz...»

Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
—¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
—¡Sí soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?

—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico—perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?

—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?

—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?

—Así —dijo el enfermo—no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

Juan de Dios Peza







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