jueves, 17 de marzo de 2016

Dan-T - ¡No se ve Mancera!

Dicen que Napoleón iba a las batallas con camisa roja porque si resultaba herido, sus soldados no se darían cuenta de que estaba sangrando y seguirían luchando.

Espero que Miguel Ángel Mancera traiga puesto su pantalón café, porque así nadie se dará cuenta que se está haciendo del miedo.

Creo que estamos ante la peor crisis que ha enfrentado el actual jefe de gobierno de la Ciudad de México.

Mancera podrá decir que no es su culpa la contaminación, y probablemente sea cierto, pues se trata de un fenómeno en el que intervienen demasiados factores.

Pero dado el tamaño de la emergencia, creo que lo mínimo que podría hacer Mancera sería salir y dar la cara.

Lo que haría un líder de verdad, no uno de esos que juguetean como niños en la pradera.










Vamos, no estamos hablando de que se inundó un puente en el Periférico. Estamos ante un suceso grave y extraordinario: la calidad del aire que respiramos es más mala que un programa de Laura Bozzo.

Tan es así que se decretó que el ¡20%! de todos los vehículos se queden guardados.

Estamos hablando de entre 800 mil y un millón de automóviles, camionetas y camiones.

Digo, no es por ponerse exigentes, pero como que en este momento es cuando hace falta un dirigente con carácter, visión e ideas.

Un capitán que guíe el barco. Pero no, lo que tenemos es un supuesto Jefe de Gobierno que le echa la culpa a otros gobernadores, que se queja de que el gobierno federal no hace nada y que él mismo no es capaz de salir a hablar de frente con sus gobernados.

Esconderse tras pretextos es lavarse las manos.

La cosa está en que si, de por sí, la popularidad de Mancera estaba por los suelos, hoy sus aspiraciones presidenciales están, literalmente, en el aire.

Es decir, sus ganas de ser Presidente morirán, poco a poco, víctimas de la contaminación.

INFIERNO MEXICANO

Muchas veces nos preguntamos por qué las cosas no cambian en nuestro país.

Normalmente culpamos a los políticos. Pero los políticos van y vienen. Cada 3 o 6 años llegan unos y se van otros.

Los que seguimos aquí somos los ciudadanos. ¿No será que nosotros somos los que tenemos que cambiar para que México cambie? Toma como ejemplo lo que pasó el otro día en el infierno.

Llegó un señor que se murió de golpe, al parecer por la contaminación en la Ciudad de México.

Al llegar descubrió que el infierno no era uno solo, sino que había uno para cada país.

Primero se asomó al infierno alemán y preguntó:

–¿Qué te hacen aquí?

–Lo primero –le respondió el diablo encargado– es ponerte frente a un foco de luz por una hora, luego en la silla eléctrica otra hora para después acostarte en una cama llena de clavos una otra más.

El resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.

Como eso no le gustó nada. Fue al infierno ruso, al gringo, al francés, al venezolano, donde el castigo era prácticamente el mismo.

Luego fue al infierno mexicano donde descubrió que ¡había fila para entrar!

–¿Oiga, por qué hay tanta gente?

–Es que aquí te ponen frente a un foco por una hora, en una silla eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora y el resto del día viene el diablo mexicano y te da latigazos.

–Pero así es en todos los infiernos. ¿Por qué todos quieren entrar?

–Ah, porque el foco está fundido, la silla eléctrica no sirve porque la CFE nos cortó la luz, los clavos de la cama se los robaron y el diablo mexicano nomás viene, firma ¡y se va! ¡Nos vemos (si lo permite la contaminación) el martes!



Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/no-se-ve-mancera-1458209233



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