jueves, 17 de marzo de 2016

Eduardo Ruiz Healy - Hasta la prepotencia debe tener límites

Los prepotentes de nuestro país que se hacen acompañar de guardaespaldas armados violan los reglamentos de tránsito con absoluta impunidad y... , de paso, agreden a quienes tenemos la mala suerte de toparnos con ellos.

Cada día son más los casos que se reportan en donde guaruras que han sido empoderados por sus patrones amagan con sus armas o lastiman físicamente a personas cuyo único pecado fue no quitarse del camino del político o empresario poderoso cuyo vehículo transitaba a toda velocidad sobre alguna calle de nuestras ciudades, especialmente de la Ciudad de México.









El viernes de la semana pasada se difundió un video en el cual se ve al guarro de un supuesto empresario llamado Alberto Sentíes Palacio golpear al conductor de una camioneta. Sentíes, quien de acuerdo a la Procuraduría General de Justicia del DF ha sido acusado de defraudar 20 millones a tres personas, iba manejando su automóvil Ferrari y asegura que no vio cuando su empleado golpeaba al inocente que se le atravesó en el camino. Sentíes no denunció a su guarura espontánea y libremente, sino hasta que el escándalo se volvió mayúsculo. Es más, se limitó a despedirlo y permitir su fuga, lo cual probablemente lo haga cómplice de su exempleado. Como dato adicional, Sentíes Palacios aparece en una de las listas negras del Servicio de Administración Tributaria (SAT), lo que significa que probablemente no paga sus impuestos pero sí puede comprar un Ferrari 2015 que se vende en casi tres millones de pesos.

Los guardaespaldas, guaruras o guarros se han vuelto una plaga en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Abusan del poder que les confieren sus jefes y las armas que llevan con ellos, algunas de uso reservado para las fuerzas armadas. Su prepotencia, derivada de la prepotencia de sus empleadores, es notoria y actúan de manera similar sin importar si están protegiendo a un alto funcionario público, o a un hombre de negocios millonario, o a un delincuente de altos vuelos.

Cuando van a bordo de sus autos o camionetas, generalmente negras, ya sea abriéndole camino al vehículo de su jefe o protegiéndolo por detrás, no respetan a nada ni a nadie, y sin pensarlo dos veces agreden a los demás automovilistas que se encuentran en el camino, obligándolos a salirse de su carril o cerrándoles el paso.

Ayer fui víctima de estos jefes y guarros prepotentes al ir manejando sobre la avenida Conscripto, tanto en el tramo que se encuentra dentro del Estado de México como el que está en el DF. Iba rumbo al Periférico cuando me rebasaron tres camionetas Suburban negras que iban en caravana. La delantera y la trasera llevaban prendidas unas luces intermitentes de color azul, rojo y blanco, que supuestamente están prohibidas, protegiendo a la que iba en medio. La camioneta trasera no permitía que nadie rebasara a la caravana. Tras de ellas íbamos cada vez más vehículos incapaces de pasarlos.

Empecé a tomar fotos con mi iPhone 6 y tal vez alguno de los tripulantes de la camioneta que iba en la retaguardia se dio cuenta, porque de inmediato se hizo a un lado y permitió que por fin rebasáramos al pequeño convoy quienes habíamos sido obligados a ir detrás de ellos.

Las fotos las subiré hoy mismo a Twitter, Facebook y LinkedIn, esperando que alguien me ayude a identificar al prepotente jefe de los prepotentes guarros. Las placas de la Suburban que iba en la retaguardia, bloqueando el paso de los demás vehículos, son E29-ACU, 385-ZVG son las de la camioneta que iba en medio. No pude fotografíar bien a la camioneta que iba abriendo paso.

No estoy en contra de quienes emplean guardaespaldas para cuidar su integridad. Muchas personas han sido víctimas de la delincuencia y entiendo que se quieran proteger. Lo que no se justifica es que algunos prepotentes violen leyes y reglamentos, avalen que también lo hagan sus guarros y, al hacerlo, agredan a personas inocentes. Caray, hasta la prepotencia debe tener límites.



Leído en http://www.criteriohidalgo.com/a-criterio/hasta-la-prepotencia-debe-tener-limites



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