jueves, 19 de mayo de 2016

José Woldenberg - ‘¡Salve, César!’

No resulta fácil acercarse al pasado. Una tierra -se ha escrito- extraña y ajena. Pero cuando el pasado no es tan lejano, cuando lo llevamos en la memoria, con todas las malformaciones del caso, el asunto se vuelve más resbaladizo. Pues bien, los hermanos Coen decidieron recrear al Hollywood de la post guerra, la llamada época dorada de una industria que no cesa de expandirse por todo el orbe. Y lo hicieron con una fórmula magistral: combinando fascinación e ironía, nostalgia y visión crítica. Si sólo fuera una aproximación melancólica y encantada hubiera rayado en la bobería y si sólo fuera cáustica y crítica no sólo hubiese exhibido incomprensión y desconocimiento, sino algo peor, una superioridad moral vacua. (Al final, todos somos mejores que Aristóteles porque nunca condenó el esclavismo).



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