martes, 14 de junio de 2016

Eduardo Ruiz Healy - Orlando: ¿ataque terrorista o ataque de odio?

En Fort Pierce, Florida, un ciudadano estadunidense de 29 años de edad nacido en Nueva York de padres afganos, que aparentemente estaba enojado con el mundo, decidió matar a cuanto homosexual pudiera.

En Orlando, a 193 km al norte de Fort Pierce, en la noche del sábado al domingo del fin de semana pasado, en un antro gay llamado Pulse, se celebraba la noche de Sabor Latino. En el lugar había poco más de 300 personas.

A las dos de la mañana del domingo, el hombre de 29 años que había viajado de Fort Pierce a Orlando entró al Pulse armado con una pistola Glock calibre 9 mm y un rifle de asalto AR-15 calibre .223 similar a los que usó la pareja de terroristas que mató a 14 personas en San Bernardino, California, en diciembre pasado.










Dos minutos después se escucharon balazos a las afueras del Pulse. Unos policías se enfrentaron a tiros con el atacante que entró al antro y se apoderó del lugar. Alas 2:22 de la mañana el agresor llamó al número de emergencia 911 y le informó al operador que era seguidor del Estado Islámico, de Jabhat al-Nusra y de los hermanos que colocaron bombas en el Maratón de Boston en abril de 2013.

Minutos antes de las cuatro de la mañana el Departamento de Policía de Orlando reportó que se escucharon balazos dentro del Pulse y pidió al público no acercarse al lugar. A las cinco de la mañana la policía irrumpió violentamente en el antro, liberó a unas 30 personas y se enfrentó y mató al agresor.

Cuando todo terminó había 39 muertos en el lugar, el asesino incluido. Otras 11 personas murieron cuando eran llevados a diversos hospitales. 53 más resultaron heridos, algunos de gravedad.

La balacera en Orlando está siendo calificada como el peor ataque terrorista perpetrado en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, lo ocurrido el domingo, ¿fue en realidad un ataque terrorista o un crimen de odio cometido contra la comunidad gay de Estados Unidos?

Lo que hasta ahora se sabe es que el agresor, Omar Mateen, era un hombre que se había casado y divorciado dos veces. Que, según una de sus exesposas, era un hombre irascible y violento que la golpeaba por no hacer las labores domésticas como él quería. Que era un musulmán religioso sin que hasta el momento haya indicios de que fuera indoctrinado o reclutado por el Estado Islámico u otro grupo radical. Que al declararse seguidor del Estado Islámico y, al mismo tiempo, de al-Nusra, demostró no estar enterado de que ambas organizaciones terroristas son acérrimas enemigas. Que fue interrogado dos veces por el FBI pero no se le consideró peligroso. Que no tenía antecedentes penales, que quiso ser policía y que actualmente trabajaba como agente de seguridad. Que uno de sus compañeros de trabajo reportó que “siempre se refería con insultos a los gays, negros, judíos y mujeres y todo el tiempo hablaba de matar gente”.

Es muy probable que 49 personas murieron en Orlando solo por estar en un bar gay, víctimas de un chiflado que odiaba a “los gays, negros, judíos y mujeres”, un loco que para justificarse ante sí mismo y el mundo probablemente marcó al 911 para presentarse como el seguidor de un grupo terrorista y que actuaba por motivos ideológico-religiosos y no impulsado por sus aversiones personales.

El tiempo, tal vez, aclare lo que sucedió el domingo en la mañana. Mientras eso ocurre Donald Trump le dice a los estadunidenses que ya les advirtió que los musulmanes son un peligro para su país y que solo él podrá protegerlos. Con la ayuda, claro está, de los fabricantes de armas similares a las que sin problema alguno pudo comprar Omar Mateen para cometer su asesinato masivo.



Leído en http://www.criteriohidalgo.com/a-criterio/orlando-ataque-terrorista-o-ataque-de-odio



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