martes, 14 de junio de 2016

Leo Zukermann - Sobre la devaluación del peso

Ayer algunos bancos llegaron a vender un dólar estadounidense a más de 19 pesos mexicanos. La última vez que esto ocurrió, por ahí de mediados de febrero, la depreciación de la moneda nacional se debía claramente a la caída en el precio del petróleo. Pero, desde entonces, el barril prácticamente se ha incrementado en un 70% y, sin embargo, el peso se está debilitando de nuevo mucho más que otras monedas de mercados emergentes (el real brasileño, el rublo ruso, etcétera). ¿Por qué? Tengo en mis manos un análisis del banco Citi, del dos de junio, que comienza con una declaración escalofriante: “El mercado se cuestiona por qué el peso ha estado tan débil dados los fundamentos [económicos] tan ‘sólidos’ [de México]. Para nosotros la pregunta es más bien por qué el peso ha estado tan fuerte dados los fundamentos débiles”.

En esta columna llevamos varios años criticando al gobierno de Calderón y al de Peña por haberse embarcado en un sueño keynesiano mafufo. El fantasma de Lord Keynes de repente se apareció en la Secretaría de Hacienda reavivando la vieja idea de que un incremento en el gasto público tendría efectos multiplicadores sobre el crecimiento económico. De 2009 a 2015, el gobierno efectivamente aumentó su gasto de manera desproporcionada, pero la ampliación del Producto Interno Bruto (PIB) no se dio porque, en México, los gobiernos gastan mal y, por tanto, el multiplicador keynesiano resulta una quimera.











Lo que sí hubo fue un enorme incremento de la deuda pública que este año podría alcanzar una proporción de 50% del PIB. Tanto Calderón como Peña le metieron durísimo a la tarjeta de crédito. Y a pesar de las promesas del gobierno actual de que comenzarían a equilibrar las finanzas públicas, lo cierto es que hoy, como desde 2009, México tiene un déficit público anual de alrededor de 2.5% del PIB.

Esto ahora se combina con un déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos debido a la caída en los ingresos petroleros (producto del doble efecto del derrumbe de los precios y la producción) y el estancamiento en las exportaciones no petroleras (por la debilidad de la industria estadunidense). Así que, como bien argumenta el documento de Citi, México tiene un problema de doble déficit que nos pone en la misma situación de países emergentes que están pasando por graves crisis económicas como Brasil.

El análisis de Citi enfatiza el problema fiscal. Menciona la mala ejecución del gasto público mostrando cómo los gobiernos mexicanos siempre se vuelan el techo presupuestal aprobado por el Congreso; incumplen el objetivo de gasto. Esto antes se podía tolerar gracias a los altos precios del petróleo, pero es insostenible en la coyuntura actual. México, en este sentido, ha perdido credibilidad en la promesa gubernamental de equilibrar las finanzas públicas. El hecho de que tengamos en puerta otra elección presidencial mina aún más la credibilidad, ya que típicamente el gasto público se dispara cada seis años en víspera de estos comicios.

Es por eso que Citi piensa que las variables fundamentales de la economía mexicana no están tan fuertes como se piensa. Pero, ¿por qué castigar más al peso que a otras monedas como el real brasileño?

La respuesta está esbozada en el documento de Citi: el peso se ha convertido en una cobertura financiera en contra de la posible victoria de Trump. Si llegara a ganar la Presidencia de Estados Unidos el candidato republicano, la divisa que más se devaluaría sería el peso. Los fondos internacionales utilizarían —quizá ya están utilizando— nuestra moneda para proteger sus activos de otras economías emergentes aprovechando la gran liquidez que tiene el peso en los mercados de tipo de cambio. Así que, desde ahora y hasta noviembre, observaríamos venta de posiciones en pesos frente al dólar como apuesta financiera relacionada con las elecciones estadunidenses.

En suma, nuestra moneda nacional se está debilitando por muchos factores, pero yo resaltaría dos. Uno, como era de preverse, el futuro nos alcanzó por culpa de gobiernos que desgraciadamente abandonaron la responsabilidad fiscal. Y, dos, porque los mercados están usando al peso para protegerse de un futuro apocalíptico si los estadunidenses enloquecieran y eligieran a Lord Voldemort como su Presidente.



Leído en http://www.enlagrilla.com/not_detalle.php?id_n=69445



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