miércoles, 30 de julio de 2014

F Bartolomé - Templo Mayor

NO ES por echarle a perder el desayuno a nadie, pero... urge aclarar una pequeña deudita, perdón, dudita sobre el sindicato de los petroleros.

EN REALIDAD son tres las interrogantes que sería bueno que alguien se animara a responder, tanto por parte de la organización sindical, como por el lado de Pemex, que dirige Emilio Lozoya Austin.

LA PRIMERA es si la megadeuda que tiene el STPRM tras perder un litigio judicial en Estados Unidos, entrará dentro del "pasivo laboral" que se pagará con el dinero de todos los mexicanos.

LA SEGUNDA es si es legal y, peor aún, si sigue vigente esa prebenda del sindicato de poder comerciar en otros países los productos de Pemex, como si fueran suyos.









PORQUE, ¡oh, sorpresa!, lo escandaloso no son los 400 millones de dólares que le ordenó pagar el tribunal gringo, sino que todo el caso se originó en una transa más del sindicato petrolero.

LA TERCERA, que quizás sea la más indiscreta, es averiguar si están descompuestos los carísimos relojes que usan Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana, pues como que ya es hora de que dejen de ordeñar a los mexicanos.




EL QUE seguramente está verde, y no por su credencial del PVEM, es el diputado federal Ernesto Núñez.

EN TAN SÓLO una semana ha llegado dos veces a la primera plana, y no por su gran labor legislativa. La primera fue como protagonista de un caso más de moches, al ser exhibido en una grabación dando instrucciones de cómo llevar a cabo la transa.

Y LA SEGUNDA fue en el video del encuentro entre Rodrigo Vallejo y "La Tuta", donde se le menciona como parte de la trama para mantener a Fausto Vallejo como gobernador, por medio de licencias cortas y no una definitiva. ¡Toda una fichita!




LA NEGOCIACIÓN entre empresarios y campesinos sobre el uso de sus tierras para exploración y explotación de energéticos, ya está lista y planchada... al menos en el mundito de los diputados.

SIN EMBARGO, la realidad y la experiencia hacen temblar hasta al más optimista, pues es fácil imaginarse la película: el campesino se niega a rentar sus tierras; en unos casos porque le parece poco, en otros porque nomás no tiene ganas.

PARA COLMO el polígono asignado para explorar abarca, digamos, 10 mil hectáreas que cruzan 18 ejidos, por lo que la negociación se multiplica con los comisarios ejidales y luego con los ejidatarios y luego con los hijos y siguen los yernos y posteriormente los nietos y...

PASAN los meses, la empresa y los campesinos no se ponen de acuerdo en el precio ¡para empezar los trabajos! Entra en acción el Tribunal Agrario, que tiene fama de eternizar las cosas, incluida su propia existencia. Pasan los años y quién sabe en qué acaba la historia.

LO ÚNICO BUENO de todo esto es que, en el caso de los yacimientos marítimos, las empresas sólo tendrán que negociar con Poseidón.


Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/templo-mayor--10773.HTML



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