A diferencia de lo sucedido casi seis años atrás, cuando el tema del narcotráfico no fue parte sustancial del debate ni de las propuestas de los candidatos presidenciales, en esta ocasión, incluso de manera temprana y arrebatada, está en vías de convertirse en el eje central de la discusión pública y las campañas rumbo a Los Pinos.
Por lo pronto, el foro para esta discusión está siendo usado casi en exclusiva por dos partidos que han redondeado posturas claramente identificables: de un lado, el panismo calderonista, que busca abiertamente dar continuidad a su política guerrera, con precandidatos que en términos generales, aunque con diferentes matices, se alinean con los trazos bélicos hechos por Felipe Calderón en lo que va del sexenio y que de alguna manera creen posible beneficiarse con los réditos comiciales que pueda aportarles la principal obra calderonista que ha sido la del reacomodo sangriento del negocio de las drogas.
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