Mujer de afectos y desafectos, pero ante todo de intereses, Elba Esther Gordillo aún no define a quién apoyara para la Presidencia de la República. Su aprecio personal está con Marcelo Ebrard, pero su interés político está con Enrique Peña Nieto, y su instinto de supervivencia con un candidato propio que podría ser Emilio Zebadúa. Su desafecto, está claro, es para el PAN y quien resulte su candidato o candidata, por la molestia que tienen con el presidente Felipe Calderón y por el desprecio que le muestran en público los panistas.
A menos de un mes de que venza el plazo para registrar las alianzas electorales en el IFE, el 22 de noviembre, su brazo político, el Panal, es codiciado; la busca el PRI, con quienes dialoga sobre una coalición para postular candidatos comunes en distritos y estados, pero también para que apoye a su candidato presidencial. La meta de Nueva Alianza en estas elecciones, según reveló ella misma en los videos difundidos por 24 HORAS, es lograr “un fuerte número de representantes en las cámaras”; y su Consejo Nacional ya definió que, si se ponen de acuerdo con el PRI, irían aliados en 130 distritos electorales y en 20 estados de la República, con candidatos compartidos.
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