domingo, 6 de noviembre de 2011

AMLO y Ebrard, Peña Nieto y Beatriz en el DF Federico Berrueto




En la capital se anticipa la derrota de los partidos. Ganará el proyecto político que pueda concitar la suma de muchas cosas. El problema para la izquierda es que es rehén de quienes han dominado la política clientelar. Por ejemplo, el PRD no tiene candidato fuerte, pero sí estructura y organización, aunque está más débil que siempre, porque su móvil no es la causa social que lo llevó al poder.
En el DF habrá de tener lugar la elección más relevante después de la presidencial. No sólo importa el sentido del voto de los más de 7 millones de ciudadanos, sino la conformación de un nuevo equilibrio político en la Ciudad de México, en la geografía del poder del país y en el desenlace de la elección presidencial. Lo más significativo sería la pérdida de hegemonía del PRD y sus huestes, situación que se anticipó ya en 2009, cuando la izquierda, dividida, tuvo su más baja votación histórica.
La izquierda ha gobernado razonablemente bien el DF. Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, López Obrador y Marcelo Ebrard adquieren relieve respecto a los gobernantes del pasado y de muchos mandatarios locales, incluyendo los del PRD, quienes se han destacado por su indolencia, caciquismo y, en algunos casos, extrema venalidad. Sin embargo, nadie vive de su propia historia, la realidad de hoy día es lo que cuenta y el ciclo del PRD da muestra de agotamiento. No hay figuras de relieve, está profundamente dividido y muchos problemas persisten no obstante la retórica y propaganda del gobierno local. Por tal razón, no son pocos los dispuestos a experimentar un gobierno distinto.

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