miércoles, 9 de noviembre de 2011

Renuncia por Héctor Aguilar C.


Ofrezco el espacio de esta columna a una renuncia cuyo sentido y argumentos compartirán todos los que tengan una preocupación por nuestras instituciones democráticas.
Es la renuncia de Ciro Murayama, colega periodista y prestigiado académico, a la posibilidad de ser elegido consejero del Instituto Federal Electoral.
Ciro es uno de los 17 ciudadanos que pasaron la selección como elegibles al cargo y que están a la espera de la decisión de la Cámara de Diputados sobre los tres consejeros que le faltan al IFE y que debieron ser nombrados el 31 de octubre del año pasado.
La renuncia de Ciro deja la cifra en 16 aspirantes. Dice así:
“A más de un año de que vencieran los plazos fijados por la convocatoria para hacer el nombramiento de consejeros y a un mes de que iniciara oficialmente el proceso electoral federal 2011-2012, ningún órgano de la Cámara de Diputados se ha dirigido en momento alguno a los ciudadanos que atendimos la convocatoria para explicar el por qué del incumplimiento legislativo.
“Peor aún, la Cámara es incapaz de explicar siquiera si la convocatoria referida sigue aún vigente o no. La omisión de la Cámara de Diputados significa en términos jurídicos una clara violación al artículo 41 de la Constitución General de la República. En términos políticos, entraña una preocupante deslealtad hacia una institución indispensable de la democracia mexicana como es el Instituto Federal Electoral.
“México enfrenta serios problemas, muchos de los cuales no son de fácil solución. No obstante, el contar con una autoridad electoral confiable y efectivamente autónoma siempre ha estado en manos de la Cámara de Diputados. Sólo la irresponsabilidad política y la falta de apego al orden constitucional explican que se haya generado un problema, el de una autoridad electoral incompleta, donde no lo había. Con ello se lesiona al IFE, pero también la credibilidad de la Cámara de Diputados.
“La no designación de los tres consejeros electorales del Instituto Federal Electoral es un revés a la consolidación de la democracia, y todo revés democrático implica un avance autoritario.
“Ahora bien, todo tiene un límite. Ante la reiterada falta de consideración hacia los ciudadanos que, tomándonos en serio a la Cámara de Diputados, atendimos su convocatoria; tras la repetida confirmación de que en la Cámara de Diputados no existe la disposición para acatar sin regateos la Constitución y respetar la integridad y autonomía del IFE, me permito hacerles saber mi decisión irrevocable de declinar como aspirante a ocupar un puesto de consejero electoral en el Consejo General del Instituto Federal Electoral.”
Los términos de la renuncia de Ciro Murayama tienen una virtud rara en el análisis político: ponen la responsabilidad en quien la tiene.

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