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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
sábado, 31 de diciembre de 2011
Juan Villoro - Violentómetro
Hace un par de días vi un cartel con una escala de la violencia ordenada del 0 al 30. En forma significativa, se otorga importancia a los delitos de género. Los niveles más graves son Violar (28), Mutilar (29) y Asesinar (30). La iniciativa es promovida por la SEP, el IPN y el Instituto Nacional de las Mujeres. En un país que despierta para contar cadáveres y donde los feminicidios de Ciudad Juárez no han sido resueltos, resulta imprescindible tener conciencia de los distintos grados de agresión y de sus efectos acumulativos. El Violentómetro es un instrumento decisivo para medir nuestra realidad.
Sin embargo, llama la atención que la escala comience de este modo: Bromas hirientes (0). ¿Ultrajar verbalmente no tiene consecuencia?, ¿se trata de un grado cero de la agresión? Los siguientes valores son: Chantajear (1) y Mentir/Engañar (2). Obviamente estamos ante nociones subjetivas. Una mentira puede ser menos ofensiva que una burla. Resulta extraño que no se le atribuya un daño cuantificable a la Broma hiriente, variante del insulto donde la ironía cumple una función ambigua (pretende suavizar lo que en el fondo enfatiza). "¡Pero si era una broma: no aguantas nada!", dice el agresor. El Violentómetro sugiere que herir de manera burlona tiene un impacto nulo, equivalente a cero. Se da por sentado que así tenemos que vivir.
Esto obliga a reflexionar en los muchos símbolos de violencia que consideramos naturales. En las barajas de la lotería mexicana, El Valiente aparece como un hombre con un cuchillo manchado de sangre. El tradicional grito para anunciar la carta es: "¿Por qué le corres, cobarde, trayendo tan buen puñal?". Desde la segunda mitad del siglo XVIII, la valentía se representa en las fiestas populares con un sociópata armado de un tranchete.
¿Y qué decir de nuestro himno? Una tarde de 1853, Guadalupe González del Pino encerró a su novio, el poeta Francisco González Bocanegra, para que escribiera las estrofas que le permitirían participar en un concurso. Durante cuatro horas el rehén pensó en derribar la puerta a cañonazos. El resultado fue el bombástico despropósito que hasta la fecha nos representa en la arena internacional. Por suerte, casi nadie entiende lo que decimos. Nos presentamos "al grito de guerra" y, si el protocolo y la memoria nos permiten llegar a la estrofa VI, proponemos: "Tus campiñas con sangre se rieguen/ Sobre sangre se estampe tu pie". Hace algunos años, el filólogo Antonio Alatorre, autor de los 1001 años de la lengua española, sugirió que el himno tuviera una letra más acorde con nuestros ideales contemporáneos. La poesía cívica de Ramón López Velarde o José Emilio Pacheco nos representa mucho mejor que la invitación a dejar huellas de sangre por todas partes. El hecho de que el himno haya sido una iniciativa de Antonio López de Santa Anna debería bastar para sustituirlo por otro.
¿Y qué decir de nuestro escudo? La leyenda fundacional que lo justifica es demasiado poderosa para olvidarnos de ella, pero podría admitir un cambio de diseño. Nuestro escudo es el único que representa un acto de depredación. Si en la bandera de Corea del Sur el signo del yin y el yang alude a la complementaria energía de los opuestos, en la nuestra un contrario aniquila al otro. El artículo 2 de la Ley sobre el Escudo de la Bandera y el Himno Nacionales recalca la condición guerrera del emblema: "El Escudo Nacional está constituido por un águila mexicana, con (...) las alas (...) ligeramente desplegadas en actitud de combate (...) Posada su garra izquierda sobre un nopal florecido que nace en una peña que emerge de un lago, sujeta con la derecha y con el pico, en actitud de devorar, a una serpiente curvada". ¿Qué dice esto de nuestra identidad? Las frases subrayadas podrían someterse al Violentómetro.
También nuestros billetes promueven trifulca. En la cartera llevamos un panteón de héroes asesinados, generales victoriosos, próceres perseguidos. La única figura que no participó en combate es Sor Juana Inés de la Cruz. En Japón todos los billetes celebran logros científicos y culturales. Los protagonistas son el bacteriólogo. Hideo Noguchi, la escritora Ichiyo Higuchi o el filólogo Yukichi Fukuzawa, creador del primer diccionario japonés-inglés y fundador de la Universidad de Keio.
La tradición no es una zona clausurada; por el contrario, su vigencia está sujeta a su eficacia en el presente. Vale la pena redefinirnos conforme a ideales contemporáneos.
La tarea comienza por el lenguaje. En el habla común, "ajusticiar" es sinónimo de asesinar, como si la muerte pudiera ser una reparación jurídica. De manera inconsciente, herimos las palabras. Cuando los periodistas dicen que alguien fue "levantado", en vez de secuestrado, o se refieren a un cuerpo que cuelga de un puente como a una "piñata", transforman el ultraje en algo habitual, inscrito en la costumbre. El horror no puede ser normalizado.
En el Violentómetro no debería haber una ofensa tolerada como grado cero. La lucha contra la violencia pasa por los códigos que compartimos.
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/640/1278338/
Carlos Puig - El complicado, enigmático, prometedor 2012
1. La elección de 2012 será la primera en el país donde internet, los teléfonos “inteligentes” y las redes sociales tendrán un papel relevante, si no por su alcance en números absolutos, sí como el lugar donde se iniciarán debates y nacerán agendas. La novedad de la herramienta permitirá también a algunos vivales hacer millones de pesos engañando candidatos, cobrando millones para crear falsos usuarios que repitan elogios desmesurados. Ya han sido engañados así un par de gobernadores.
2. La irrupción de las redes sociales coincidirá con la ampliación del ancho de banda y la velocidad a la que nos comunicamos. Telmex, el principal proveedor de internet ha comenzado —y acelerará el próximo año— el proceso de instalación de fibra óptica hasta el hogar. Sus competidores como Axtel, TotalPlay y las cableras andan en lo mismo. La explosión en ancho de banda tendrá también un correspondiente en lo móvil con Nextel y, tal vez, la primera red verdaderamente 4G (tecnología LTE). Esta muy posible explosión de velocidad y de conectividad coincidirá con nuevos contenidos construidos especialmente para la red y con otros que ya están ahí y no encontraban la infraestructura adecuada como www.milenio.tv.
3. Los medios electrónicos tradicionales enfrentarán su primera elección presidencial sin dinero de por medio, sin transacción abierta y legal en la que un partido, una campaña, compraba anuncios y con eso, acceso. Un enigma cómo actuarán los partidos y cómo actuarán los medios electrónicos. Más aún en el escenario del partido en el gobierno abajo en las encuestas, y por mucho. El reciente fallo anulando la elección de Morelia comprueba que las autoridades electorales están dispuestas a utilizar los nuevos instrumentos que la reforma a la ley les concedió. Falta ver si el IFE también se atreverá a revisar cuentas de banco de medios de comunicación, algo bastante más delicado.
4. Será el 2012 un buen año para los diarios impresos en lo económico, aunque sea por un fenómeno temporal. Limitado su actuar en los electrónicos, los partidos acudirán a los diarios y sus páginas en la web para meter anuncios que requieran velocidad de impacto. La ley y las negociaciones entre el IFE y concesionarios convirtieron al proceso de entrega y transmisión de spots en uno lentísimo para lo que se necesita hoy en día. Serán la web y los diarios los beneficiarios. Ya se verá si este oxígeno temporal es aprovechado por los periódicos tradicionales para impulsar su transformación digital.
5. Cofetel ha terminado la consulta y los primeros resultados dicen, de manera abrumadora, que urge licitar una nueva cadena nacional de televisión. Hasta dos cadenas, dicen algunos. Nadie imagina hoy que en pleno año electoral el gobierno comience el proceso, aunque algunas voces dentro de la secretaría y en Los Pinos insisten que se comenzará. La licitación tendría que tener como previa la decisión de si por fin se cambiará o no el título de concesión de Teléfonos de México para poder entrar al negocio de la televisión. La autoridad tendrá que resolver también si jugadores regionales podrán competir por esas nuevas cadenas y si se permitirá que, por ejemplo, concesionarias de radio, podrán entrar a la licitación. En fin, suena demasiado complicado para el año electoral, pero hay quienes insisten en que el Presidente quiere hacerlo en su último año.
6. En lo político, a mediados de año se habrá solventado el que para mi hoy es el enigma del cual depende la elección de julio y es ¿cuántos votos vale López Obrador? Ha hecho campaña por todo el país durante cinco años y medio, ha construido una organización que es, en realidad, un misterio si funcionará o no. Su designación le permitió un salto cualitativo en algunas encuestas y ahora habrá que ver si aquello de sus “negativos” es tan sólido como se ha venido diciendo. De los números de AMLO depende si estaremos en una elección a tercios o una disputa entre dos, con un tercero mirando a lo lejos.
7. El presidente Calderón y el panismo parecen hacer un cálculo en varias dimensiones. Todo indica que la economía andará por buenos caminos el próximo año, lo cual es, generalmente, gran ayuda en elecciones. Los números de los últimos tres meses del año —aunque preliminares— parecen mostrar que la violencia ha dejado de crecer. Estabilizada en niveles de horror no sirve de mucho, pero un descenso del tamaño que fuera en el primer semestre podría servir al candidato del blanquiazul, siempre y cuando, llegue la captura de un gran capo antes de las elecciones.
8. La elección está ahí para que Peña Nieto la gane... o la pierda. Su actuación en diciembre parece la de un chamaco al que llevan meses diciéndole, machaconamente, que no debe fallar, por lo que irremediablemente, se tropieza. Rodeado de las caras más viejas del priismo, con un discurso rancio —sólo le falta empezar a hablar de amor—, Peña tendrá que ajustar si no quiere llegar a marzo con su ventaja hecha trizas.
Rosario Robles - 2012: lo que viene
La espiral de violencia se alimentará desde arriba, porque es el clima que favorece a quienes hoy están en el poder. Porque la polarización hasta ahora les ha dado resultados.
Difícil año el que empieza. La disputa por el poder es cruenta y más si se considera que gobierna la derecha. Que el presidente y su partido harán todo para mantenerse en la silla presidencial, utilizando para ello recursos públicos e instituciones. No importa el costo. El rédito vale la pena (para ellos) si se prolonga su estadía por seis años más. No la tienen fácil. El desgaste es enorme (a estas alturas) para un partido que prometió el cambio y que al final del día deja a un país sumido en la violencia, en el temor, en la pobreza. La labor en el gobierno no le significa continuidad, pues hoy por hoy está muy abajo en las encuestas. El PAN ha perdido elecciones muy importantes, incluida la de Michoacán en la que la apuesta fue a lo grande: la hermana del presidente y el uso desmedido de los dineros y programas sociales a su favor. A pesar de la derrota, el experimento marcó el camino. Muerte y violencia, combinación perfecta para sembrar el miedo, para atacar al adversario, para señalarle responsabilidades por los nulos resultados de una guerra decidida al margen de todos, desde la soledad de los pasillos presidenciales. Pero los muertos se les cargan a otros, al tiempo que se presiona a los gobiernos estatales con las partidas federales, se les detiene el recurso, se les maniata. La lógica de vincular al adversario con las redes ilícitas es otra de las formas (no importa que no se presenten pruebas) de confrontar, de decir que la única opción válida es ésta que tanta tragedia y sangre le ha traído al país. No habrá límites. Los aparatos de procuración de justicia y de seguridad pública se utilizarán a favor de quién contienda por las siglas del blanquiazul. Ya se avizoran las estrategias. Políticos señalados por supuestos vínculos con el narcotráfico y, a juzgar por las últimas detenciones, el manejo mediático de las capturas de los narcos (en una especie de reedición a la mexicana de la serie colombiana El capo) que se verá coronada (ya muy cerca de las elecciones) de la detención del capo mayor, del más buscado (el que ellos dejaron ir), del que está en la listaForbes como uno de los más ricos de México. En fin que después podrá salir por la puerta de atrás (o por la de adelante como lo hizo en el sexenio foxista). En esta lógica, el candidato del gobierno debe garantizar continuidad, compromiso con la estrategia emprendida, incondicionalidad. ¿Podrá Josefina Vázquez Mota convencer de que ella es capaz de seguir por el mismo camino? Y de lograr acreditar que así será, ¿podrá mantener un discurso de apertura con los ciudadanos sin comprometerse a un cambio radical? ¿Podrá seguir abrazando a Javier Sicilia y a su movimiento sin un pacto claro de retiro del ejército de las calles en el mediano plazo? ¿Podrá convencer a los sectores no panistas de que verdaderamente representa un cambio y su opción es diferente a lo realizado por ese partido en los últimos años? ¿Estará dispuesta a no convertir el tema de la seguridad en el eje central de su campaña (como si lo quiere el presidente)? Estas y otras preguntas se le pueden hacer a quién hoy encabeza las preferencias dentro del panismo. Es ella sin duda su mejor carta. La única con la que pueden competir con dignidad, pero se necesita algo más que ser mujer para persuadir a muchos que no representa un simple cambio de piel. No está fácil. Por lo pronto necesita imponerse sobre la misoginia y romper el caparazón del círculo selecto que rodea al presidente y del que no forma parte. Por el PAN y por las mujeres sería deseable que así fuera. Diferencias aparte.
Por lo pronto, habrá que prepararse para este clima de violencia que ahora provendrá de la política. La espiral se alimentará desde arriba, porque es el clima que favorece a quienes hoy están en el poder. Porque la polarización hasta ahora les ha dado resultados. Porque son expertos en ubicar a los otros como el peligro, cuando son ellos y nadie más los que después de doce años nos han conducido a este sendero alimentado con la impunidad de unos cuantos y la sangre de sesenta mil mexicanos. Esto es lo que ellos quieren. Falta ver lo que decide la mayoría de los mexicanos. Por lo pronto, para muchos 2012 se presenta como la gran oportunidad de recuperar la República.
Riva Palacio - Sobrevivientes
El año terminó con pocas sorpresas. Es cierto que nadie pensaba que Humberto Moreira, que parecía un huracán de Coahuila apoderándose del PRI, iba a ser víctima de la andanada política-mediática más feroz que se recuerda, o que la estrella emergente de Alonso Lujambio se iba a opacar, primero porque lo obligaron a declinar en su lucha por la candidatura presidencial, y más tarde por enfermedad.
Tampoco nadie calculó que las aspiraciones presidenciales de Josefina Vázquez Mota, luego de que aguantó las presiones del PAN para que fuera candidata al gobierno del estado de México, se iban a consolidar en abierto desafío a los deseos en Los Pinos para impulsar a Ernesto Cordero como su apuesta en 2012, ni que en la guerra de las telecomunicaciones los capitanes de la industria salieran empatados en la antesala de la autorización para una tercera cadena de televisión.
No fue la política, sino en los negocios, donde se dio el choque más espectacular.
El magnate de peso mundial Carlos Slim, se enfrentó con Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas, presidentes de Televisa y Grupo Azteca, en una batalla de varios frentes: el primero, al enfrentar la oposición a la búsqueda de la tercera cadena de televisión, y los otros dos por poder ofrecer servicio telefónico en la modalidad del Triple Play, y para que les redujeran los precios de interconexión para poder ampliar su mercado de telefonía.
Esta es una guerra entre gigantes, donde todos tienen razón y todos quieren ceder lo menos posible. Parecía, sin embargo, una lucha asimétrica. Slim, que tiene dinero carece del poder real de una pantalla de televisión. Pero ni Azcárraga ni Salinas pudieron opacarlo.
Slim se batió con Azcárraga –a quien fondeó para evitar que en la crisis accionaria de Telesistema Mexicano, su familia le quitara Televisa-, y con Salinas –a quien fondeó para poderse quedar con la licitación de TV Azteca-, en los medios y en los tribunales. Con Salinas mantiene un diferendo jurídico que sigue cumpliendo sus plazos con victorias pírricas y amparos ininterrumpidos, mientras que con Azcárraga llegó a un pacto de no agresión, luego de amenazas veladas cuando atacaron a su familia.
La guerra de las telecomunicaciones comenzó cuando Slim ordenó el retiro de la publicidad del Grupo Carso –Telmex, Telcel y Sears, por ejemplo-, en protesta por los costos de las pautas, y ejecutivos de Televisa respondieron con un sitio en internet donde agredían a su yerno, Arturo Elías, responsable de las comunicaciones y las relaciones institucionales del corporativo.
Slim llamó a Azcárraga y le manoteó en la mesa. Temas personales debían quedar fuera de las hostilidades, porque de otra manera, advirtió, los accionistas de Televisa en Wall Street conocerían a detalles los estados financieros de la televisora. Azcárraga ordenó matar ese sitio y suspender las agresiones. Slim se mantuvo fuera de las pautas de la publicidad abierta, con lo que ahorró 150 millones de pesos y provocó que las acciones de Televisa cayeran más de 6%. Sus empresas no tuvieron pérdidas y mantuvieron el nivel de venta.
En todo este episodio que no termina, el gobierno federal fue como un actor ausente. En realidad, la no intervención fue una gran intervención. Que se exhiban y se desgasten, pareció la consigna. Hay una buena relación con Televisa y la mala que había con Slim se mejoró. Tanto, que al finalizar el año la Comisión Federal de Telecomunicaciones anticipó que revisaría el próximo año lo de la tercera cadena de televisión. Pero 2012 no es cualquier año; es el de la elección presidencial donde el priista Enrique Peña Nieto, como estaba al comenzar 2011, parece cabalgar seguro rumbo a Los Pinos. ¿Será?
Hay quien piensa que Peña Nieto, que sobrevivió sin un rasguño el último año de su gobierno, la elección en el estado de México y la crisis en el PRI, tendrá una elección de trámite. Quienes más saben de procesos electorales, recomiendan prudencia. Tiene hoy una amplia ventaja, pero ni hay campañas –por tanto no hay guerra sucia en su contra-, ni hay candidato en el PAN –lo que impide que se agrupe el partido en el poder y marche como una maquinaria homogénea en contra de sus rivales-.
Peña Nieto tiene, según los expertos, 17 millones de votos asegurados, contra 11 garantizados que tendrá cualquier candidato o candidata del PAN, con ocho millones de votantes flotando para cualquier lado, siempre y cuando la elección lleve a las urnas a unos 45 de las casi 70 millones de personas elegibles para sufragar. Esto, claro, si el PAN y el PRD no realizan una campaña que agite al electorado y aumente su nivel de votación.
Peña Nieto es el sobreviviente más fuerte del año, y por lo mismo, contra quien habrá más ataques para disminuirlo. En este escenario, quien jugará un papel central es Andrés Manuel López Obrador, un gran sobreviviente, que fue capaz de mantenerse vigente cinco años y derrotar por la candidatura de la izquierda a quienes las clases medias y el empresariado deseaban, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
En los mismos cálculos de los expertos, López Obrador tiene ocho millones de votos asegurados, muy lejos del puntero, y bastante atrás del abanderado panista. En las condiciones actuales no tiene fuerza para competir por la Presidencia, pero tiene suficiente respaldo para que sus opositores hagan sus estrategias con él. López Obrador le conviene a Peña Nieto porque garantiza, como sucedió en el estado de México, que no habrá alianza con el PAN en la elección presidencial. Pero le ayuda más al PAN en términos de polarización electoral.
Si el PAN eleva la figura de López Obrador apostará a que le quite puntos a Peña Nieto en la votación. Los votantes de él no lo harán por el PAN, pero ante la posibilidad de que el PRI regrese al poder, es probable que haya un voto útil, como sucedió en 2000 con cuatro millones de votos de la izquierda que respaldaron a Vicente Fox, a favor del candidato azul. López Obrador no está en esa lógica, pero pese a su cambio de actitud y discurso con los grupos con quienes antagonizó hace cinco años, confía a sus cercanos que “los poderes fácticos” no lo dejarán llegar a Los Pinos.
Los poderes fácticos son la clase política que llama “la mafia del poder”, donde incluye a las televisoras. López Obrador ha perdido mucho terreno electoral, pero el haberse mantenido en la opinión nacional, pese a ser únicamente un ciudadano, lo convierte en un enemigo fuerte, aunque por los números, no el hombre a vencer. ¿Quién será ese candidato? Peña Nieto, sin lugar a dudas, que enfrentará no sólo a sus adversarios en la boleta electoral, sino al propio presidente Felipe Calderón, que nadie duda participará sibilina y soterradamente, en la campaña electoral.
Calderón se juega el poder para su proyecto transexenal y el orgullo para no entregar la banda presidencial a quien representa al partido que más detesta. Cómo operará a favor del abanderado panista, sólo se pone en duda por cuanto al método. De la misma forma surgen las dudas cómo lo harán, y por quién apostarán las televisoras en la contienda presidencial. También ellas se juegan el futuro –el candado a la tercera cadena de televisión con la que amenaza al duopolio Slim-, y sobrevivientes de cinco años, tienen en 2012 el más importante para su viabilidad en el mediano y largo plazo. El imaginario colectivo las coloca del lado de Peña Nieto, pero para ellas, todo gira alrededor del negocio, no de la política.
Los sobrevivientes de 2011 no serán los mismos en 2012. Unos repetirán, pero la mayoría de los que saltaron el rio en este año, se ahogarán en el camino el próximo.
José Woldenberg- Internet hace 262 años
En la primavera de 1749 la policía de París rastreó la pista de una oda contra su majestad Luis XV. Un espía de la policía proporcionó la primera pista. El texto se lo había suministrado un estudiante de medicina. Inmediatamente el estudiante fue arrestado y declaró cómo había conocido el poema. La policía fue deteniendo a uno tras otro de los eslabones en el trayecto de la oda hasta sumar 14. Así empieza la interesante reconstrucción de las redes de comunicación preexistentes a la Revolución Francesa que realizó Robert Darnton (Poesía y policía. Traducción: Antonio Saborit. Cal y Arena. 2011).
En la red de comunicación aparecían el secretario de un juez, un estudiante de filosofía, el hijo de un comerciante de seda, un abate, jóvenes sacerdotes. "La trasmisión se realizaba por medio de la memorización, de notas escritas y declamaciones en lugares clave de la red de amigos". Y la policía utilizó una técnica eficiente para desmantelar la trama: "les advirtió a los detenidos que quien no pudiera decir dónde recibió el poema sería sospechoso de haberlo escrito...". Uno a uno hablaron y fueron a parar a la prisión de la Bastilla.
Pero como bien documenta Darnton la red no puede entenderse en sí misma, porque buena parte de la poesía crítica que circulaba en París tenía su origen en la Corte. Era de las intrigas de pasillo y de las recámaras de Versalles de donde surgía buena parte del material que luego circulaba por las calles. Y en particular, a raíz del despido del conde Maurepas por parte de Luis XV, se multiplicaron canciones y poemas que apuntaban contra la probidad del monarca y sobre todo contra su amante Madame Pompadour.
"La lucha por el poder no significaba nada para los catorce jóvenes encerrados en la Bastilla. Ellos no tenían idea alguna de las maquinaciones que se producían por encima de sus cabezas... A todos se les desterró lejos de París... Sus vidas se arruinaron...", y las intrigas en la Corte siguieron.
Pero Darnton va más allá. La red de los 14 es interesante en sí misma como un circuito estrecho de comunicación entre amigos, y los pleitos en la Corte ilustran el ardor y la beligerancia de la lucha en los angostos corredores del poder. Pero había algo más: una naciente "opinión pública" a la que era perceptivo el mismo Rey. "Una población más amplia y alfabetizada clamaba por ser oída", y "Luis XV era muy sensible a lo que los parisinos decían de él, de sus amantes y de sus ministros". Esa sensibilidad "abrió otra dimensión a las luchas por el poder en Versalles: las relaciones del rey con el pueblo francés, la sanción de un público más amplio, la percepción de los hechos fuera de los círculos internos y la influencia de tales opiniones en la conducción de los asuntos".
Una novedad apareció en el horizonte, la misma que no haría sino abrirse paso con el tiempo: "El monarca, teóricamente absoluto en su soberanía, se sintió vulnerable ante la desaprobación de sus súbditos", y con ello la política, entendida como intriga cortesana, se convirtió en un espacio "susceptible a las presiones provenientes de fuera".
Al parecer, una ola general de descontento, alimentada por un alza a los impuestos (en tiempos de paz), forjó sus propios canales de comunicación -la red de los 14 no sería sino una entre muchas-, que acabó extendiéndose "desde el Palacio de Versalles hasta los cuartos amueblados de los pobres de París". Y Darnton, con una paciencia digna de un santo, escudriña la poesía y las canciones que circulan por el laberinto parisino. Y en ellas encuentra exhortos contra el servilismo, proclamas contra la cobarde conducta del soberano, agresiones contra su amante. Los poemas y canciones pudieron originarse en la Corte, pero crecían, se modulaban, se afinaban con versos agregados en las calles. Una vigorosa comunicación oral los difundió por todas partes. "En una sociedad semi alfabetizada, las canciones funcionaban hasta cierto punto como periódicos. Ofrecían un comentario inmediato a los hechos del momento". Forjaron circuitos: "los aristócratas cantaban en la corte, los cultos en los salones, los ociosos en los cafés, los obreros en las tabernas, los soldados en las barracas...".
A través de adivinanzas, juegos de palabras, burlas, bromas, chistes, baladas populares, villancicos burlescos, filípicas, se expresa una "opinión pública", que desde entonces preocupó a las mentes más lúcidas de la Corte. "Era una fuerza que surgía de las calles". No era "la voz de la razón ni nada remotamente parecido... sino más bien el diktat de un híbrido social, el Monsieur le Public... que ahora lucía como un nuevo Leviatán".
Darnton concluye: "A mediados del siglo (XVIII) París no estaba listo para una revolución. Pero había desarrollado un sistema de comunicación efectivo que informó al público... Revela la forma en que una sociedad de la información trabajaba cuando dicha información se difundía oralmente y la poesía llevaba mensajes a la gente común, con una alta efectividad y mucho antes de Internet".
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/640/1278086/
Rafael Cardona - El año del fin del mundo
Obviamente se debe ser idiota para creer en las profecías del “calendario” maya (ni los mayas tenían calendas, ni nadie puede garantizar la correcta interpretación de tanta patraña), pero el 2012 sí será un año para terminar un ciclo: toda profecía se cumple si creemos en ella.
Si falla no es por su inconsistencia sino por nuestra falta de fe. Cuando el planeta siga girando como si nada, los hagiógrafos mayenses hallarán formas para explicar ese incumplimiento con matices y sesgos.
Sin embargo una era se cerrará a partir de este enero. Eso es tan seguro como el desviejadero cuyo término veremos cuando se muera febrero. El 2012 nos entregará de cualquier forma, el fin de dos sexenios panistas y quizá la noticia de no hallarnos con el tercero.
Finalmente, tras de muchos años de bregar eternidades, como dijeron sus fundadores, el Partido Acción Nacional llegó al poder con el advenimiento del siglo XXI para gobernar a México como en los peores momentos del priísmo del siglo pasado y este será el año de pagar facturas. La más cara de todas ellas podría ser su derrota en el mes de julio. Ese sería para muchos el verdadero fin del mundo. El mundo de la simulación democrática y la oportunidad para los negocios jamás soñados siquiera.
¿Perderá el PAN el poder? Quizás, quizás no; pero el riesgo hoy es mucho mayor de cómo lo veía Vicente Fox quien a pesar de todo logró poner en la silla a uno de los suyos (no al suyo). Pero a diferencia de hace seis años es mayor la dificultad del rompecabezas.
Esto resulta complejo por muchas razones. Especialmente por la cercanía con el desastroso proceso del 2006, hoy es mucho más compleja la manipulación pre electoral. Nadie puede creer ahora en la posibilidad de un fraude a la hora del voto y resulta más o menos difícil hacerlo en los tiempos del cómputo. El recurso más socorrido es la manipulación de los medios y la siembra de percepciones amenazadoras. Ya no se trata de meter votos en las urnas, ahora se necesita (otra vez) meter miedo en las cabezas. En ese sentido un elemento notable será cómo van a resolver en el Tribunal Electoral los evidentes actos anticipados de campaña. ¿Le van a retirar el registro a López Obrador por su amasiato indecoroso con “La Morena”? No se atreverían. Y si no osan hacerlo con él, tampoco lo harán con, los demás, todos ellos tan culpables como el propio peje (soy) lagarto (no soy).
Por eso, si el gobierno insiste en su tesis más reciente y se dedica a martillar su nuevo dogma: la confabulación de sus adversarios políticos con los narcotraficantes para separar a nuestra querida patria del sendero del bien; o sea, el camino obsesivo de una belicosidad infructuosa (cuyo resultado para el año entrante podrá llegar a los diez mil muertos anuales en promedio) logrará quitarle posibles votos al Partido Revolucionario Institucional sin la certeza de recibirlos todos para su talego.
Si tal ocurre, auxiliaría indirectamente al único enemigo realmente peligroso: Andrés Manuel López Obrador quien –cada quien tiene la suya—vive dominado por la obsesiva idea de vengarse de un enorme agravio electoral en su contra. Calderón y la mafia –ha dicho y ha escrito-, le robaron las elecciones.
En esos términos, no podría encabezar un gobierno de regeneración nacional, sin aplicarla contra quien cometió semejante despojo; se birló el resultado y se burló de millones de mexicanos. Imposible verlo como los americanos vieron a Gerald Ford y su piadosa mano en favor de Richard M. Nixon.
Por otra parte con el PRI se podrían negociar muchas cosas lo cual permitiría un sueño relativamente tranquilo en el futuro, pero no libraría al hombre providencial, a quien salvó a México del peligro para en insufrible paradoja, sufrir la peor de las humillaciones de su vida: perder el poder (lo cual ya es grave) y entregárselo al PRI (lo cual ya sería trágico); a cuyos malos gobernantes juró y perjuró combatir hasta el último aliento, hasta la última astilla de sus huesos y el soplo final de su espíritu.
Ese sería el fin de otro mundo. Pero el renacimiento de uno más.
La escena de Enrique Peña Nieto con la banda presidencial en el pecho y la burlona expresión de ¿no tronabas, pistolita? resulta imposible, absolutamente imposible.
Pero muchas de esas posibilidades dependen de algo por decidirse pronto: ¿quién va ser el candidato de Acción Nacional? La mala decisión interna puede actuar de inmediato en favor de los opositores. La verdad nadie en ese grupo tiene una imagen arrolladora ni un proyecto atractivo. Sus mejores momentos son refritos de un “calderonismo” paliducho y poco persuasivo.
El análisis más simple –por lo pronto–, nos permite con cierta certeza saber quién no va a ser el elegido en ese complejo proceso de firmas, respaldos y espejos encontrados.
Y todos los dedos señalan a Santiago Creel.
Josefina Vásquez Mota, la señora de la casa (honrosa condición ejercida en incógnitos horarios, pues cuando no anda en el tingo, anda en el tango) en cuya cabeza no caben ni los precios el frijol o las tortillas no parece ser una garantía de triunfo, ni siquiera con los patinazos de Peña.
Ernesto Cordero camina por el mismo cable flojo y sus desatinos y poca imaginación ya aburren. Insistir en los debates, culpar a Peña de los “errores (ajenos) de diciembre de 1994” cuando debería aprovechar los del 2011 (propios) son recursos de poca eficacia, cuyo sonido es opaco y débil.
Pero nos vamos a hartar de propaganda. De la buena y de la mala si aquella existiera. Navegaremos en lodazales inmundos y reiterativos, veremos exabruptos, acusaciones y revelaciones y nos pasaremos varios m4eses en espera del golpe maestro de Felipe Calderón: la exhibición de la presa mayor, el Gran Narco, el prófugo de todos los prófugos, el Belcebú de los narcotraficantes, el Capo Mayor.
Con ustedes, señoras y señores, “EL Chapo Guzmán”.
Y ya veremos entonces al caballero “Chapo” con su mirada gacha y su tardía confesión: sí, me protegía el PRI en Sinaloa, luego en Durango; también en el estado de México y en Veracruz. Todos estaban en mi nómina.
Pero si en estos días entre los intolerables “jingles” navideños y las sonrisas y carcajadas de Santa Claus nos hemos atiborrado con los “spots” del PAN y las declaraciones y entrevistas a diestra y siniestra de todos los contendientes. Llegaremos a junio hartos ahítos, fatigados y sin atención.
La contaminación electoral nos abrumará y nos hará reacios a seguir el juego de la continuidad publicitaria. Solamente los escándalos llamaran nuestra atención y para alimentar esa hoguera tenemos ahora un ingrediente especial, altamente combustible: las redes sociales.
El murmullo insistente, permanente y casi siempre desinformado de las redes (no se requiere información para decir ocurrencias propias) nos permitirá escándalos fugaces y divertidos. La trivialización de la política no se hará través de la TV con programas de parodia ni soportaremos al “Canti” con un discurso de sangrona moralina como el sexenio pasado.
Hoy los rumores correrán por las redes de manera irresponsable, irrefrenable y con las consecuencias de cada caso. Finalmente cuando alguien quiso de veras poner orden en esto (el gobernador Duarte de Veracruz) fue injustamente linchado.
No parece posible, por otra parte, ver la caída de Ángel Heladio Aguirre Rivero en Guerrero pero tampoco la solución del problema “ayotzinapo”.
Quizá sepamos de una oleada feroz de violencia en Sinaloa y una distensión en Michoacán, tierra de donde sale la mayoría de los males pues ha sido una zona abandonada al control del gobierno desde los tiempos florecientes del cardenismo hereditario.
Pero no todo ha de ser malas noticias. Las habrá peores.
En enero, con cualquier justificación del calendario, el gobierno federal, como si nada hubiera ocurrido le entregará al país la “Estela de luz”, un monumento conmemorativo fallido desde su origen. Fue erigido en el nombre del arco triunfal y terminó en un prisma doble iluminado desde dentro como suelen hacerse lámparas y adornos diversos de salón en cualquier casa de la clase media.
Las tonalidades ambarinas del ónice o el cuarzo con luces interiores es sedante y hermosa, pero ni siquiera la belleza de la luminosidad justifica el dispendio, la impreparación, el desaseo y la ineptitud de mostrada por el gobierno a lo largo de más de un año y medio de retraso para entregar el símbolo del bicentenario cuando la fecha ya forma parte de nuestro pasado.
Así nomás, al “aiseva”, al chingadazo, a como salga y como más dinero nos deje, el célebre símbolo lo será doblemente.
En el lenguaje oficial nos recordará la dobles gesta nacional, la Independencia disimulada y la Revolución contra cuyos herederos fue concebido el Partido Acción Nacional. Pero en el lenguaje popular la estela nos recordará por siempre, cómo hubo un fracaso monumental en nuestra historia, un intento derechista de reorientar el país sin lograrlo; un tiempo sangriento y doloroso en el cual una lucha digna y justa contra los delincuentes mayores, se tradujo en el descontrol absoluto y la generalización de la violencia cuyo combate fue emprendido de manera imprecisa y con poca estrategia.
Será todos los días y todas las noches el recordatorio de un fracaso.
Pero de todas maneras esta Semana (no) Santa, quiere para usted buenas cosas, felicidad, tranquilidad y suerte. Ojalá y la providencia nos aleje de una bala perdida.
Leído en http://www.24-horas.mx/el-ano-del-fin-del-mundo-2/
viernes, 30 de diciembre de 2011
Hoy Fiesta Fin de Año PROPUESTA DE ARPEGIO Y ESTRENO DE UN COVER
Hola a todos, aqui estoy de nuevo, compartiendo con
ustedes la musica que me gusta, en esta occasion que festejamos el final del
2011, con una de las bandas más legendarias de toda la historia del Rock : Pink Floyd.
Tiene sus origenes en el ya distante año
del dragón, 1964, pueden encontrar mucha informacion de esta banda en Internet
tan solo tecleando el nombre de la banda en su buscador.
La pieza que escogi es una obra de Rogers Waters ( letras ) y Dave Gilmour ( música ), COMFORTABLY NUMB ( Confortablemente adormecido ) el solo de guitarra que toca David Gilmour está considerado como su mejor solo en Pink Floyd y como uno de los mejores solos de guitarra de toda la historia; de hecho, la revista Guitar World lo situó en el número 4 de su lista de 100 mejores solos de la historia. La velocidad con la que toca el solo de salida es increíble, se puede apreciar el grado de maestria que Gilmour alcanza.
Esa fue la razón de escoger esta pieza, el solo de guitarra es hipnótico para mi, tenia que intentarlo, al final no lo pude completar, necesitaría varias semanas más de practica continua para dominarlo y el tiempo apremiaba, me había puesto como meta estrenar el cover a finales de Diciembre por lo que decidi hacer una versión muy corta del solo de salida.
Una canción donde se pueden apreciar sus raíces sicodélicas y el mensaje de la canción toca un tema muy sensible y de fácil “digestión”, la fragilidad del cuerpo humano ante la enfermedad.
El proyecto estuvo plagado de problemas desde el inicio. Tenia que conseguir un sintetizador que tocara una sección de cuerdas, lo busque, lo compre, tuve que bajar con una conexión de Prodigy alrededor de 20 Gb de información divididas como en 16 archivos para el sintetizador ( varias noches )… y al final de cuentas no trabajo. Termine usando un sonido de sintetizador común. El tiempo se
acababa. ( aun no resuelvo el asunto con el proveedor ).
Ni hablar de los problemas para grabar los solos de guitarra, la técnica inigualable de Gilmour esta aun lejana a mis habilidades de novato.
Cuando hago los videos, suelo conseguir imágenes que refuerzen el mensaje de la canción, no estaba contento con el resultado y acababa de encontrar unas imágenes perfectas para el proyecto que sentía le darían ese “toque” al video, al estar grabando la versión final le estaba exigiendo a mi CPU el +80% de su capacidad y que se me aparece una ventana de chat de Messenger de un amigo y el software se queda ciclado, …atascado, …no tuve más opción que usar el “Task Manager” y pararlo después de algunos segundos de indecisión …
Cuando intente reabrir el archivo veo el terrible mensaje que el archivo no podía ser leído… No lo podía creer…
Afortunadamente algunas horas antes había generado la versión del video que espero disfruten. ( Aun puedo rescatar el proyecto pero es casi como armar un rompecabezas de 500 piezas minúsculas, tal vez mas adelante ).
Se supone que son proyectos de fin de semana que estimulen mi espíritu y me relajen… pero también llevan su carga de estres.
Espero que lo disfruten como yo disfrute el tocar esos solos de guitarra maravillosos y hacerle algunos cambios a los arreglos.
Que empiece la fiesta !!!
Salud !
jueves, 29 de diciembre de 2011
Andrés González - El camarada AMLO
El camarada AMLO.
Hace apenas unos días en el portal del Partido del trabajo (PT) apareció un anuncio donde se lamentaban por la muerte de Kim Jong Il, en el mismo anuncio le llaman “camarada” también hacen alusión al trabajo realizado por Kim Jong en el gobierno escribiendo lo siguiente: “con gran sabiduría condujo a los norcoreanos por el camino de la paz y el desarrollo económico, político, social y cultural”.
No logro entender si en el PT ignoran que durante el gobierno de Kim Jong Il Norcorea fue acusada de tener campos de concentración donde se encontraban activistas de derechos humanos encerrados con todo y familia, incluyendo niños, que Norcorea bombardeo otro país, que nunca permitió la entrada de ONGs para verificar el trato a prisioneros y a la población en general.
O simplemente el PT nos mostro cual es su verdadera ideología política, es decir, que apoya el gobierno con un dictador al frente, que apoya que el gasto militar sea exageradamente gigante ante el gasto social de un país, que apoya el racionamiento de alimentos a la población, etc. El asunto no pasaría a mayores tratándose únicamente de un partido chiquito, el problema real se encuentra en quien es su candidato a la presidencia y por lógica un representante de esa ideología política, AMLO.
Hasta el momento en que el suscrito esta escribiendo esto, ni AMLO ni nadie de su equipo ha salido a dar una explicación sobre el asunto ¿será que AMLO piensa igual que Kim Jong Il? Y vaya que nos debe una explicación del porque llaman “camarada” a quien en vida gusto por violar de forma permanente y sistemática los derechos humanos de sus gobernados ¿acaso no es algo que reclaman en esa corriente ideológica al actual gobierno mexicano?
Pienso que por vergüenza, congruencia y honor, AMLO debería deslindarse del PT, a menos que mis temores resulten reales y quieran imponer en nuestro país un sistema dictatorial como en Corea del norte.
Mientras nadie del equipo de AMLO salga a dar la cara, la percepción que tengo de Obrador es la siguiente:
Lorenzo Meyer - Las universidades de los políticos
El incidente y una de sus implicaciones
A raíz de los "errores de diciembre" de Enrique Peña Nieto, el precandidato presidencial único del PRI, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara –donde no supo cómo resolver el asunto de los tres libros que más le habían marcado en su vida– y en otra entrevista posterior, donde mostró desconocer el precio del alimento básico de México, se habló de la posibilidad de sustituir al precandidato. El presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, en su primera conferencia de prensa se apresuró a descartar tamaña posibilidad a la que calificó de "impensable" (sin percatarse de que el hecho mismo de negarla significaba que ya había tenido que pensarla y sopesarla). Como sea, para reforzar su argumento, Coldwell afirmó que Peña Nieto era un candidato "sólido" y "plenamente capacitado para gobernar al País" porque, entre otras cosas, había estudiado en dos instituciones universitarias "muy prestigiadas". Coldwell se refería desde luego, a la Universidad Panamericana y al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), dos centros de enseñanza privados donde el ex Gobernador del Estado de México obtuvo una licenciatura en Derecho y una maestría en Administración de Empresas, respectivamente.
El caso de Peña Nieto viene hoy muy al cuento para ilustrar uno de los grandes cambios en la formación de la élite política mexicana: su educación formal. Es natural que los dos ocupantes de la Presidencia provenientes del PAN, Vicente Fox y Felipe Calderón, hayan estudiado en instituciones de enseñanza superior privadas –la Universidad Iberoamericana el primero y la Escuela Libre de Derecho el segundo– pero que también lo haga el actual candidato priista es un indicador de una transformación importante en la socialización de la dirigencia de México y del que ya sólo la izquierda se aparta.
La tesis de Peter Smith
En 1979 un historiador norteamericano publicó "Labyrinths of Power: Political Recruitment in Twentieth-Century Mexico" (Princeton University Press) que apareció en español extendido hasta 1976 como "Los Laberintos del Poder. El Reclutamiento de las Élites Políticas en México, 1900-1971" (El Colegio de México, 1981). Se trata de una obra de historia contemporánea donde el autor, usando datos biográficos de centenares de políticos mexicanos y empleando métodos cuantitativos, caracterizó al grupo gobernante mexicano y a sus cambios a lo largo del siglo 20.
Para Smith, la élite política mexicana la componen los Presidentes (y, al inicio, vicepresidentes), los miembros del gabinete y subgabinete (subsecretarios, oficiales mayores y similares), directores de empresas paraestatales y agencias descentralizadas, presidentes del partido en el poder, Gobernadores, Senadores, Diputados (incluye a los delegados a la Convención de Aguascalientes y al Constituyente de Querétaro) y los Embajadores; en total 6 mil 302 individuos.
Smith considera que el pasar por las aulas universitarias era –y es– un requisito fundamental para una carrera política que busca llegar a la cúpula del poder gubernamental. En 1900, llegar a la universidad o a un instituto equivalente, cuando la tasa de analfabetismo en México era del 74 por ciento, se podía considerar un privilegio mayor al que es en la actualidad, cuando esta falla en nuestra educación sólo afecta a menos del 8 por ciento de los mexicanos. De todas formas, hoy sólo el 16 por ciento de los mexicanos entre los 25 y los 64 años tienen estudios universitarios, pero más del 90 por ciento de los altos cargos políticos han pasado por la universidad.
¿Para qué le sirve la universidad al político?
Smith asume que el ejercicio del liderazgo político requiere de los conocimientos y habilidades que se imparten en las universidades. Incluso la élite política que surgió de la Revolución Mexicana (1910-1940), en su mayoría tuvo alguna preparación en las aulas de universidades o institutos estatales y más del 50 por ciento obtuvo el grado.
Sin embargo, la universidad no sólo sirve para hacerse de conocimientos y habilidades, sino para algo igualmente o más importante: relacionarse con la cultura política dominante y las varias subculturas que le rodean, acercarse a los líderes políticos, participar en movimientos y establecer relaciones personales con los condiscípulos que, una vez abandonadas las aulas, se pueden reactivar para convertirlas en apoyos adicionales para escalar posiciones dentro de las estructuras política y administrativa.
La UNAM
Para el grupo que gobernó México a partir de 1940, de entre todas las universidades, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacó como almácigo de políticos. Según las cifras que maneja Smith, para los niveles superiores de la élite posrevolucionaria, entre el 50 y el 70 por ciento de sus miembros egresaron de la UNAM (p. 100), cifra que al inicio del Gobierno de José López Portillo llegó al 71 por ciento, lo que coincide con los datos de otro estudioso norteamericano del fenómeno: Roderic Ai Camp en "Mexico's Leaders. Their Education and Recruitment" (University of Arizona Press, 1980).
En las 10 "recomendaciones" que en 1979 hizo Peter Smith al joven que buscara hacer una exitosa carrera política en México, se encuentra, en primer lugar, ésta: "estudie una carrera universitaria, de preferencia en la UNAM" (pp. 290-291). De ser posible, debería inscribirse en derecho, aunque la economía, la ingeniería y la medicina también le serían útiles.
El cambio
Aunque los dos últimos Presidentes salidos del PRI, Carlos Salinas y su sucesor, Ernesto Zedillo, habían cursado sus licenciaturas en la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional, respectivamente, con la crisis final del modelo económico y político posrevolucionario al final del Gobierno de López Portillo, la recomendación de Smith dejó de funcionar. Y es que el grupo de jóvenes tecnócratas que entonces empezó a desplazar a los políticos del "nacionalismo revolucionario" de la dirección del régimen, y que se coaguló en torno a Salinas, hizo del posgrado en universidades extranjeras y de la licenciatura en universidades privadas, en particular del ITAM, un prerrequisito de admisión a los corredores del poder. Sin embargo, de no haber caído asesinado en 1994, Luis Donaldo Colosio hubiera llegado a Los Pinos como el primer Presidente priista egresado de una universidad privada: del ITESM, de la carrera de Economía. Por tanto, y al menos como precandidato presidencial priista, Peña Nieto ya tiene un precedente y que no es accidental, sino estructural. Fox y Calderón, y con ellos un buen número de los miembros de su círculo íntimo, han acentuado la marginación de la universidad pública de las altas esferas de la política. En 2002, las cifras de Ai Camp mostraban que la UNAM declinaba como proveedora de cuadros de la élite política mexicana, pero también de la económica e incluso la intelectual ("Mexico's Mandarins. Crafting a Power Elite for the Twenty-First Century", Berkeley, 2002, pp. 85-86).
El viraje hacia el neoliberalismo, el predominio del mercado y la derechización de la vida política mexicana favorecen hoy el reclutamiento de los cuadros gubernamentales en los campus de las universidades privadas de élite mexicanas y entre los que retornan del posgrado en el extranjero. Sin embargo, no es claro que este cambio sea del todo benéfico.
Las razones de la duda anterior son varias. Entre ellas destacan dos: la investigación –parte fundamental de una atmósfera universitaria sólida– aún está lejos de arraigar en las universidades privadas. En segundo lugar, las instituciones de educación superior privada mejor evaluadas en México son también microuniversos dominados por la cultura y los valores de las clases minoritarias. La visión de México y del mundo que ahí domina puede reforzar los prejuicios que ya se adquirieron en el hogar, por tanto los jóvenes que se socializan en ese ambiente viven sin contacto sustantivo con el México mayoritario, al que se supone que van a administrar y gobernar. De ahí que no sorprenda que políticos salidos de ese entorno muestren con preocupante frecuencia una notable falta de sensibilidad social.
Es claro que egresar de una universidad pública no garantiza sensibilidad frente a la suerte de las mayorías que tanto se necesita en los altos niveles del Gobierno, pero sí ayuda. Si finalmente Santiago Creel, egresado de la UNAM, no es el candidato del PAN –cosa muy probable–, la contienda del 2012 será entre dos productos de universidades privadas de élite y uno de la UNAM, lo que subrayará la disyuntiva entre izquierda y derecha en la siguiente elección.
Leído en http://www.elnorte.com/editoriales/nacional/667/1332272/
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