sábado, 31 de diciembre de 2011

Rosario Robles - 2012: lo que viene



La espiral de violencia se alimentará desde arriba, porque es el clima que favorece a quienes hoy están en el poder. Porque la polarización hasta ahora les ha dado resultados.


Difícil año el que empieza. La disputa por el poder es cruenta y más si se considera que gobierna la derecha. Que el presidente y su partido harán todo para mantenerse en la silla presidencial, utilizando para ello recursos públicos e instituciones. No importa el costo. El rédito vale la pena (para ellos) si se prolonga su estadía por seis años más. No la tienen fácil. El desgaste es enorme (a estas alturas) para un partido que prometió el cambio y que al final del día deja a un país sumido en la violencia, en el temor, en la pobreza. La labor en el gobierno no le significa continuidad, pues hoy por hoy está muy abajo en las encuestas. El PAN ha perdido elecciones muy importantes, incluida la de Michoacán en la que la apuesta fue a lo grande: la hermana del presidente y el uso desmedido de los dineros y programas sociales a su favor. A pesar de la derrota, el experimento marcó el camino. Muerte y violencia, combinación perfecta para sembrar el miedo, para atacar al adversario, para señalarle responsabilidades por los nulos resultados de una guerra decidida al margen de todos, desde la soledad de los pasillos presidenciales. Pero los muertos se les cargan a otros, al tiempo que se presiona a los gobiernos estatales con las partidas federales, se les detiene el recurso, se les maniata. La lógica de vincular al adversario con las redes ilícitas es otra de las formas (no importa que no se presenten pruebas) de confrontar, de decir que la única opción válida es ésta que tanta tragedia y sangre le ha traído al país. No habrá límites. Los aparatos de procuración de justicia y de seguridad pública se utilizarán a favor de quién contienda por las siglas del blanquiazul. Ya se avizoran las estrategias. Políticos señalados por supuestos vínculos con el narcotráfico y, a juzgar por las últimas detenciones, el manejo mediático de las capturas de los narcos (en una especie de reedición a la mexicana de la serie colombiana El capo) que se verá coronada (ya muy cerca de las elecciones) de la detención del capo mayor, del más buscado (el que ellos dejaron ir), del que está en la listaForbes como uno de los más ricos de México. En fin que después podrá salir por la puerta de atrás (o por la de adelante como lo hizo en el sexenio foxista). En esta lógica, el candidato del gobierno debe garantizar continuidad, compromiso con la estrategia emprendida, incondicionalidad. ¿Podrá Josefina Vázquez Mota convencer de que ella es capaz de seguir por el mismo camino? Y de lograr acreditar que así será, ¿podrá mantener un discurso de apertura con los ciudadanos sin comprometerse a un cambio radical? ¿Podrá seguir abrazando a Javier Sicilia y a su movimiento sin un pacto claro de retiro del ejército de las calles en el mediano plazo? ¿Podrá convencer a los sectores no panistas de que verdaderamente representa un cambio y su opción es diferente a lo realizado por ese partido en los últimos años? ¿Estará dispuesta a no convertir el tema de la seguridad en el eje central de su campaña (como si lo quiere el presidente)? Estas y otras preguntas se le pueden hacer a quién hoy encabeza las preferencias dentro del panismo. Es ella sin duda su mejor carta. La única con la que pueden competir con dignidad, pero se necesita algo más que ser mujer para persuadir a muchos que no representa un simple cambio de piel. No está fácil. Por lo pronto necesita imponerse sobre la misoginia y romper el caparazón del círculo selecto que rodea al presidente y del que no forma parte. Por el PAN y por las mujeres sería deseable que así fuera. Diferencias aparte.

Por lo pronto, habrá que prepararse para este clima de violencia que ahora provendrá de la política. La espiral se alimentará desde arriba, porque es el clima que favorece a quienes hoy están en el poder. Porque la polarización hasta ahora les ha dado resultados. Porque son expertos en ubicar a los otros como el peligro, cuando son ellos y nadie más los que después de doce años nos han conducido a este sendero alimentado con la impunidad de unos cuantos y la sangre de sesenta mil mexicanos. Esto es lo que ellos quieren. Falta ver lo que decide la mayoría de los mexicanos. Por lo pronto, para muchos 2012 se presenta como la gran oportunidad de recuperar la República.

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