La pifia sabatina de atribuir a Enrique Krauze la autoría de un libro de Carlos Fuentes (La silla del águila), cometida para colmo en la Feria Internacional ¡del Libro!, está costándole a Enrique Peña Nieto una tormenta de críticas que van de lo hilarante al escarnio.
Y ni duda cabe que se la ganó.
Otro aspirante a la Presidencia, Ernesto Cordero, quiso capitalizar el desatino y patinó: dijo estar leyendo La isla de la pasión, de la colombiana Laura Restrepo, escrita por “Isabel Restrepo” (confundido quizá por la chilena Isabel Allende).
Derrapadas como esas no son extrañas y menos determinantes.
Si fuese así, Vicente Fox no habría sido Presidente después de que en 2000, en un debate con Cuauhtémoc Cárdenas (Tv Azteca), erró al decir el año de la expropiación petrolera y el perredista lo tuvo que corregir: “1938…”.
Parafraseando a Monsiváis (en Días de guardar, crónica sobre Raphael), el que esté libre de cometer pendejadas bibliográficas, que arroje la primera cita.
Lo mismo en http://impreso.milenio.com/node/9074604
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