martes, 3 de enero de 2012

Alejandro Páez - Qué hacer con Elba Esther, Bejarano y otros sátrapas



La lista es larga y los mexicanos la conocemos casi a la perfección. Está compuesta por individuos cuyo origen es diverso, pero que son hechura de los gobiernos de derecha, centro e izquierda sin excepción. Son lo mismo hijos del PRI que del PAN o del PRD. Los llamo sátrapas, aunque el vocablo –que viene de la antigua lengua persa y que significa, simple y llanamente, “persona que gobierna despóticamente”– se queda corto. Ellos encarnan la corrupción política y moral del Estado mexicano. Toman decisiones, son protegidos por la clase gobernante, se alimentan de corruptelas y sirven a intereses muy específicos, casi siempre como generadores de votos.

Cada estado tiene sus sátrapas. Cada ciudad y cada colonia también, porque la estructura celular de los partidos los necesita, y porque los necesita, los protege. A nivel nacional son un puñado, quizás los sátrapas más notorios y, para mi gusto, los emblemáticos; esos con los que un gobierno moral y éticamente sólido debería de acabar.

No digo que sólo en ellos recae la culpa de nuestro sistema político corrompido. Sería yo un idiota, un ciego, un irresponsable si sólo apunto a ellos. Empiezo por decir que me queda claro que nuestra “normalidad democrática” –me gusta entrecomillar el término no para resaltarlo, sino para ponerlo en duda– es amenazada a diario por otros poderes tan o más importantes. Uno de ellos es el duopolio televisivo y otro, el dinero del narcotráfico; está además cierta calaña de empresarios inmorales que se involucran cada seis años para obtener tajada. Y la lista continúa.

Me concentro en los sátrapas y pregunto: ¿Qué hacemos con Elba Esther “la maestra” Gordillo, con René Bejarano, con Valdemar Gutiérrez, con Carlos Romero Deschamps?

Veo opciones que aplican a todos los casos, y soluciones que van para cada uno. Por ejemplo: creo que el caso Elba Esther Gordillo es de emergencia nacional. El país no puede avanzar hacia la modernidad –ni siquiera hacia una mejor educación: hacia la modernidad– si esta mujer no saca las manos del Estado, si el presidente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto no dejan de apuntalarla, y si el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no se democratiza. Como quizás ninguno de los casos anteriores, el de “la maestra” requerirá una acción tajante, un golpe seco, contundente. Debe ser sustraída del SNTE; debe ser investigada por evidente enriquecimiento ilícito; debe quitársele el partido que le dio el gobierno de Vicente Fox (PANAL) y debe ser tratada como un caso urgente para la Nación mexicana. Si le dan un boleto de avión a Sudáfrica, regresará en tren y nadando; si le dejan en libertad, armará una revuelta porque ya midió el poder del Estado –como los narcos– y conoce –como el crimen organizado– que es posible corromperlo todo. Creo que este es un caso muy particular que requeriría una acción judicial. Una blitzkrieg fulminante.

No es ni mínimamente comparable, pero creo que René Bejarano debe ser, igualmente, sustraído de la política mexicana. No es, insisto, Elba Esther “la maestra” Gordillo, pero sí un caso emblemático que amerita ser resuelto. Hay una solución tajante: Andrés Manuel López Obrador. Es él quien debe sacarlo del PRD; es él quien lo sostiene y es él quien puede desactivarlo, regresarlo a la oscuridad. Yo creo que le hace gran daño a AMLO. Sostengo que la presencia de Bejarano en la estructura de López Obrador debe restarle, más que sumarle. ¿Quiere darnos una lección de moral, de ética? ¿Quiere decirle a los mexicanos que va en serio? Que le corte la cabeza –no literal, por supuesto–: que lo retire, que lo renuncie, que le dé vacaciones o que haga lo que quiera pero que por favor, por lo que más quiera, lo separe de su vida. Bejarano habla muy mal del liderazgo de AMLO. Bejarano es corrupción moral, política. Está en donde está no para servir, sino para servirse. AMLO es la solución de este caso.

Valdemar Gutiérrez y Carlos Romero Deschamps serían poca cosa –y, mire, no lo son– si Elba Esther Gordillo cae. Serían peanuts, como dicen los gringos. Están allí, porque le sirven al PAN. Al primero, Felipe Calderón lo hizo diputado federal panista; el segundo ha recibido cientos de millones de Fox y del mismo Calderón, quienes lo han confirmado en el cargo. Y le servirán a Enrique Peña Nieto porque son, a nadie se le olvide, el más viejo, rancio, hediondo PRI… con el que Peña se alimenta.

Si llega el PRI a Los Pinos, estaremos seis años más con estos sátrapas en el poder. Si llega Josefina Vázquez Mota hay una posibilidad de que Elba Esther Gordillo, con quien ya se peleó, sea sometida y extirpada; una posibilidad. Si llega López Obrador, se acabó Elba Esther pero, ¿y Bejarano? (Perdonen: no me imagino siquiera a Cordero o a Creel presidentes). (Ni las encuestas).

Sin más, entonces la gran prioridad para la Nación mexicana es Elba Esther “la maestra” Gordillo. Y René Bejarano, en un segundo plano, para –además– moralizar a la izquierda. Los otros, ¡puf!, son nada, nadie. Un puñado de cucarachas en el corazón de un gallinero.

Ahora la pregunta de los 64 mil: ¿quién le pone el cascabel a Elba?

Leído en http://www.sinembargo.mx/opinion/02-01-2012/4073

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.