La noche de hoy los tres precandidatos a la Presidencia de la República por el partido Acción Nacional tendrán un debate, el segundo y el último antes de la elección interna del próximo domingo. Si todo sale como está planeado y el IFE no dispone lo contrario, el debate será transmitido por Milenio Televisión, lo cual es una buena noticia para aquellos que padecen insomnio.
Los aspirantes del blanquiazul llegan a la confrontación de ideas con el río de las declaraciones y las acusaciones mutuas muy revuelto y, según la encuesta Mitofsky de enero, con los siguientes números en las preferencias de los simpatizantes del PAN: Josefina Vázquez Mota 60%; Santiago Creel 26%, y Ernesto Cordero 10 por ciento.
A pesar de su pésima ubicación en la predilección partidista, Cordero Arroyo no cesa de alardear su posible triunfo. En su opinión, las encuestas “son un mal producto de los resultados electorales dentro del PAN”. Cualquier cosa que haya querido decir con esta expresión la comparación que profirió a continuación, “hace seis años decían lo mismo: que Santiago Creel llevaba alta ventaja sobre Felipe Calderón, y ganó éste”, no es exacta.
El que fuera copiloto del avión que pilotea Felipe Calderón -según la insistente e inoportuna metáfora utilizada por el exsecretario de Hacienda- distorsiona a su conveniencia lo ocurrido el sexenio pasado. Recordemos, en primer lugar, que el método de elección interna fue diferente, consistió en la realización de elecciones primarias abiertas a todos los panistas, tanto activos como adherentes, que se llevaron a cabo en tres etapas regionales: la primera el 11 de septiembre y la última el 23 de octubre del 2005.
Santiago Creel era el jinete designado por Vicente Fox para tomar las riendas del caballo que éste había conducido -según su alegoría- con éxito a la mitad del río y que no era conveniente cambiar. (En materia de metáforas los panistas son más simples que el vocabulario del Correcaminos -bip-bip-). Si bien Creel arrancó en la contienda interna como favorito por contar con el apoyo del mandilón cónyugue de la señora Marta, jamás su ventaja fue tan contundente como la que seis años más tarde tiene Josefina Vázquez Mota sobre Cordero (6 a 1).
Tengo frente a mí una nota publicada por El Universal, firmada por Alejandro Torres y Jorge Herrera, publicada el 10 de septiembre del 2005, a propósito del posicionamiento en las preferencias de los precandidatos panistas al 31 de julio de dicho año. Transcribo: “Arcop, empresa que ha realizado encuestas para el PAN, registró el descenso de Creel desde septiembre del 2004 a julio del 2005. En septiembre del 2004 registró 46 por ciento de la intención de voto para Creel y 26 por ciento para Calderón. En febrero, la intención de voto para Creel se redujo a 44 por ciento, luego a 42 por ciento en abril, a 41 por ciento en junio hasta llegar a 37 por ciento en julio pasado. La intención de voto para Calderón fue ascendente. De 26 por ciento en septiembre pasó a 29 por ciento en febrero y abril, luego a 31 por ciento en junio y llegó a 35 por ciento en julio pasado”.
Lo anterior significa que Santiago y Felipe llegaron a la primera etapa de la contienda interna con dos puntos de diferencia en favor del primero, prácticamente un empate técnico. ¿Por qué la insistencia de Cordero en equiparar su caso con el de Calderón? El optimismo de don Ernesto me recuerda al de aquel tipo que aprendió a tocar el arpa porque estaba seguro de irse al cielo.
PAN caliente
Los que somos simples espectadores del acontecer político nacional percibimos un tufo de imposición presidencial en favor del exsecretario de Hacienda en el proceso blanquiazul que culminará con la elección del próximo domingo.
Lo sucedido en Sonora donde, según una grabación, el secretario de Gobierno, Roberto Romero López, comunicó a la burocracia de la entidad que las órdenes del presidente Calderón y del gobernador Guillermo Padrés eran votar por Cordero a riesgo de perder la chamba y el silenciamiento del boquiflojo Vicente Fox -partidario de Creel y detractor de Cordero- por medio de la reactivación de una investigación, iniciada en el 2007, por enriquecimiento ilícito, son dos botones de muestra de que el jefe de las instituciones nacionales -el PAN adjunto- está dispuesto a hacer lo que haiga que hacer para que salga su delfín. De otro modo es inexplicable que a pesar de la goliza demoscópica en su contra, Ernesto Cordero proclame: “Después de lo que he visto en las últimas semanas, yo creo que voy a ganar en la primera vuelta, yo gano el 5 de febrero”. ¿Qué será lo que ha visto en las últimas semanas además de la cargada que ya es inocultable?
Ayer, en un evento de apoyo en el Distrito Federal, Cordero Arroyo, con una ironía digna de mejor causa, guardó un minuto de silencio por las encuestas que favorecen holgadamente a Josefina Vázquez Mota. Aseguró que las casas encuestadoras “serias” -¿cómo cuáles?- ni siquiera se atreven a medir la preferencia electoral blanquiazul por su complejidad (¿?). Aseveró que quienes dicen que él es el candidato oficial lo hacen de “mala leche”. “Este proyecto -manifestó- no tiene más apoyo que el de la militancia mística, el de la militancia de a de veras”. (Estudios recientes nos hacen saber que la militancia mística la conforman aquellos panistas reacios a contestar preguntas de los encuestadores. Tienen un alto grado de complejidad y, por lo general, su actividad partidista se limita a la contemplación de las alturas para adivinar los deseos del Señor).
Equidad de género
Por otra parte, en entrevista concedida a Claudia Herrera Beltrán, publicada en La Jornada del pasado miércoles, Juan Ignacio Zavala, primer cuñado de la nación y coordinador de contenido y mensaje de la campaña de Ernesto Cordero, advirtió que en el PAN la candidatura -a la Presidencia de la República- no se gana con encuestas ni con opiniones de columnistas. “Josefina hace sus fiestas, celebra y nosotros estamos con los panistas” (...) “Por más Reina de la Primavera que vaya arriba en las encuestas esto se mueve distinto” -afirmó-.
De todo lo hasta aquí escrito se concluye que nadie pone en duda la preeminencia de la señora Vázquez Mota en los estudios de opinión referentes a su popularidad y grado de aceptación entre los electores.
Pero que éstos no serán a fin de cuentas quienes decidirán al interior de Acción Nacional quién enarbolará la bandera blanquiazul en la contienda del próximo 1 de julio. Por lo tanto, los estrategas de Cordero y él mismo están preparando el terreno para que nadie se declare sorprendido si éste se convierte en el candidato del panismo el próximo domingo. Si así fuera, ¿cómo repercutirá la decisión entre la ciudadanía que ha exteriorizado su simpatía por Josefina? ¿Qué señal mandará el PAN a la sociedad en general, no a su militancia mística, sino a la población abierta si Cordero es proclamado el ganador de su contienda interna?
Sin duda, Vázquez Mota es algo más que la reina de la primavera, como la calificó su correligionario Zavala; es la precandidata más competitiva que el panismo posee; la única con posibilidades reales de dar la pelea al puntero priísta. Si en su partido no la quieren ver así, que con su PAN se lo coman.
Este textoservidor se declara no adherente ni siquiera simpatizante, muchísimo menos miembro de la militancia mística del partido blanquiazul, pero en su desinteresado afán de servicio, le ofrece a la jerarquía de Acción Nacional -Felipe Calderón incluido- un argumento para sostener, por encima de la opinión pública, la candidatura de Ernesto Cordero: equidad de género. Me explico: Si, una mujer, Isabel Miranda, será su candidata a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, es justo que en compensación sea un hombre - Cordero Arroyo- el nominado para la competencia grande.
Sólo así, con esta débil pero, hasta cierto punto, lógica tesis lograrán atenuar el efecto que en la óptica social causará la derrota de la Reina de la Primavera ante el Rey Feo del Carnaval.
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