por Ciro Gómez Leyva.
Craso error del presidente Calderón ayer. Grueso, gordo, espeso. ¿Qué tiene que hacer el Presidente de la República mostrando una encuesta electoral en una conferencia con los consejeros de Banamex? ¿Olvidó Felipe Calderón la grave crisis de 2006? ¿Es esa la función del jefe de Estado en un país urgido de una reconciliación política?
Grueso error, por la imprudencia. Hablaba de economía, seguridad, democracia. De repente, como si se tratara de la vieja publicidad subliminal, proyectó el gráfico de una encuesta donde Josefina Vázquez Mota aparece sólo cuatro puntos debajo de Enrique Peña Nieto.
Gordo, porque Calderón acompañó el gráfico con frases que reforzaban la creencia de un virtual empate técnico.
Espeso, porque esa encuesta (patito, la calificó con buena dosis de razón el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell) es muy poco confiable. Las mediciones rigurosas (como la de Consulta Mitofsky de ayer) muestran una tendencia clara: Peña Nieto está 15 puntos arriba de Josefina. ¿Con esas encuestas “patito” toma las decisiones el jefe del Ejecutivo?
El 23 de febrero marcará un antes y un después en el proceso electoral de 2012. Fue el día en que el Presidente de la República se metió a la contienda, se pintó de azul, tosca, groseramente. Como un Fox cualquiera.
Más allá de si el episodio de Banamex le dé o quite puntos a “su” candidata, el presidente Calderón tiene que rectificar de inmediato, hoy mismo si se puede.
Aunque la mancha quedará, creo que hay tiempo para corregir el craso error, para comprometer que se comportará como un jefe de Estado ejemplar.
Y luego tendrá que cumplir cada día de marzo, abril, mayo y junio. Cada día.
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