lunes, 13 de febrero de 2012

YO SÍ VOY A SACAR AL EJERCITO DE LAS CALLES.



por Ciro Gómez Leyva.


Pasar un par de días en la frontera de Nuevo León y Tamaulipas, como pude hacerlo el fin de semana, ayuda para no perder dimensión ni perspectiva de la crisis de inseguridad que siguen padeciendo grandes regiones del país.
Tal parece que una de las mayores tentaciones de los tres candidatos presidenciales será expresar que ellos sabrán retirar, y más bien pronto, al Ejército de las calles para devolverlo a los cuarteles. Visto desde esta parte del país, se trata de una oferta grosera, por improbable. Y poco anhelada por los ciudadanos que miran de frente y de cerca el rostro criminal.
Si el Ejército (y cabe decir la Marina o la Policía Federal) se marchara pronto de aquí, no habría fuerza local que frenara el regreso, cebado y con más experiencia, de los criminales.
La existencia de 32 policías estatales probas y capaces sigue siendo una utopía. Además, poco se ha avanzado en la limpieza de los ministerios públicos, no se han construido las cárceles federales y el grueso de la población permanece atemorizada, renuente a denunciar los delitos.
Como al inicio del sexenio, las Fuerzas Armadas son la última línea de defensa ante el colapso. Y ahí seguirán por años, hasta que una combinación de cohesión política y social, una inteligente inyección de recursos y la voluntad de las autoridades locales marque el arribo de nuevos tiempos.
Es un panorama hoy todavía inimaginable. Lo saben Peña Nieto y Josefina, y supongo que López Obrador. Lo menos que puede pedírsele a cada uno, mientras tanto, es que respeten la imagen del Ejército y no lo traten en el discurso como una moneda electoral de cambio.
O como una plaga a erradicar.
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/yosivoyasacaralejercitodelascalles-1217400-columna.html

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