por Braulio Peralta.
Agnes no es un nombre que se escuche con frecuencia en Iberoamérica, donde su equivalente es Inés; es más propio de Europa por la influencia cristiana, por una santa que habría sido martirizada en Roma, a la que primero intentaron violar y finalmente le cortaron la garganta. Se le representa con un cordero por la similitud de este nombre con la palabra latina Agnus, que designaba el cordero del sacrificio, el cual debía ser puro y casto, los mismos atributos de la santa. Es protectora de las jovencitas y las víctimas de violación.
En la novela de Elena Garro, Inés, una joven pura se entrega en sacrificio para vencer a las fuerzas oscuras que la ultrajaron.
Hay nombres que marcan. Agnes Torres Hernández, psicóloga y activista, mujer transexual que asumía públicamente su situación personal y era ejemplo de lucha y superación de los prejuicios contra la diversidad sexual, fue asesinada de una herida mortal en la garganta. Su cuerpo fue encontrado en la carretera a Atlixco, Puebla, estado donde en los meses pasados se han registrado numerosas muertes violentas contra homosexuales, travestis y transexuales.
Tenía 28 años. La Universidad Veracruzana le negó un título con el nombre que la identificaba; sin embargo, su trabajo en los medios comenzaba a ser reconocido como divulgadora en cuestiones de identidad de género y sexualidad. Rebatió la ignorancia manifestada por el candidato priista al gobierno de Puebla e interpuso un recurso en su contra ante el Conapred por su discurso despectivo contra los transexuales. No llegó a conseguir el reconocimiento legal de su feminidad.
Su muerte ocurrió a días de que en la Asamblea Legislativa un joven identificado con el PAN se refiriera en términos discriminatorios y ofensivos al trabajo de los gobiernos perredistas en la capital respecto a la diversidad sexual. No hizo sino dar voz al odio, la causa principal de estos homicidios. En respuesta, las redes sociales sirvieron para movilizarse y exigir justicia, lo que llevó el caso a los noticieros.
El único candidato que manifestó su rechazo a la muerte de Agnes Torres fue Andrés Manuel López Obrador. La izquierda no puede olvidar la nueva expresión popular ni su tradición de reconocimiento e incorporación de la diversidad sexual cuando queda tanto por hacer en materia de derechos humanos, una lucha en la que por desgracia no son pocos los mártires.
La detención del asesino es un signo de esperanza.
braulio.peralta@milenio.com
Leído en: http://impreso.milenio.com/node/9131777
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