No se necesitaba la publicación de una conversación telefónica para saber del abismo que existe entre Josefina Vázquez Mota y algunos personajes de Los Pinos y del PAN.
Hubiera bastado con ver, por ejemplo, el evento del estadio Azul y notar, no a quienes se salieron, sino a quienes nunca llegaron.
Bastaba ver las listas para diputados y senadores donde la mano del josefinismo es invisible.
Solo hay que ver los eventos —en estos tiempos de veda. Vázquez Mota rodeada de todo menos de azules. El silencio absoluto de sus adversarios en la interna, Creel y Cordero desparecidos del mapa.
Los gobernadores en lo suyo.
Tal parece que hay un desgaste generalizado en los blanquiazules después de 12 años de gobierno, dos campañas presidenciales exitosas.
No soy de los que piensan que las posibilidades de éxito de Vázquez Mota dependen de que se aleje del presidente Calderón. Al contrario, creo que la única posibilidad que tiene Josefina Vázquez Mota de llegar a Los Pinos es con la ayuda de Los Pinos. Podrá deslindarse de algunas políticas calderonistas, pero tendrá que abrazar los 12 años del México bajo liderazgos panistas. Solo así vendrá el panismo a abrazarla.
Necesita la candidata del poder absoluto en el PAN, no su “apoyo”; que el partido sea herramienta de la campaña; tal vez así tendrá alguna oportunidad de descontar la enorme ventaja que le lleva Peña Nieto.
Deberían panistas y Vázquez Mota echar un ojo a sus adversarios.
En cada uno de los eventos de López Obrador aparecen todos: Chuchos y Amalios y bejaranistas y ebrardistas y petistas y todos los “istas” posibles, levantándose las manos para enseñarnos con entusiasmo las axilas —como dice el gran Guillermo Sheridan. Y puede ser que saliendo del evento se laven las manos, y hablen mal todos de todos, pero al final entienden que el destino de unos depende de los otros. La tan mentada unidad tiene un valor. Y ahí están, brazos levantados, compitiendo.
Y qué tal Peña, que dejó caer a Humberto Moreira cuando le estorbó y nadie en el PRI chistó. Josefina no fue siquiera capaz de bajar a Fernando Larrazábal de las listas.
En el tricolor, un diputado hace un comentario misógino y adiós, no será senador. ¿Alguien duda quién manda en el PRI? ¿A quién se someten los gobernadores, los diputados?
Tal pareciera que hay un cálculo entre algunos panistas que pueden mantenerse en el poder sin Josefina. Amarrados a sus curules o sus puestos partidistas. No entiendo qué voto diferenciado imaginan en el que al PAN, o a algún panista, le puede ir mejor que a Vázquez Mota.
Los panistas siguen en su contienda interna. A un puñado de días de que arranquen las campañas eso los pone más cerca del tercer lugar que del primero.
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