Justo seis marzos después, una encuesta de GEA/ISA vuelve a alterar la percepción sobre la contienda presidencial. En 2006, Felipe Calderón le daba alcance a Andrés Manuel López Obrador. En 2012, la ventaja de Enrique Peña Nieto se reduce a un dígito.
Antes que nada: se trata de la encuesta nacional trimestral de GEA/ISA, levantada entre el 17 y el 19 de febrero, mil entrevistas cara a cara. La encuesta será presentada y explicada hoy. El resultado:
Peña Nieto, 36 por ciento.
Josefina, 29 por ciento.
López Obrador, 17 por ciento.
Quadri, 1 por ciento.
Indecisos, 17 por ciento.
Subrayo cuatro datos. Uno, la referida disminución de la ventaja de Peña Nieto sobre Josefina Vázquez Mota, a solo siete puntos (hace seis años, Calderón empataba a López Obrador). Dos, la consolidación de Josefina como segundo lugar, 12 puntos delante de López Obrador. Tres, el muy complicado panorama para el tabasqueño: tiene que remontar 12 puntos a un adversario y 19 al otro: son 31 puntos. Cuatro, no perder de vista el 17 por ciento de indecisos: ese puede ser el tamaño de la bolsa en juego a partir del inicio de las campañas, el 30 de marzo.
La fotografía parecería mostrar una elección cerrada. Pero los siete puntos de diferencia son todavía una ventaja amplia para Peña Nieto. Si hace una mejor campaña que Josefina, no tendría por qué perderlos.
Me cuesta entender el nerviosismo en el kitchen cabinet del mexiquense. GEA/ISA tuvo la mejor medición en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006. Allá los peñanietistas si desde ahora comienzan a desconcentrarse desacreditando al encuestador.
Siete puntos de diferencia son muchos puntos. Todavía. Esto no es el 2006. Todavía.
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