viernes, 16 de marzo de 2012

SIN EFECTOS.

Sergio Sarmiento.

En una guerra siempre es importante tener un objetivo claro. Si no conocemos qué significa la victoria, corremos el riesgo de nunca alcanzarla.

 Esto lo ha dejado de manifiesto en el caso de la guerra mexicana contra el narco el general Charles Jacoby, jefe del comando norte del Ejército de Estados Unidos, quien en una audiencia ante el Comité de Servicios Armados del Senado de su país, reconoció que el Gobierno de México “ha logrado sacar del terreno a 22 de las 37 figuras del crimen organizado en México”. Pero esto, advirtió, “no parece haber tenido un efecto palpable”. Ni los flujos de las drogas ni la violencia en México se han reducido como consecuencia de estos aparentes triunfos.

 “Es demasiado pronto para decir si estamos ganando o perdiendo –dijo el general Jacoby--. México tomó una decisión extraordinaria de sacar al Ejército a la calle. Creo que la violencia ha continuado incrementándose. No hubo un incremento enorme este año, pero son cifras inaceptables”.

Si el propósito del gobierno de México es “sacar del terreno” a muchos capos, ya sea matándolos o deteniéndolos, nuestro país debería estar celebrando. Si lo que queremos es disminuir el consumo de las drogas, o disminuir la violencia relacionada con éstas, estamos perdiendo la guerra.

 Si bien las autoridades mexicanas han insistido que la violencia en México está empezando a ceder, la información independiente disponible no lo registra. El Ejecutómetro del periódico Reforma señala que en 2011 se llegó a un récord 12,366 ejecuciones u homicidios vinculados con el narco. Hay un aumento significativo, de 6.8 por ciento, sobre las 11,583 ejecuciones de 2010, pero además la cifra se ha cuadruplicado ante las 2,119 de 2006, el último año del gobierno de Vicente Fox.

 Las escenas de terror se han vuelto cada vez más comunes en distintos puntos del país. Este martes 13 de marzo se registraron balaceras callejeras en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y en Saltillo, Coahuila, donde un partido amistoso de los Saraperos de la Liga Mexicana de Béisbol tuvo que ser suspendido como consecuencia de una batalla que se llevaba a cabo en el exterior. Este viernes pasado, 9 de marzo, la ciudad de Guadalajara vivió un día de pesadilla cuando se registraron una serie de bloqueos de calles con camiones y autobuses incendiados tras la detención de un capo del narco.

 El gobierno del presidente Calderón ha hecho enormes esfuerzos por combatir a la delincuencia y también por convencer a la población de que el Estado mexicano está acumulando una serie de claros triunfos contra el crimen organizado. Las distintas organizaciones dedicadas a combatir el narcotráfico, desde la SIEDO hasta la Sedena y la Secretaría de Marina pasando por la Policía Federal, nos han acostumbrado a presentar un desfile interminable de criminales atrapados. A través de anuncios de radio y televisión, el gobierno presume la detención o muerte de 22 de los 37 capos más importantes del país.

 Como dice el general Jacoby de los Estados Unidos, sin embargo, estos triunfos no tienen “un efecto palpable”. Poner fuera de combate al dirigente de una organización criminal no termina ni con las actividades delictivas ni con la demanda por la droga que constituye el motor de esas actividades.

 Si las autoridades mexicanas hubieran reflexionado un poco antes de emprender sus actuales batallas, quizá no estaríamos viendo la actual situación, en que una abrumadora serie de supuestas victorias frente al narcotráfico no han tenido efectos palpables ni en la violencia ni en el mercado de la droga.

 LA BRITÁNNICA Anuncia la Encyclopaedia BritÁnnica su decisión de suspender la impresión de la obra en papel, si bien continuará disponible en formato electrónico. Durante 18 años trabajé en la empresa haciendo enciclopedias. Conservaré las colecciones que tengo como tesoros.

 Twitter: @sergiosarmient4

Leído en: http://www.elimparcial.com/Columnas/VerColumna.aspx?NumNota=959015

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