lunes, 28 de mayo de 2012

San Juana Martínez - ¿Todos son #yosoy132?



Ahora resulta que sobran manipuladores de la idea original del movimiento 132; ahora resulta que todos somos #YoSoy132, hasta Cocoa Calderón o el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán; ahora resulta que todos se asumen como parte del movimiento… 


¿Eso es bueno o es malo? Sinceramente ver a los políticos capitalizando el éxito de las recientes movilizaciones estudiantiles es patético, pero ver a los panistas utilizando el emblema #YoSoy132 y colocandole el color de su partido es esperpéntico e inaceptable. Si Coca quiere convertirse en la #133 deberá despojarse antes que nada de su partido. 


¿O acaso las movilizaciones estudiantiles de las universidades privadas agrupadas en “Somos Más que 131” son panistas?… 


Y surge una pregunta que anda en el aire y tiene múltiples respuestas: ¿Qué connotación ideológica tienen las protestas? ¿O acaso son AMLOistas? 


Los estudiantes han dejado claro que no pertenecen a ningún partido, que no están haciendo proselitismo, que no quieren ser utilizados electoralmente por nadie, que no les interesa identificarse con ningún candidato. Entonces, ¿por qué insisten en manipularlos? 


Lo que está claro es que el movimiento surgió con una clara connotación anti PRI o anti Enrique Peña Nieto, pero dejo claro los principios generales que guían su causa: “en esencia, este movimiento busca la democratización de los medios de comunicación, con la finalidad de garantizar información transparente, plural e imparcial para fomentar una consciencia y pensamiento críticos, es por eso que exigimos competencia real en el mercado de medios de comunicación, en particular a lo referente al duopolio televisivo”. 


La causa que guía a los jóvenes universitarios nos incumbe a todos los mexicanos, pero especialmente a los periodistas. Somos corresponsables de las demandas del nuevo movimiento estudiantil. ¿Por qué entonces los periodistas no responden? Primero, porque en México no existe el gremio como tal. He vivido en varios países y en ningún otro he experimentado la soledad y la desunión que existe entre los colegas mexicanos. Ni con violencia, ni con agresiones, ni con decenas de asesinatos, los periodistas logran unirse y formar un solo bloque para tener una voz unánime. Una pena. 


En México hay dos tipos de periodistas: los críticos y los propagandistas. Unos están buscando espacios para publicar verdades ocultas, realidades distorsionadas, mensajes censurados; otros en cambio, tienen todos los espacios para aplaudir las decisiones gubernamentales, para enaltecer cualquier acción del “Señor de Los Pinos”, para escribir los panegíricos a las fuerzas vivas de la nación. 


Los propagandistas se autodenominan periodistas, aunque son en realidad merolicos al servicio del poder en turno. Merolicos porque repiten la propaganda programada para cada espacio, porque trabajan para monopolios y duopolios cuyas “líneas editoriales” (para llamarlo elegantemente) exigen la disciplina del halago fácil, el aplauso palero, la pregunta hecha para exhibir las bondades del personaje. 


Estos merolicos-pseudoperiodistas decidieron desde hace tiempo que iban a apoyar a Enrique Peña Nieto en su cuestionada carrera a la Presidencia. En realidad, quien decidió apoyar a @EPN fueron los dueños de los medios donde trabajan. Por tanto, ellos simplemente acataron, obedecieron y se sometieron cabalmente a la voluntad del jefe, no sin antes mostrar absoluta convicción al respecto. Por tanto, es muy difícil solicitarle a este tipo de informadores, entre comillas, (en realidad su labor es desinformar) que formen parte de la democratización de los medios porque son ellos los representantes de la telecracia de sus grupos, telecracia que incluye: tele, radio y prensa escrita. Sin embargo, los jóvenes fueron sumamente coherentes en sus decisiones y advirtieron: “Peña, la tele es tuya, las calles son nuestras”. Y en las calles han logrado lo que nunca imaginó el estamento político de este país: el despertar de las conciencias. Un plato suculento que todos los candidatos pretenden capitalizar. 


El problema es que la calidad moral de algunos de esos candidatos no permite lugar a dudas: ¿Con qué cara capitalizan las manos sucias del PAN el nuevo movimiento estudiantil si son ellos los continuadores de la época corrupta del PRI? 


Seamos serios: ¿Cómo se atreven los candidatos panistas empezando por Josefina Vázquez Mota a sentirse parte de ese despertar estudiantil y utilizarlo electoralmente? ¿Quién le sugirió o aconsejó rentabilizar las protestas a su favor? Es un error garrafal creer que los estudiantes de las universidades privadas encabezadas por la Ibero son panistas. Lo dudo mucho. 


La inteligencia de los jóvenes no puede permitir sentirse identificados con un partido cuya última política gubernamental fue iniciar una guerra delirante que ha dejado 60 mil muertos y 30 mil desaparecidos; que ha empobrecido más al país, que ha generado millones de desempleados; que ha convertido a México en un país ensangrentado sumido en las tinieblas de la impunidad. El nuevo movimiento estudiantil, la Primavera Mexicana, va bien, pero ha llegado el momento de pasar a las propuestas, es urgente y necesario evitar que sean utilizados por los partidos o candidatos y para ello se requiere toma colectiva de decisiones. Si en verdad quieren generar cambios, los “#YoSoy132” deberán empezar por saber con precisión qué es lo que quieren, cómo y en dónde se ven en el futuro inmediato o a largo plazo; y de que manera van a mejorar a México. Finalmente ese es el objetivo. ¿O no? 

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/28-05-2012/7181. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

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