Ciro Gómez Leyva |
Es raro escuchar a un político expresar que su principal defecto es la vanidad, como lo hizo en Tercer Grado el candidato de Nueva Alianza, y político por tanto, Gabriel Quadri.
Personaje atractivo, y muy vanidoso. Afirmó con presunción de universitario iluminista que es el más preparado de los cuatro candidatos. ¿Más que Peña Nieto en políticas públicas, que López Obrador en manejo de crisis? Pero lo expresó con un convencimiento que casi nos convence.
Tuvo respuestas rápidas para cada pregunta. Las de Elba Esther Gordillo las resolvió con la solvencia del tenista que ha practicada cientos de horas el golpe de revés. Y sin sustituir el análisis con lecciones de moral.
Trató de embaucarnos con la aritmética para hacer creer que dos millones de mexicanos votarán por él. No lo consiguió. Desde su asumida vanidad negó sentirse ninguneado por los adversarios, adelantó el triunfo de Peña Nieto y se reportó listo para escuchar ofertas para sumarse a la… política.
Disertó, polemizó. Fue el único de los cuatro que buscó su cámara cada que tomó la palabra. Me quedo con su obsesiva autoproclama liberal y la narración de la cohesión de su propia familia como logro principal de la campaña de 90 días.
También el miércoles leí una entrevista al padre del “nuevo periodismo”, el octogenario Gay Talese. Decía que las historias de los perdedores son más interesantes que las de los ganadores, aunque sean menos comerciales.
Quadri no es el más preparado de los cuatro del 2012, pero quizá sea tan interesante como cualquiera de ellos. Su drama como personaje es que obtendrá el dos por ciento de los votos y ganará. Entonces perderá interés.
El triunfo, creo, será su ocaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.