Jorge Zepeda Patterson |
En términos prácticos, el gobierno de Calderón y el propio Presidente ha hecho lo mismo. ¿O de que manera podríamos interpretar la andanada de ataques a López Obrador con el pretexto de que sus números no cuadran? El tuit de Calderón durante el propio debate para contradecir al tabasqueño sobre los salarios de los funcionarios podría tomarse como un arrebato visceral, pero ¿qué pensar de la declaración del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, para desautorizar los números de López Obrador? ¿Son inocentes estas intervenciones ante la opinión pública justo cuando las encuestas registran que la distancia entre Peña Nieto y el AMLO se está cerrando?
Durante el debate, Enrique Peña Nieto prometió bajar el precio de la gasolina, y conceder el seguro universal a todos los mexicanos, alimentos en las escuelas y útiles escolares gratuitos. Pero ni Pemex, la SSP o la SEP salieron a argumentar la imposibilidad de financiar tales propuestas con el actual gasto público.
Josefina Vázquez Mota tampoco se quedó corta en promesas difícilmente financiables. ¿Cuánto costaría hacer de Internet un derecho constitucional con carácter universal? ¿Por qué la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no le echa números a lo que fue evidentemente un guiño demagógico e irreal dirigido al votante joven? ¿No se tendría que comenzar por algo tan vital, digamos, como el agua potable para todos los mexicanos? Mucho más utópica e incosteable resulta su promesa de erradicar de manera absoluta la pobreza alimentaria. ¿“Con que ojos” se va a resolver un problema ancestral que ahora aqueja a casi 20 millones de mexicanos?
Es políticamente explicable que el gobierno federal no le reclame a Josefina Vázquez Mota la imposibilidad de fondear tales promesas; después de todo se trata de la candidata del partido en el poder. Pero resulta irónico que no haya ninguna reacción a las propuestas de parte de Enrique Peña Nieto, algunas financieramente inverosímiles. En teoría se trata del candidato puntero, y el que previsiblemente los echará del poder. En cualquier otro país el gobierno dirigiría sus baterías contra aquél que amenaza con desbancarlo. Sólo en México se ataca desde el poder (el PAN) a aquél (AMLO) que se acerca al que podría tumbar (Peña Nieto) al gobierno en el poder (PAN).
La única explicación es la alianza tácita o explícita de Calderón con un próximo gobierno priista. Una interpretación inocente podría llevar a creer que el presidente opta por el mal menor. Es decir, prefiere entregarle la banda presidencial a Peña Nieto que a López Obrador, toda vez que su candidata se encuentra en tercer lugar. Otra interpretación menos generosa podría concluir en un pacto de Calderón con Peña Nieto a cambio de alguna forma de fuero o protección para su ex presidencia. Entre ambas interpretaciones extremas caben, desde luego, cualquier arreglo intermedio.
Lo cierto es que al optar por torpedear las propuestas de López Obrador, el gobierno federal está favoreciendo claramente al puntero, Enrique Peña Nieto. Difícilmente un secretario de Hacienda va a salir de manera espontánea a hacer un señalamiento oficioso para desmentir a un candidato a la presidencia, en plena veda electoral. Imposible creer que no haya recibido la instrucción desde Los Pinos para intervenir, sin ser llamado a cuenta, en un tema tan delicado.
Según la presidencia sólo a AMLO no le cuadran las cuentas. El resto de los candidatos puede prometer convertirnos en Suiza sin que haya reparo en cifras e imposibilidades. A mi juicio las únicas cuentas que Calderón está cuadrando son las de su próximo futuro.
@jorgezepedap
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