miércoles, 15 de agosto de 2012

Raymundo Riva Palacio - "Iván", el misterioso


La cadena de eventos que reflejan la disputa dentro de Los Zetas, comenzó la tarde del lunes 6 de agosto en un hotel en San Luis Potosí capital. Una mujer de 29 años, “María Luisa”, fue al estacionamiento por su automóvil, donde la asesinaron de ocho balazos. Se dijo que fue un intento de robo, pero nada se llevaron. Tampoco hubo resistencia. Fue un crimen, como dijeron medios locales, “a sangre fría”, realizado por dos personas que, a bordo de una motocicleta, la esperaban.




De ella, salvo que era de Coahuila, no se dijo mucho. Se le describió como turista, pero según las autoridades había ido a visitar a su novio a la prisión local, donde se encuentra por delitos relacionados con el narcotráfico. No se ha dicho quién es él, pero el asesinato fue prólogo para ajustes de cuentas en tierras potosinas. Cuatro días después fueron encontrados 14 cuerpos en una camioneta, dos de ellos al menos, originarios también de Coahuila. El secretario de Gobierno potosino, Cándido Ochoa Rojas, dijo que era prematuro relacionar los dos atentados, aunque las líneas de investigación apuntan a la dinámica de acción-reacción.

Las averiguaciones sugieren que las personas asesinadas el jueves probablemente participaron o están relacionadas con quienes ejecutaron el asesinato de “María Luisa”. Los datos de las autoridades, sin embargo, proceden de fuentes extrañas y rodeadas de misterio. La fuente clave es “Iván”, un tamaulipeco que dio al Ejército la información sobre los responsables de la matanza de las 14 personas.

“Iván” no se dice cómplice, sino víctima. Las autoridades dijeron que él era la quinceava persona en esa camioneta, pero sobrevivió porque fingió estar muerto, y que pudo huir cuando la camioneta se detuvo a cargar combustible en una gasolinera, donde unos policías lo llevaron al Hospital Central. La versión tiene sus hoyos negros. Si las 14 personas que iban en la camioneta tenían un balazo en la cabeza, ¿cómo pudo pasar por desapercibido si no tenía un solo balazo en el cuerpo? De hecho, “Iván” sólo está muy golpeado en la cara.

De acuerdo con autoridades, varias personas que se hicieron pasar por Policía Federal llegaron al Hospital Central con armas largas a preguntar por él, pero ni hicieron un intento por llevárselo, ni provocaron incidente alguno. El Ejército lo detuvo en el Hospital, y al interrogarlo, dijeron las autoridades, reveló dónde estaba la casa de seguridad del grupo que supuestamente asesinó a las 14 personas. “Iván” dijo no saber la dirección, pero sí cómo llegar a la casa, donde los militares fueron recibidos con fuego de alto calibre, y hubo muertes y decomisos.

“Iván” aportó datos concretos sobre la división de Los Zetas, de la que se especula hace casi tres meses. De acuerdo con las autoridades, los narcotraficantes con los que se enfrentó el Ejército llegaron a San Luis Potosí procedentes de Coahuila -donde está el cuartel general del cártel-. Llegaron en dos grupos distintos que responden a Miguel Ángel Treviño, el L 40, que opera desde Tamaulipas, y a Iván Velázquez Caballero, el L-50, que lo hace desde Coahuila, enfrentados por el control de Zacatecas y San Luis Potosí, y recientemente aliado del Cártel del Golfo. Si cuando menos una parte de lo que dijo “Iván” es cierta, los 14 muertos recibían órdenes de Velázquez Caballero y, presuntamente, atacaron a personas vinculadas con Treviño. Hasta este momento no está clara la posición de Heriberto Lazcano, El Lazca, quien con Treviño era el jefe de Los Zetas. Ambos están marcados, como se vio en junio cuando aparecieron narcomantas en varios estados donde los acusaban de haber traicionado a otros jefes zetas.

San Luis Potosí parece la herida por donde se están desangrando Los Zetas, que se han convertido en enemigos de gobiernos binacionales y de todos los cárteles. Hoy luchan entre ellos, y producen una espiral de violencia que contagia a la nación. Después de todo, no hay que olvidar, tienen presencia en la mitad del país, y si se empiezan a matar entre ellos, será muy notorio, muy estruendoso y muy sangriento. También lleno de conjeturas y sospechas. “Iván” es la prueba.

raymundo.rivapalacio@24-horas.mx | @rivapa



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