domingo, 14 de octubre de 2012

Fernando Dworak - El músculo de Peña Nieto en la reforma laboral

NOTA DEL EDITOR: Fernando Dworak es licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull, Reino Unido.
Ha sido asesor y secretario técnico de la Comisión de Participación Ciudadana de la LVI Legislatura, y director de Estudios Legislativos de la Secretaría de Gobernación; es coautor del libro "El legislador a examen", y consultor político en los sectores público y privado.

Entre los cambios incluidos en la iniciativa en materia de reforma a la Ley Federal del Trabajo presentada por el presidente Calderón y aprobada la madrugada del pasado sábado en la Cámara de Diputados, se crean nuevas formas de contratación, se autoriza la licencia de paternidad y se legaliza la subcontratación, el trabajo en minas y el que realizan menores de edad.




Aunque casi simbólicos (es decir, se dejaron a decisión de los sindicalizados), se aprobaron algunas medidas en cuanto a democracia sindical.
Esta iniciativa fue presentada por la vía preferente según la reforma política aprobada este año, pero su contexto es particular: la presenta un Ejecutivo saliente durante un periodo de transición excepcionalmente largo ante un Legislativo que fue electo al mismo tiempo que el presidente que entrará en funciones el mes de diciembre.
Y no sólo eso, sino que presenta una propuesta sustantiva y polémica en materia laboral.
En una entrega anterior se especuló sobre la posibilidad de hubiese algún acuerdo entre Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto al pasar una reforma políticamente correcta (la que también presentó en materia de contabilidad gubernamental y que le correspondió dictaminar al Senado como cámara de origen) a cambio de que se modificase la laboral a un margen aceptable para los tricolores.
De esa forma, se concluyó, el Ejecutivo saliente tendría un logro más que presumir y el entrante algo de legitimidad frente a los suyos al detener algunos temas complicados.
Por otra parte también es cierto que Peña Nieto todavía no asume el poder y por lo tanto aún no cuenta con la plenitud de recursos para operar políticamente ante el Congreso.
Sin embargo, ¿qué nos dice la reciente negociación en la Cámara de Diputados sobre los márgenes de maniobra que tendría Peña Nieto frente a los legisladores de su partido y los de sus aliados políticos?
PRIMERA LIMITACIÓN: EL SINDICALISMO MEXICANO
En este espacio se ha hablado cómo el PRI es un partido vertical y corporativista, cuyo objetivo fue mantener el poder a través de una maquinaria que controlaba centralmente tanto las elecciones como las candidaturas.
Por lo anterior, los pactos que se hicieron con sindicatos y agrupaciones campesinas no se basaron en la interlocución, sino en el control.
Gracias a lo anterior, también se comentó que era difícil imaginar una reforma laboral de fondo durante la futura administración de Peña Nieto que no tocase a los sindicatos, haciéndolos más democráticos y competitivos. En breve, era casi imposible imaginar la implementación de reformas estructurales eficaces sin que eso implicase desmantelar al PRI como lo conocemos.
Este supuesto parece confirmarse al leer el dictamen de la iniciativa de Felipe Calderón: quedaron fuera todas las propuestas que pudieran afectar los intereses de los sindicatos.
¿Tendrá Peña Nieto como presidente la capacidad para imponer su línea frente a estos intereses? Aunque anunció que va a apostar por políticas liberalizadoras y las organizaciones gremiales son ya un lastre, es difícil imaginar que renuncie a una de las pocas reservas seguras de votos.
¿CÓMO LEER LAS VOTACIONES?
Otro indicador para interpretar la fuerza de Peña Nieto ante el Congreso es el comportamiento del PRI y sus aliados (PVEM y Panal) durante las votaciones. Si se comportan de manera cohesiva en todos los temas, entonces la operación podría ser suave y predecible al menos en los primeros años del sexenio.
Para tal efecto se calcularon los índices de "Rice Corregido" para cada bancada durante las 16 votaciones que tomó aprobar la iniciativa en materia laboral.
La fórmula es: el número total de votos a favor menos la suma de los votos en contra y las abstenciones, sobre la suma de los votos a favor, en contra y las abstenciones. Si el resultado es 1.0, la bancada es perfectamente disciplinada. En caso de ser 0.5, no son predecibles.
Esta medición no contempla las ausencias al momento de votar, las cuales también pueden decirnos mucho sobre las tácticas de cada legislador frente a una votación polémica.
Esto es, en lugar de verse obligados a tomar una decisión impopular (lo cual puede afectarles a su futuro político si tienen alguna ambición frente a sus distritos) o ser indisciplinados (algo que podría terminar con sus carreras, dado que los partidos definen las listas de candidatos), pueden simplemente salir del Pleno y que su sufragio no sea a favor o en contra.
El resultado para cada grupo parlamentario fue: PRI: 0.9938, PVEM: 0.8684 y Partido Nueva Alianza (Panal): 1.0.
¿Qué significa esto para cada partido? El PRI sólo tuvo cinco votos contra su línea y cinco abstenciones.
Los primeros disensos fueron ante la propuesta de la diputada perredista Martha Lucía Mícher Camarena de restablecer en el dictamen las disposiciones del Ejecutivo en materia de transparencia sindical.
Votó en contra de la línea del PRI y a favor de la propuesta perredista el poblano Jesús Morales Flores, perteneciente al sector campesino. Se abstuvieron Eloy Cantú Segovia, Amira Gricelda Gómez Teume y Aurora Denisse Ugalde Alegría. El resto del grupo parlamentario votó en contra de restablecer en el dictamen lo relacionado a la transparencia sindical.
Otros votos en contra de la línea priista fueron de Patricio Flores Sandoval (votación en lo particular del Título Primero, sobre disposiciones generales), Marco Antonio Barba Mariscal (votación de los artículos reservados del Título Segundo, respecto a relaciones individuales de trabajo), Samuel Gurrión Matías (Título Cuarto, acerca de los derechos y obligaciones de los trabajadores y patrones) y Héctor Gutiérrez de la Garza (artículo 132, en materia de obligaciones patronales).
Las demás abstenciones fueron de Juan Manuel Diez Francos en dos rondas (artículo 132, en materia de obligaciones patronales de reformas al Título Quinto propuestas por el diputado Abraham Montes Alvarado).
Por lo tanto se observa hasta el momento votos muy aislados. Tal vez el único caso que valdría la pena señalar es el voto sobre la propuesta de la diputada Mícher, al que volveremos más adelante.
La cohesión del PVEM fue relativamente baja, e incluso se registran numerosos disensos internos en temas como relaciones y obligaciones de los trabajadores y particulares, trabajo de mujeres y trabajo de menores.
Hubo una votación dividida que no se pudo contabilizar toda vez que no hubo una postura clara del coordinador del grupo parlamentario: Arturo Escobar. Como adelantamos, se trata de la propuesta de restablecer la parte sindical en el dictamen.
Aquí, el grupo parlamentario votó mayoritariamente a favor (22), tres votaron en contra y cuatro se abstuvieron; entre ellos el diputado Escobar.
¿Qué lectura se podría extraer? Que ante una votación sensible el coordinador decidió dejar que sus legisladores votaran libremente, abandonando el Pleno para no comprometerse.
¿Cómo se resolvió esta votación en lo particular sobre la transparencia en los sindicatos? El PAN votó dividido (63 a favor y 19 en contra) y los radicales del PRD salieron del Pleno, dándole la victoria al PRI. Sería interesante ver si el statu quo en materia sindical también forma parte de la agenda de los obradoristas.
Finalmente el Panal actuó totalmente cohesivo y a favor de las posturas del PRI, salvo en la propuesta de la diputada Mícher; sin embargo, se abstuvo en la votación del dictamen en lo general.
¿Qué se puede esperar de la gestión de Peña Nieto y sus resultados? Con la información disponible, tres cosas. La primera, que no hay elementos para saber si va a ir a fondo con reformas que afectarían los intereses de su partido. En segundo lugar, que la operación al interior del grupo parlamentario es eficaz y quizás se permite algo de disenso.
La tercera, que el apoyo de sus aliados políticos no está enteramente garantizado, por lo cual es posible que muchas negociaciones entre estos tres partidos puedan ser arduas. ¿Podrá esto aumentar la capacidad de negociación del PAN o del PRD?



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